Movimiento Boicot a Israel defiende iniciativa: "No es agresiva. Agresivo es usar F-16 para matar en Gaza"
“Tenemos tres mandatos. Finalizar la ocupación, efectiva desde 1967, terminar con el apartheid y la discriminación en contra de los palestinos en Israel. Y el derecho de los palestinos para que puedan retornar”, indican los representantes de este movimiento, que incluye a más de 170 organizaciones sindicales del mundo, y que ha conseguido que artistas como Roger Waters, Lauren Hill y Carlos Santana, entre otros, hayan cancelado conciertos en Israel. Además, especifican que por diversos vínculos diplomáticos y comerciales Chile “es hoy cómplice de lo que hace Israel contra el pueblo palestino”.
“Lo que es agresivo es usar un F-16 para matar personas inocentes en Gaza. Eso es agresivo. Eso es violento. Eso es matar. El usar el boicot es un método no violento. Y estamos usando esto contra Israel por su violación de Derechos Humanos contra los palestinos y contra la ley internacional”, explica a El Dínamo el coordinador General del Comité Nacional del Movimiento BDS, Mahmoud Nawajaa, quien concretó su primera visita a Chile para difundir lo que hace su movimiento.
Boicot, desinversión y sanción, o en inglés “Boycott, Divestment and Sanctions”, son las siglas de esta campaña mundial que hace un llamado a apoyar al pueblo palestino a través de actos o acciones no violentas a empresas, organizaciones, tiendas o instituciones, que a través de sus relaciones comerciales, institucionales o académicas, apoyen el régimen de Apartheid que existe en los territorios palestinos en Medio Oriente.
El boicot en sí, agrega la portavoz nacional de BDS Sudáfrica, Kwara Kekana, no es un concepto ni violento ni nuevo, y que incluso “la conexión y el paralelo es muy fácil de hacer entre el Apartheid en Sudáfrica y el Apartheid en Palestina. Es fácil para la gente en Sudáfrica solidarizar con la gente oprimida en Palestina. Pero también por la relación histórica. El espíritu internacional de solidaridad existe, y este tipo de acciones no están empezando sólo ahora, sino que llevan mucho tiempo. Y parten incluso antes del desmantelamiento del Apartheid en Sudáfrica”.
La situación entre Palestina e Israel no permite muchos matices. Y un comentario reduccionista respecto del conflicto apunta a situaciones derechamente de racismo de ambas partes, lo que se aleja de lo que proponen en BDS. “Algunos dicen que nosotros estamos pensando en ‘sacar’ a Israel. No. Nosotros no. Nosotros buscamos terminar con este régimen de Apartheid o sus prácticas en sí. Cuando Israel termine con estas prácticas, nosotros no seguiremos necesitando hacer estas cosas. Nosotros no hacemos nada en contra de los judíos. Éste es un movimiento anti racista. Tenemos, por ejemplo, a Jewish Voice for Peace con nosotros. Tenemos judíos progresistas junto con el movimiento BDS que lo adoptaron y organizaron. Boicotean a Israel por las prácticas de Israel en contra de los palestinos”, precisa Nawajaa, quien además precisa que el movimiento BDS no propone una solución respecto al Estado en ese lugar. Tienen la convicción de que una vez que se termine la discriminación y respeten los Derechos Humanos de los Palestinos, cuando se termine la ocupación y ese Apartheid, la gente tomará una decisión, sea de uno o dos estados, o lo que sea que determinen.
El foco de este movimiento no es la violencia, y tampoco va en contra de los individuos, como también precisa el Coordinador de Campañas para América Latina del Comité Nacional Palestino del Movimiento BDS, Pedro Charbel.
