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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Robbie Williams, un sobreviviente del pop

No se trata del rey del pop, no, para eso ya está Michael Jackson y muchos otros, pero sí se le podría rotular como un sobreviviente del pop del siglo XXI.

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Bárbara Alcántara es Periodista especializada en música. Instagram: chicarollinga

Entertainment o más bien entretenimiento, palabra que Robbie Williams (43) usa mucho desde que debutó como solista en 1997 con Life Thru a Lens donde venía incluida “Let me entertain you”, hasta la actualidad con el disco publicado el 2016 y la gira que lo trajo a Chile tras doce años de ausencia, “The Heavy Entertainment Show”.

Un concepto muy bien aplicado a lo que el ex Take That ofrece en un show donde se luce como cantante, con un registro impecable, y como maestro de ceremonias cuyo humor autocrítico atraviesa las aproximadas dos horas que dura el concierto. Frases como “se acuerdan de mí, ¿verdad?”, “esta canción es de cuando era famoso” o “hace años llegué aquí como novio, ahora lo hago como abuelo”, dijo en medio de risas, jugueteos y besos en la boca con chicas del público.

Tipo gladiador del nuevo milenio y listo para dar una batalla sonora, llegó vestido con falda plisada acompañado de una banda compuesta por tres bronces, dos bajistas, dos guitarristas, más batería y teclados; todo amenizado por un cuerpo de baile de seis bailarinas y tres coristas. La jornada comenzó con una adaptación del himno nacional inglés, que lo presentó con frases en la pantalla central asumiendo que había ido a rehabilitación, que efectivamente las drogas y el alcohol lo habían llevado a la oscuridad pero que aquí estaba, estoico.

El setlist hizo un recorrido por todo su catálogo, sonaron éxitos como “Come Undone”, “Millenium”, “Rock DJ”, “Angels” y “Better Man”, la que fue cantada junto a su padre presentado cariñosamente como “it’s my daddy”, quien llegó vestido de traje y humita, muy elegante para la ocasión y visiblemente emocionado por cantar junto a su hijo en un lugar multitudinario al otro lado del mundo.

Los covers igualmente fueron protagonistas, “Freedom” de George Michael y el clásico publicado junto a Nicole Kidman en el 2001, “Something stupid”, –original de Carson & Gaile y popularizada por Frank Sinatra y su hija Nancy— donde subió a la pasarela que atravesaba el centro de la cancha VIP a una seguidora que apretujó en un sillón, le cantó, abrazó y posó para la correspondiente selfie. Muy cercano, lejos de ese personaje algo soberbio que construyó en sus inicios, característica que probablemente era parte de su conocido sarcasmo y que no fue entendida en aquellos tiempos. Hoy se le ve reposado y consecuente con su vida familiar que lo tiene como padre de tres hijos, después de superar trastornos de ansiedad, sobrepeso, pánico escénico y una enfermedad hormonal llamada andropausia.

Uno de los momentos más emotivos llegó con la interpretación de “Feel” del álbum Escapology (2002) donde se proyectó una especie de vía láctea de rayos láser en el cielo del Movistar Arena, audiencia que se vio conmovida ante la interpretación del inglés quien canta con una facilidad envidiable, no se nota mayor esfuerzo ni desgaste.

Lo que sí es evidente es que el hombre tras “No Regrets”, la gran ausente de la noche, aún está vigente y su sitial entre los solistas más populares del último tiempo se mantiene intacto. No se trata del rey del pop, no, para eso ya está Michael Jackson y muchos otros, pero sí se le podría rotular como un sobreviviente del pop del siglo XXI.

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