Las críticas de Red Trans Chile al trámite de la Ley de Identidad de Género: “Aún no existimos en este país”
Alejandra Soto, Presidenta de la Organización Trans Amanda Jofré que lucha por los derechos de la comunidad trans, cuestiona que la iniciativa que se ve en el Parlamento exija hacer el trámite de cambio de nombre en un juzgado y no en el Registro Civil, y reitera la importancia de la ley: "Según el carnet, hoy somos hombres, vagos, solteros, y sin carga", dice Soto.
A los 10 años, en su niñez, Alejandra Soto no pudo contener su impulso: se vistió de mujer y fue así al colegio. Iba en Cuarto Básico. Fue el último día en que fue a clases. “La directora dijo que yo revolucioné el colegio y me expulsó. Me mandaron donde mi papá, que me sacó la cresta. Porque bueno, le costó aceptarme”, cuenta Alejandra. Desde ahí en adelante, no pudo re insertarse en otro establecimiento e inició su transición. Así, empezó su largo que camino que hoy la tienen como una de las principales activistas trans de Chile.
Soto es presidenta de la Organización Amanda Jofré y representante de la Red Trans Chile, iniciativas que luchan por los derechos de aquellas personas que se identifican con el sexo opuesto al de su nacimiento, y que, en varios casos, se someten a tratamientos hormonales para cambiar su apariencia de acuerdo al género con el que se identifican. Esto no necesariamente implica que cambien su sexo ni su orientación sexual.
Actualmente, las personas trans tienen un grave problema en Chile: lucen, visten, hablan y viven su día a día con un género, pero su carnet y su nombre reflejan otro. Por eso, desde 2013 se tramita en el Congreso una Ley de Identidad de Género, cuyo objetivo es lograr “una regulación eficaz” para que las personas puedan cambiar su nombre y sexo legal y que esto pueda reflejarse en su carnet de identidad. La iniciativa pasó actualmente a la Comisión de Constitución del Senado y tiene suma urgencia. Sin embargo, hay un punto que molesta a la comunidad trans: el proyecto establece que el trámite debe hacerse en un Juzgado de Familia, y no en el Registro Civil, como sí se hace para el resto de los cambios de nombre.
“Uno no debería ir ante un juez. El trámite debería hacerse en el Registro Civil y ser un trámite administrativo, como lo hace cualquier persona. No somos delincuentes para ir a un juzgado y pagar un abogado solo para cambiarnos el nombre“, explica Soto. “En Colombia, por ejemplo, uno va a una notaría y el trámite es sencillo. En varios países es así. En cambio acá se correría el riesgo de que el juez sea transfóbico y rechace el cambio”, agrega.
La difícil vida trans
Alejandra tuvo que trabajar como mesera, haciendo shows en circos y actualmente corre la misma suerte que la mayoría de las trans: es trabajadora sexual. Aunque no existe un registro oficial de cuántas trans hay en Chile, a que se dedican, ni donde viven, Soto asegura que gran parte de ellas vive en situaciones de pobreza y su esperanza de vida bordea los 35 o 40 años. “Empiezan a acabarse tus posibilidades como trabajadora sexual, no tienes casa propia, no tienes posibilidades de trabajar en otra cosa, entonces muchas terminan en la calle, se alcoholizan, les hacen ataques transfóbicos, las matan, mueren de frío, de hambre o de VIH. O te da un edema pulmonar por los tratamientos e inyecciones”, cuenta.
Soto cree que una Ley de Identidad de Género bien planteada podría ayudar a resolver esta situación. “El principal problema que tenemos hoy por nuestra educación. La mayoría de las trans hemos llegado hasta sexto, séptimo básico. Porque lo que pasa es que tenemos que dejar de estudiar porque cuando nos empezamos a feminizar, nos echan del colegio o por el bullying nos tenemos que ir. Y al no tener estudios, no tenemos profesión, y nuestra única opción es ser trabajadora sexual. Hay algunas que podemos optar a otros trabajos, pero por la foto de carnet, se te dificulta”, dice.
“Si uno pudiese desde el comienzo ocupar el nombre y género con el que nos identificamos, nos ahorraríamos problemas”, enfatiza, y agrega: “No nos reconocen como transexuales. No existimos. Las personas a las que arrendamos departamentos nos cobran el triple porque no imponemos y no tenemos contrato. En la ficha de protección social no sale transexual. Entonces no podemos optar a casas, a viviendas, y a varias cosas que podríamos optar por nuestra condición social. Porque como se supone que el trabajo sexual no es un trabajo, figuramos como hombres vagos, solteros, sin carga y jóvenes. No existimos en este país”.
Durante estas semanas el texto debe ser revisado por la Comisión de Constitución del Senado. El tema de si se permitirá hacer el trámite en el Registro Civil, como demanda la comunidad trans, aún está pendiente.