Rumpy: “encuentro la raja que el gobierno de Piñera sea personalista”
El Rumpy no descansa. Cuando no está organizando la tercera versión de su Festival de Cine Rapa Nui, ni retando a presidentes de partido en la televisión abierta -como lo hizo con la presidenta del PPD, Carolina Tohá, a quien le enrostró la derrota de la Concertación y le pidió que fuera a trabajar-, piensa y escribe su próxima película, “Paseo de oficina”, cuyo guión está listo y a la espera de financiamiento.
El Rumpy no descansa. Cuando no está organizando la tercera versión de su Festival de Cine Rapa Nui, ni retando a presidentes de partido en la televisión abierta -como lo hizo con la presidenta del PPD, Carolina Tohá, a quien le enrostró la derrota de la Concertación y le pidió que fuera a trabajar-, piensa y escribe su próxima película, “Paseo de oficina”, cuyo guión está listo y a la espera de financiamiento.
En conversación con El Dínamo, el director de cine habla del chileno que se cree jaguar y que, a fin de cuentas, parece más quiltro -por lo autóctono-; repasa el primer año de gobierno de Sebastián Piñera y señala las deudas que nuestra legislación tiene pendientes con el cine chileno.
“Mi película es sobre una típica empresa chilena -explica el Rumpy-, que fue comprada por un consorcio español y pasa a las grandes ligas. Todo transcurre en el día en que conocen al nuevo dueño, el día del paseo de fin de año”.
-¿Es una sátira?
Es una película que habla un poco del “jaguar de Latinoamérica”. De este Chile que les hace a las empresas estas jornadas tipo “coaching”. Y le habla a la gente sobre conseguir valores comunes, trabajar por el otro.
-¿Has pensado en actores para tu próximo trabajo?
Me gustaría mucho trabajar con Daniel Muñoz. También quiero trabajar de nuevo con Daniel Alcaíno, Fernando Godoy y Mónica Godoy. A Ramón Llao le tengo un personaje claro, pero he aprendido que hay que definir al elenco justo antes de empezar a grabar.
-¿Y cuáles son los estereotipos en los que te basaste para construir al personaje principal?
Todos mis personajes están en Ciudad Empresarial. Me servía ir para ver el vestuario, el look, el pelo, el celular, cómo hablan. Cómo se emborrachan. Después de las seis de la tarde, el mismo hueón que se toma unos pisco sour contigo, en la noche se junta con el guatón del colegio y termina con la corbata para el lado, medio brillosón.
Por ahora, la película está en stand-by. Con el guión escrito. Y de sólo pensar en conseguir financiamiento para rodarla el próximo año, el Rumpy hace sus primeros disparos. Porque, según él, “la cultura en Chile no le importa a nadie”.
-Entonces, ¿cómo evalúas la gestión del ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, para impulsar la industria del cine?
Estamos con la herencia de Paulina Urrutia, que lo único a lo que se dedicó fue a que no la echaran. No le puso identidad, no se la jugó por nada. Entregó el cine con sus peores cifras históricas. Nunca había ido tan poca gente a ver cine, y eso no es culpa de Luciano. Él lleva seis meses. Lo que siento que está haciendo el Consejo de la Cultura es tratar de incorporar a la empresa privada.
También hay que cambiar la ley. Y están investigando cuál es la mejor en Latinoamérica, si la argentina, la colombiana o la mexicana.
Pero el tema del financiamiento siempre es una piedra de tope. Y es ahí cuando el Rumpy se molesta. Porque sabe que el dinero está, aunque invertido en otras partes: “El royalty minero es plata; trazar una carretera es plata; el 7% del cobre que se va a los milicos es plata. Si nosotros decimos que queremos hacer 20 películas, eso cuesta US$ 5 millones”.
Cifra que, según él, no es nada. Que, si tuviéramos una Ley de cine como la argentina, se obtendría del 30% de las ganancias que recaudan las películas más vistas. Pero para eso, alguien tiene que legislar. Y el Rumpy no sabe si hay interesados en hacerlo. “No participo en política -explica-, no hablo de política”.
“Están todos gerenteando”
-Pero igual encaraste a Carolina Tohá en el late show de Aldo Shiappacasse.
Es que en un país donde no se discute, donde no se habla, el locutor es rey. Ni siquiera le dije “eres una floja”. Le dije “perdiste, anda a trabajar, busca pega”, y quedó la cagá.
-¿Qué opinas de la gestión del gobierno de Sebastián Piñera?
Mientras toda la Concertación estaba saboteando a los que venían y turnándose los pocos puestos, la derecha estaba estudiando en Harvard. Y volvieron y están todos gerenteando. Hueones de 30 a 35 años, todos rusios y vestidos bien… puros Enas von Baer y Felipes Kast.
-¿Y son mejor o peor que el gobierno anterior?
Creo que siempre que salga uno y entre otro con más ganas, es bueno. Lo riesgoso es la concentración del poder, que no haya una voz disidente… dónde estamos los que no creemos en el sistema político, por sus vicios. Hay una comunicación ciudadana inexistente, que es súper necesaria. El problema de la derecha es que se ciega por concentrar el poder. Y ahí está la dictadura detrás.
-¿Qué te pareció que Piñera pasara por alto la institucionalidad con el tema de la construcción de una termoeléctrica en Punta de Choros?
Ah, yo lo encuentro la raja. Creo que la democracia no es la solución. Encuentro la raja un gobierno personalista, y un hueón con identidad. Independiente de que esté de acuerdo con Punta de Choros, porque seguramente hay un montón de cosas que tú y yo no tenemos idea que hizo de la misma manera y no estaríamos de acuerdo, pero me gusta que haya un hueón que empiece a mandar.
-¿A pesar de que haya sido una decisión calculada, quizás mirando las encuestas?
Dan lo mismo los mecanismos. Si yo llego a ser Presidente, voy a hacer lo que quiera cada vez que pueda. Obvio, lo mismo hacen todos los gobernantes de este país. Tanto que hablan de la derecha, y a Lagos también le decían que era personalista. Salvador Allende, para qué hablar. Si llegas hasta allá arriba, es para mandar.