Camila José Donoso, directora de Nona: “Hacer una película con mi abuela es una decisión política y radical”
"Nona. Si me mojan, yo los quemo", será estrenada en la principal sección del festival de Rotterdam, donde será la única película chilena en competencia.
Cinco años tardó Camila José Donoso (31) en filmar y editar su tercer largometraje: “Nona. Si me mojan, yo los quemo”. En esta ocasión, la directora quiso hacer un retrato de su abuela, Josefina Ramírez (66), quien se interpreta a sí misma en la película. La producción le trajo una nominación a Tiger, categoría que premia a los cineastas independientes del Festival Internacional de Cine de Rotterdam, uno de los más importantes de Europa y donde Camila es la única chilena en competencia.
Esta es la pieza más íntima de la directora, además de su abuela, su madre tiene un rol secundario y ella también aparece en algunas tomas como nieta. La historia de Nona resulta única: una abuela atípica, dueña de casa, que se autoexilia en Pichilemu tras incendiar con una bomba molotov la camioneta de su ex amante, un hombre que la acosaba constantemente.
Eso es lo que la cineasta destaca de su película. “Hay una situación en Chile de mujeres muy poderosas y de hombres muy planta, que no hacen mucho e intervienen poco. El personaje de Nona es una mujer que toma acciones, algo que para nosotras es necesario ver”, señala.
Al respecto, enfatizó en la importancia que tienen los personajes femeninos en las pantallas, argumentando que “el cine construye imaginarios, entonces si una niña ve a una mujer mayor, de 70 años, quemando la misma camioneta en la que un hombre la acosaba, después podría tener mucha más fuerza para decir que no ante situaciones de abuso”, sostiene.
– ¿Esta es la historia real de tu abuela?
– Es un retrato. La historia que ella cuenta, más la proyección que yo tengo de Josefina. Mi abuela siempre fue una mujer radical. Mientras su marido dormía, ella estaba haciendo barricadas en la calle, así que creo que también es parte de la fantasía de la vejez, de cómo empezar a recordar tu vida. Yo nunca busqué lo verídico, no quise indagar en la verdad. Por eso no es un documental y es ficción, porque para mí la ficción permite una reivindicación de esos cuerpos o personas que no han tenido lugar en el cine o la historia.
La directora ya había trabajado en biografías que ella tilda de “subjetivas”. Su primer largometraje, Naomi Campbel (2013) contaba la historia de Yermen, una mujer transexual que busca su reasignación de sexo. En Casa Roshell (2017), en tanto, relata un espacio donde los hombres pueden ir a travestirse libremente.
En estos casos, las protagonistas también eran cercanas a la cineasta. “La base de las películas que he hecho son la relación que tengo con mis personajes. Siempre trabajo desde ese vínculo afectivo, desde el cariño”, asegura.
– ¿Cómo fue filmar Nona?
– Yo creo que filmar a tu abuela es casi una terapia psicológica que cualquier persona podría hacer. Es una satisfacción muy grande ver el resultado, como también es nostálgico congelar el tiempo. Pero estoy orgullosa. Para mí, hacer una película con tu abuela es una decisión política y radical, en vez de hacerlo con una actriz famosa. Es muy lindo.
– ¿Y qué dice ella ahora que tiene su propia película?
– Se siente orgullosa, dice “soy la actriz protagonista”. Y me encanta, porque ella es una dueña de casa que vive sola en Pichilemu desde hace años, y a mí me gusta esa idea de los no-actores, esos que no estudiaron, aunque para mí, mi abuela es una actriz autodidacta. Siempre la vi como una Betty Davis, una mujer muy poderosa, una musa, y creo que ella también lo descubrió. El rodaje le sirvió para nutrir su propia vejez.
– ¿Cómo ves la industria chilena en temas de género y envejecimiento?
– Creo que falta que seamos más mujeres, aunque también es importante de qué clase social vienen esas mujeres, es súper difícil venir de una baja clase social y hacer películas. Es importante que entren otras personas a narrar y decir las cosas.
– Y esta historia, ¿a quién se la cuentas?
– Obviamente las señoras son mi público porque es la historia de una, pero también las nietas pueden identificar a su abuela en Nona. Hay una generación joven que la puede ver y sentirse identificada, porque están ambas facetas. Es un público amplio, el tema está en cambiar esa percepción de que el cine más arte, más independiente, es de un nicho más pequeño que una historia comercial. Es un paradigma que debería ir cambiando un poco, difícil, pero ojalá.
Este sábado Camila viajará junto a Matías Illanes, director de fotografía de la película a Holanda, donde se realizará el Festival Internacional de Cine de Rotterdam. “Estamos felices con el resultado, no trabajamos con expectativas así que es una sorpresa”, cuenta.