Sin embargo, también Charbel aborda un polémico incidente que fue vinculado con el movimiento. En agosto del 2015, en el festival de Reggae Rototom Sunsplash, en Benicàssim, cerca de Valencia en el este de España, un grupo de personas que se identificaron con el movimiento (BDS País Valencia) presionaron a la organización del evento para que a su vez que el cantante judío-estadounidense Matisyahu, hiciera un pronunciamiento público en ese evento en favor de Palestina. El músico se negó, y en ese momento se canceló su presentación. El movimiento fue objeto de críticas a nivel mundial, siendo incluso motivo de una editorial del diario El País, que exigió una respuesta de los políticos de ese país “en contra de la discriminación religiosa y política”.
Charbel califica lo ocurrido como “boicot de sentido común”. “Hay campañas de boicot en contra de productos que son producidos en tierras robadas a los indígenas en Brasil, en contra de tiendas que discriminan contra homosexuales. Es una herramienta que la gente utiliza. Y lo que han hecho en España fue una campaña de boicot a un tipo que ellos creían que no tenía nada que ver con el lugar donde iba a tocar, que era un festival de Derechos Humanos, un festival que tiene toda la idea de justicia. Matisyahu, el tipo mismo, no era un caso del movimiento BDS, ya que BDS no es un movimiento de boicot de sentido común. Es un movimiento que tiene un mandato muy claro en contra de la ocupación, el derecho de retorno y en contra de la discriminación de palestinos en Israel y boicotea los vínculos institucionales. El caso de Matisyahu no estaba en este caso”.
Luego, Charbel especifica que el boicot, como herramienta para el movimiento no es utilizado de manera dogmática. “No se boicotea a todo y a todos para dormir tranquilo. No es eso. Es un movimiento político con un objetivo de hacer presión para que Israel cumpla con sus obligaciones para con el Derecho Internacional. Cuando haga eso, el BDS no existe más”.
“Chile es hoy cómplice de lo que hace Israel contra el pueblo palestino”
El 14 de abril Pedro, Mahmoud y Kwara se presentaron en la sede del Congreso Nacional en el contexto de la conferencia “Apartheid: ¿Problema de pocos, solución de muchos?”, encabezada el diputado Patricio Vallespín. Es una de las actividades que encabezaron para comenzar a organizarse en nuestro país. Charbel reconoce que “yo había venido a Chile a finales del 2015. Me encanta mirar que en 4 meses, quizás menos, las cosas están mucho más organizadas. Esto es señal de que el pueblo chileno, la comunidad palestina en Chile, las organizaciones de Derechos Humanos, están involucrados en esta lucha de igualdad, justicia y libertad de Palestina”.
“Estamos atacando al régimen en sí. No Israel porque es Israel. Si este régimen existiera en cualquier otro lado, la gente tiene derecho para ir en contra de las prácticas de ese régimen. Y pueden elegir cualquier método, que pueda ser efectivo, como BDS. BDS es boicotear a estas instituciones que apoyan el régimen represivo , hasta que Israel se apegue a la ley internacional”, agrega Mahmoud.
Por su parte, Kwara asegura que una forma de que la gente pueda sentirse identificada, para que un conflicto tan lejano en términos geográficos pueda ser entendido en nuestro país. “Lo principal es la conexión entre luchas. Puedes pensar que esto es lejano, como el caso sudafricano. La policía militar fue entrenada por fuerzas israelíes. Las armas vinieron de allí. Las luchas estaban conectadas. Hablábamos de liberación en ese momento, y hablamos de liberación ahora. Es cómo aterrizas la lucha. Lo más importante que necesitamos es que, como estas conexiones ya existen, necesitamos hacerlas evidentes, más pronunciadas, destacarlas, como las luchas están conectadas. Sólo necesitamos verlo”.
Y algunos ejemplos, de acuerdo a Charbel, son múltiples, pero por ejemplo cuentan el “boicot académico cultural que la Universidad de Chile tiene con algunas universidades en Israel. Segundo, la compra de armas que Chile hace a Israel. Si uno plantea una solución pacífica a la situación de Palestina, hay que comenzar por no financiar la industria que es responsable de la matanza de palestinos en el 2014, en la franja de Gaza”.
