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12 de Agosto de 2013

La historia del profesor de la UTEM que se transformó en informante de la ANI

Alejandro Hernández era el profesor más cercano a los estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la UTEM, hasta que el 2012 un informe de Contraloría develó su trabajo adicional en la ANI, desatando un vendaval de dudas y temores.

Por Nicolás Sepúlveda
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En los pasillos de la Escuela de Trabajo Social de la UTEM todavía se respira la desconfianza. El escándalo explotó el segundo semestre del año pasado cuando un informe reservado de la Contraloría alertó que uno de los profesores de planta de la casa de estudios estaba contratado al mismo tiempo en la Agencia Nacional de Inteligencia. En la Universidad reconocen que no sabían de la otra actividad de Alejandro Hernández Suárez.

“Él me había dicho que estaba cesante, por lo que me preocupé de darle más horas de clases. Entonces cuando me enteré de esto me sentí engañado, me di cuenta que me estaba mintiendo”, confidencia Rafael Pizarro, Director de la Escuela de Trabajo Social, quien agrega que al enterarse de sus otras actividades le solicitó la renuncia: “Se filtró esta información y a mi me pareció que era incompatible su trabajo en la Agencia con la docencia aquí en la Universidad. Yo tengo que velar porque nadie se sienta inhibido de expresar sus ideas, sean de izquierda o derecha”.

Era julio del 2012 y Hernández abandonaba las cátedras que dictaba en la UTEM. En un comienzo la información se manejó con cautela y nadie supo bien por qué uno de los docentes más cercano a los estudiantes se alejaba del plantel. “En un comienzo los estudiantes me culparon por haberlo echado, él era muy querido”, indica Pizarro.

Uno de los dirigentes estudiantiles de la carrera, quien prefiere mantener su identidad en el anonimato, corrobora la cercanía que el ex profesor tenía con el alumnado: “Sus cátedras de teoría política eran muy interesantes y era uno de los profes más cercanos a nosotros. No se situaba desde la jerarquía. Además se mostraba preocupado de nuestra vida personal y respetaba nuestra forma de pensar. Había más confianza que con otros profesores, ahora me arrepiento de haberle contado algunas cosas”.

Tanta era la cercanía de Hernández, que los estudiantes más politizados de la carrera siempre lo llamaban para que guiara sus tesis. Uno de ellos lo explica así: “Todos lo considerábamos cercano, era el menos amarillo”.

Algunas de las tesis que guió el funcionario de la ANI fueron: “Subversión y Delincuencia. Aproximación al rol del Trabajo Social, frente a la ideología, la hermenéutica y la praxis rebelde”; “El hiphop como espacio de organización  y resistencia de los jóvenes poblacionales” y otros estudios de pre grado relacionados con la organización comunitaria y los centros penitenciarios.

Cuando a fines del segundo semestre se filtró en la comunidad universitaria la real razón del alejamiento de Hernández de la docencia; abundaron los rumores, temores y preguntas. ¿Qué labor cumple el ex profesor en la Agencia Nacional de Inteligencia?

¿Quién es Alejandro Hernández?

En conversación con El Dínamo, el ex profesor universitario reconoce su labor en la ANI, pero descarta ser un agente: “Agente no es un término correcto, porque no está definido así en la ley ni dentro de lo que nosotros como profesionales hacemos”, a lo que agrega que su trabajo se limita a realizar análisis, los que afirma están relacionados con “la prospectiva y análisis estratégico”.

A continuación aclara que sigue ligado a la UTEM: “Yo coordinó el Magíster en el Programa de Estudio de Política Pública, especialmente en lo vinculado con la prospectiva y análisis estratégico, que es lo que yo hago en mi pega”.

Efectivamente, en la Universidad asumen que Hernández continua ligado a la institución: “El señor Alejandro Hernández Suarez se encuentra actualmente contratado a honorarios, ejerciendo como coordinador del Magíster en Políticas Públicas y Seguridad Ciudadana del Programa de Estudios de Políticas Públicas de nuestra Universidad, donde no realiza labores de docencia”, señalan en un comunicado desde el Gabinete de Rectoría UTEM.

