“Creyentes fervorosos del Che y Neruda”: Gonzalo Rojas explica por qué chilenos son menos católicos
El académico analizó -bajo su particular visión- en qué creen los chilenos a partir de la última encuesta CEP. "Déjame mirar cómo te vistes, qué tatuajes te imprimes y te diré en qué crees", dijo.
“¿Existen de verdad los ateos?“, se preguntó el historiador de derecha Gonzalo Rojas en una columna en El Mercurio, donde revisó las cifras de la última encuesta CEP que muestra una baja sostenida en la cantidad de creyentes y adherentes de la Iglesia Católica.
“Déjame mirar cómo te vistes, qué tatuajes te imprimes, cuáles son tus placeres, qué haces en tu tiempo de descanso y te diré en qué crees“, parte diciendo el académico, afirmando que “no hay” ateos en Chile, “en ninguna parte”.
A su juicio, “lo que existe son creyentes fervorosos en el Che y en Neruda; o en esta o aquella fuerza oculta estampada con tinta en la piel, mediante signos esotéricos; o devotos del sexo y de la droga; o amantes de los deportes extremos, algunos de sus fieles hasta con voto perpetuo. Cada uno con su pequeña religión. La sentencia es certera: ‘El que no cree en Dios, cree en cualquier cosa’“.
También destaca que en los últimos 20 años ha habido una caída de 20 puntos en la cantidad de católicos. “¿Qué puede deducirse a partir de ellos? Que la adhesión a la Iglesia Católica ha crecido cualitativamente, porque quienes la han abandonado tenían una relación tan débil con su fe -¡con su Dios!- que han sido incapaces de superar los dramáticos casos de abusos y se han dejado llevar por el desánimo o el despecho”, dice.
Y agrega que por eso “han comunicado su decisión de no ser ya más católicos y han depurado así, por propia decisión, las filas de una Iglesia a la que no le conviene contar con pertenencias meramente nominales, sino con fieles consecuentes en las buenas y en las muy malas”, destacando que “es en las grandes crisis cuando los números bajan y la fidelidad sube, y por eso mismo, es posible que todavía haya otros tantos que prefieran una travesía por el desierto”.
Rojas también pide reflexionar en “un tema oculto”: “No se pregunta en la encuesta sobre la tan repetida sentencia: ‘todas las religiones son iguales y, por lo tanto, dan lo mismo'”. “Es posible que un porcentaje de quienes se definen como ‘sin denominación’ no se reconozcan a sí mismos simplemente como ateos, sino que suscriban la ilusión por la que daría lo mismo creer o no creer que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, creer o no creer en los sacramentos, creer o no creer en la vida eterna”.
“Pero, si el 76% es capaz de identificarse con una religión concreta, es evidente que la inmensa mayoría implícitamente rechaza todo sincretismo religioso, toda mezcolanza de espiritualidades con sentimientos adobados con unas dosis de misterios”, afirma.
Según el historiador, “esto tiene importancia enorme para las religiones con una fe determinada, una moral concreta, una disciplina específica y unos ritos formalizados: pueden estar seguras de que no sacarían nada con diluir sus mensajes al gusto del consumidor, sino que los deben seguir planteando con claridad y rigor, para el bien de su fieles”.
“Porque, como ha sucedido en tantos otros momentos de la historia, esa es la única manera de conseguir el retorno a la fe verdadera de las multitudes que hoy creen en esta o en aquella moda”, concluye.