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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

La Influencia de Estados Unidos en Medio Oriente

"Rusia duda de la seriedad de la decisión de Washington de retirarse y estima que EEUU está buscando una razón para quedarse en Siria. No obstante, según ha recalcado Moscú 'la comunidad internacional tiene derecho a saber qué pretende hacer EEUU en Siria y sus fronteras'”.

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Rafael Rosell Aiquel es Abogado, Licenciado en Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magister en Ciencias Políticas, experto en Derecho Público y Etica, política internacional con foco en Medio Oriente. Académico Erasmus y Profesor Honoris Causa de National University of Political Studies and Public Administracion de Rumania. Miembro del Foro Académico Permanente América Latina y el Caribe-Unión Europea. FAP ALC-UE.

“Estamos viendo ya un Medio Oriente post-estadounidense”, así expresó el presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) de Estados Unidos, Richard N. Haass, enfatizando que los actores regionales y Rusia están desempeñando un papel más importante en la región.

Haass cree que desde el final de la Guerra Fría, Medio Oriente absorbió gran parte de la energía estadounidense y que sería estratégicamente prudente reducir o corregir la participación en la región, debido al protagonismo de una multiplicidad de todo tipo de actores regionales, como son los sirios, iraníes, saudítas, israelíes y los rusos por su parte.

Actualmente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene una doctrina con respecto a Medio Oriente. Además de rechazar las instituciones multilaterales y los valores liberales en favor del Estado-nación y la política del poder, apoya abandonar el largo papel de su país como árbitro global, especialmente para la inestable región.

Una región que ha sido vulnerable a los efectos perturbadores de la doctrina Trump -después de las tímidas políticas de Barack Obama- y exacerbaron de manera considerable la disfunción de esta zona, abriendo el camino para que Trump introdujera lo que se puede describir como caos.

El mandatario estadounidense planteó tres ejes básicos con relación a Oriente Medio en su campaña presidencial: la alianza con Israel, la lucha contra el terrorismo y la retirada de las tropas de Siria y Afganistán. Esto se ha cumplido de forma rápida y tardía.

Inmediato, por ejemplo, ha sido el apoyo irrestricto y sin límites a las acciones de la extrema derecha israelí: Trump reconoció unilateralmente a Jerusalén como capital de Israel, trasladó la embajada de su país allí y puso fin a los fondos estadounidenses para la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA, por sus siglas en inglés), que apoya a más de cinco millones de refugiados palestinos registrados.

Con respecto a la salida del territorio, el presidente Trump criticó durante mucho tiempo las guerras legadas por sus antecesores. Sin embargo, la retirada, al igual que la intervención, requiere un plan, una estrategia o un marco en el que se ubiquen las acciones de Washington.

La clave kurda y la injerencia en Siria

Pero las acciones de Estados Unidos en Siria especialmente, son una provocación deliberada que alimenta el separatismo entre los kurdos, sometidos a una ofensiva militar turca en el norte del país árabe.

El proyecto de Washington puede ser visto como una grosera injerencia en los asuntos internos de Siria. Estados Unidos busca crear un cuerpo de 30 mil milicianos kurdos en el norte y el este de Siria, a lo largo de las fronteras con Turquía e Irak y al norte del río Éufrates, cerca de la ciudad siria de Deir Ezzor.

Sin embargo, Rusia y Siria creen que se trata de un plan para derrocar al presidente sirio, Bashar al-Asad, y Turquía lo ve como una amenaza a su soberanía por el fortalecimiento de los kurdos.

El líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), Abdolá Ocalan, también colaboró en el diseño de la política de Estados Unidos en Siria, sugiriendo a Washington establecer un ejército y un nuevo Estado kurdo en el norte del país árabe y formulando recomendaciones para “remodelar toda la región”

Tras abandonar Siria y desplegarse en Irak, Estados Unidos seguirá trabajando para crear un Estado independiente kurdo con la ayuda de Israel.

Tanto Washington como Tel Aviv quieren tener un Estado kurdo entre Siria, Turquía, Irán e Irak para mantenerlo en un constante conflicto y así Israel seguir con la usurpación del territorio palestino.

La retirada de la que habla Estados Unidos en este momento no son más que pasos tácticos para ganar tiempo y por esta razón es que pretende trasladar sus tropas a Irak. Desde allí puede seguir haciendo exactamente lo mismo, pero sin el riesgo de una confrontación mayor con Turquía, debido a que Ankara advirtió que los soldados estadounidenses se convertirán en objetivo de los ataques de Turquía, si no ‘dejan de apoyar a los terroristas’ en el norte de Siria, en plena referencia a las fuerzas kurdas.

En referencia a los intentos de Washington por establecer un nuevo Estado kurdo en el norte de Siria con el que comparte más de 900 kilómetros de frontera, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, advirtió de que cualquier esfuerzo para llegar a este objetivo será inútil.

Pero mientras Israel no permita a Estados Unidos retirarse de Siria, va a mantener la invasión del país árabe y desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó la retirada de sus tropas de Siria a mediados de diciembre no se ha anunciado, sin embargo, ningún calendario claro de repliegue.

Rusia, por su parte, duda de la seriedad de la decisión de Washington de retirarse y estima que Estados Unidos está buscando una razón para quedarse en Siria. No obstante, según ha recalcado Moscú “la comunidad internacional tiene derecho a saber qué pretende hacer Estados Unidos en Siria y sus fronteras”.

Por lo tanto, un Medio Oriente post-estadounidense está lejos todavía.

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