/perfil en Blogger

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Hernández se tituló en 1997 de trabajador social en la misma Universidad Tecnológica Metropolitana, UTEM. Su tesis se llamó “La modernidad neoliberal en Chile y la emergencia de una nueva marginalidad”. Desde sus años de estudiante que el ahora ex profesor mostró interés por los temas relacionados con los movimientos sociales, la política y las prácticas de resistencia de los pueblos.

En un blog llamado “Debates y perspectivas, Hernández cita al pensador italiano Antonio Negri para afirmar: “Desde este punto podemos entender la profunda esencia democrática que en su constitución y acción tienen los denominados nuevos movimientos sociales, que en tanto expresión de conflictividad y tensiones propias de la sociedad civil (Arato y Cohen, p572-585), expresarían desde su radicalidad discursiva y sus prácticas políticas cotidianas, más que un rechazo al sistema, una profunda y radical demanda de democratización, la que expresándose desde su particular heterogeneidad se levanta como múltiples resistencias, al mismo tiempo globales y dispersas, a las lógicas homogeneizantes, apolíticas y disciplinantes requeridas por el mercado y su imperio (Negri, p94-95), o quizás, como resistencias biopolíticas al biopoder neoliberal”.

Antes de ejercer como profesor titular de la UTEM, Hernández se desempeñó como trabajador social en la Cárcel de Colina. Recién el 2007 asumió como profesor de planta de la casa de estudios, dictando las cátedras: “Estado y modernidad”, “Movimientos Sociales” y un electivo de “Política Pública”, además de guiar distintas tesis de jóvenes egresados.

Preguntas sin respuestas en la ANI

Fuera de micrófono, en la Agencia Nacional de Inteligencia reconocen que es habitual que sus profesionales se desempeñen a su vez como profesores universitarios, “en instituciones públicas y privadas”.  Además, asumen que el problema de Hernández fue que se encontraba contratado en la UTEM, al mismo tiempo que en la Agencia, lo que gatilló el informe de la Contraloría.

Sin embargo, no entregan respuestas cuando se les consulta sobre el rol específico que cumplen sus profesionales. La “Ley 19.974 Sobre el Sistema de Inteligencia del Estado y Crea la Agencia Nacional de Inteligencia”, menciona que dentro de la planta se contará con 34 profesionales, de un máximo de 125 funcionarios. Eso si, en la normativa nada se dice sobre la labor específica de los profesionales.

Según la ley, los objetivos de la ANI son la producción de inteligencia y la aplicación de medidas de contra inteligencia para “detectar, neutralizar y contrarrestar las acciones de grupos terroristas, nacionales o internacionales, y de organizaciones criminales transnacionales”. Además de proporcionar información directamente al Presidente de la República y coordinar los demás servicios de inteligencia del Estado.

Las dudas

El ex profesor de la UTEM, y actual funcionario de la ANI, no respondió las preguntas que El Dínamo le envió a su correo electrónico, a pesar que fueran solicitadas por él mismo. Las interrogantes hacían referencia a una serie de dudas que se mantienen en la casa de estudios. Por ejemplo, estudiantes y profesores mencionaron fuera de micrófono que Hernández había organizado un grupo de trabajo con tres estudiantes de Trabajo Social para elaborar perfiles de los activistas que operan al interior de la carrera.

Aunque una de las supuestas alumnas que integraría ese grupo de trabajo descartó a este medio que se elaboraran perfiles, si reconoció que trabajó junto a Hernández en actividades paralelas a las meramente académicas, aunque no entregó detalles sobre esa labor.

En la Rectoría de la Universidad señalan que la sorpresa fue mayúscula cuando se enteraron de las actividades de Hernández en la ANI, pero que consideran que “ese es un servicio público como cualquier otro”. En el comunicado oficial que enviaron para esta investigación, aseguran: “Como en cualquier otro caso, no es menester de nuestra institución conocer en detalle el trabajo que desempeñan ya sea en entidades públicas como privadas, las personas vinculadas bajo aquel régimen contractual con nuestra universidad”. Aunque si reconocen que se decidió alejar al ex profesor de las actividades de la docencia por el ruido que generó la información entre estudiantes y docentes.

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