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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Maite Orsini y las interminables vacaciones del Frente Amplio

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Francisco Méndez es Periodista, columnista.

Nuevamente Maite Orsini es noticia por cuestiones fuera de la política. Los medios, como era de esperar, esta vez se han enfocado en lo sucedido en sus vacaciones, lo que ha motivado a interminables especulaciones sobre su vida privada, con tal de, una vez más, centrar el debate en las particularidades de los miembros del Frente Amplio antes que en sus labores políticas.

La tarea no ha sido tan difícil para los principales megáfonos ideológicos de la derecha. El que ha sido llamado a ser el nuevo referente del progresismo, no ha hecho nada para opacar o responder a los ataques mediáticos de los diarios y portales de noticias; sus integrantes no han sido capaces de instalar ni un solo tema y, por el contrario, se pelean a través de los mismos megáfonos, alimentando así el discurso de sus adversarios. ¿La razón? Aún no entienden qué hacer ni cómo, porque todavía no tienen claro qué son.

Esto no es una interpretación antojadiza, sino lo que muchos miramos cuando vemos las discusiones de sus parlamentarios. Pamela Jiles cree que el conglomerado tiene una misión, mientras que Gabriel Boric y miembros de Revolución Democrática están convencidos de que su objetivo es totalmente opuesto. Pareciera que nunca llegaron ni a una mínima idea sobre lo que se debía hacer, ni siquiera se sentaron a conversar acerca de lo que cada movimiento y partido quería lograr. Solo querían ser una alternativa a algo sin antes hacerse preguntas sobre qué era lo que significaba esa alternativa.

Pero volvamos al caso particular de Maite Orsini. Como dijimos, los medios de comunicación se han servido de su vida personal para instalar un punto político; se han centrado en sus acciones extraparlamentarias para tratar de hacer de su vida un objetivo ideológico y desacreditar a cada uno de los jóvenes que participa de este proyecto que, si es que entiende qué es lo que es, podrá hacer algo al respecto. Pero, ¿cuál ha sido la respuesta de las filas en las que milita Orsini? Siempre victimizarse, apelar a un feminismo mal formulado, y no entender los flancos que están abriendo al creer que la política no necesita de un ejercicio intelectual más profundo antes de la acción.

¿Por qué digo que hay un feminismo mal formulado? Porque queda la sensación de que todo está mal pensado en el Frente Amplio. El feminismo no se concibe como una lucha por obtener igualdad en todo ámbito con los hombres, incluso-y fundamentalmente- en la libertar a ser imperfectas. Por el contrario, se asume la defensa del género femenino desde un machismo soterrado, tratando de establecer que son intocables; que no son sujetos, sino objetos desvalidos que deben seguir siéndolo, porque en eso, al parecer, consiste el respeto hacia el otro para muchos de quienes forman parte de lo que algunos estamos esperando, desde la izquierda, que funcione más allá que una eterna promesa de cambio.

Es triste que nuevamente comencemos un año así. Es lamentable por la oposición y por quienes la apoyan y esperan algo hacia el futuro. Y es que no aparece por ninguna parte el futuro, todo se ve como presente y peleas chicas sobre las ofensas e individualidades. Todos se detienen a pensar en las personas y no en el proyecto, porque no hay tal proyecto. No hay una mirada realmente de avanzada, solo individuos que quieren reafirmarse como progresistas; que quieren decir las frases más políticamente correctas y estar del lado de un “bien” construido por quienes no han sido capaces de mirar más allá de las ofensas y las formas en que se deben decir cosas para no “incomodar” al otro.

Esto está matando a la izquierda. Los antagonismos reales ya no existen, porque pareciera que lo único que parece importarle a los chicos del Frente Amplio es la lucha entres su burbujas y el exterior. No hay nada más en juego, no han salido a politizar, no han podido ser capaces de ofrecer una universalidad en días en que hay una masa de gente que la encuentra en otros lugares. Y eso, claramente, ha sido un gran alimento para los medios de derecha. No hay nada más simple que desarmar una estructura que está pegada débilmente, sin algo esencial que los una más allá sus ganas de ser parte de algo.

Si bien uno puede hablar del trabajo individual de cada uno de los miembros de este grupo de partidos y movimientos, lo cierto es que no es suficiente si es que pretendes gobernar un país. Por lo mismo es que por más que pueda salir una u otra persona a mostrar las iniciativas legislativas de los integrantes del frente Amplio, lo que realmente preocupa es la falta de una idea central colectiva; una iniciativa común que establezca qué es lo que se propone en todas las áreas, con tal de ser una alternativa concreta, que cuestione estructuras y no solo legisle desde la comodidad de las políticas identitarias. Es urgente algo más. Por lo que el problema no son las vacaciones de Maite Orsini, sino que el Frente Amplio aún no ha llegado de las suyas.

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