“La industria de vigilancia es otro, como los globos que ya están en algunos sectores de Santiago, que tienen ya oposición de chilenos que sienten que violan su privacidad. Esto viene de Israel, de controlar el pueblo Palestino, todos los aspectos de su vida. O la industria del agua, como tecnología de riego, que desarrolla Israel usando el Apartheid de agua contra palestinos. En Cisjordania ocupada hay dos sistemas de agua distintos, por criterios étnico-raciales. Israel saca el agua de los palestinos y los lleva a colonias ilegales”.
El llamado que hacen es a informarse, y precisan que esto no sólo se trata de no comprar productos, “sino de hacer presión para que las tiendas vendan esos productos. Es un ejercicio de boicot individual, productos como de Ahava, productos cosméticos del Mar muerto, que son territorios ocupados en 1967. O HP, Hewlett Packard que provee servicios que ayudan al Apartheid de Israel, tal como proveía Polaroid al Apartheid en Sudáfrica. Vamos luchando juntos en el movimiento BDS, que es un movimiento global. Es una oportunidad de la gente en Chile para colaborar con la justicia y la libertad”.
Y el conflicto palestino-israelí sonó con fuerza justo antes de la llegada de los representantes mundiales de BDS, después de que Nicolás Copano publicara una columna llamada “Medio Oriente y la verdad a medias”. El tema se volvió motivo de discusión, particularmente en las redes sociales, y también los dirigentes del movimiento y se refirieron al artículo.
Kwara hace presente que en tanto Sudáfrica sufría el Apartheid, muchos viajes de propaganda eran organizados por gente que apoyaba ese régimen, y eran “para periodistas, músicos e intelectuales. El objetivo era quebrar el boicot, y estos viajes nunca llegan al corazón de los barrios donde la opresión era más fuerte. Hoy Israel hace lo mismo. Esperamos que periodistas en Latinoamérica no serán engañados por estas iniciativas”.
Para Mahmoud, el artículo “está lleno de desinformación y prejuicios profundamente racistas. Pero una cosa es verdad, no es un partido de fútbol, y no lo es porque no hay dos equipos jugando, sino un Estado que viola sistemáticamente el Derecho Internacional, un régimen de Apartheid, colonización y ocupación en contra de todo un pueblo”.
Nawajaa recuerda que una poeta palestina, Rafeef Ziadah, indicó que “no celebramos la muerte, enseñamos la vida”, por lo que luego el activista enfatiza que “no hay problema entre culturas o falta de diálogo, lo que falta es la justicia, la libertad y la igualdad. De acuerdo con el Derecho Internacional, Jerusalén oriental es territorio palestino ocupado por Israel en 1967. Es ‘Disneylandia’ religiosa para turistas e israelíes, pero para los palestinos, es la expresión del colonialismo y del Apartheid: los que nacen allá son residentes temporales y no tienen derecho al voto. Los que somos de Cisjordania, palestinos cristianos y musulmanes, no podemos llegar a nuestros sitios religiosos”.
Además, este dirigente palestino hace presente que “Gaza está cercada hace más de 10 años, la gente no tiene acceso a medicamentos, no puede salir, tiene 10 horas de electricidad al día. En 2014, la masacre israelí dejó más de 1.500 personas mueras, 80% de ellas civiles. Los camiones que describe el periodista no corresponden a más de 5% de lo que las personas necesitan. Más de 600 mil personas siguen con sus pertenencias destruidas porque Israel no permite la entrada de recursos para la reconstrucción, y cuando lo hacen, estos son destinados a empresas vinculadas a las violaciones de Derecho Internacional. En los últimos 6 meses centenas de palestinos fueron linchados en las calles en puestos de control por soldados y colonos israelíes”.
Mahmoud concluye que “todos somos personas, sí, y por eso queremos ser tratados como personas, con derechos humanos y dignidad”.