Día 3 de Lollapalooza 2019: la tercera es la vencida
“Hace tiempo que una artista no me impactaba de esta manera” se escuchaba entre el público. El comentario era en referencia a la irrupción de Rosalía en un escenario que convocó a mucha gente.
El 2013 los lectores de la revista NME los eligió como el mejor show en vivo del año. Se trata de Foals, agrupación inglesa que llegó hasta el festival con su reciente sexto disco “Everything not saved will be lost” el cual ya se posiciona como uno de los mejores del 2019, cuya carátula fue la inspiración para la visual que los de Oxford usaron a lo largo de todo su show en el Parque O’Higgins. Sólidos y sin mayores estímulos que su música la banda demostró por qué la mencionada revista los seleccionó dentro de aquella categoría. Esta, su cuarta vez en Chile, Yannis Philippakis y compañía desbordaron de energía y rock electrónico a una audiencia que se alistaba para la gran revelación del 2018, Rosalía.
“Hace tiempo que una artista no me impactaba de esta manera” se escuchaba entre el público. El comentario era en referencia a la irrupción de la creadora de “El mal querer” (2018) en un escenario que convocó a mucha gente. Otro fenómeno del trap causaba sus estragos, pero aquí con justa razón. La cantautora de 25 años es dueña de un talento sorprendente, su puesta en escena está de compuesta de una plataforma donde se le puede ver a ella, empoderada, vestida con una faldita y un peto fucsia, uñas larguísimas doradas y accesorios del mismo color, mucho “bling bling”. La acompañan seis bailarinas vestidas de blanco, un coro de cuatro personas y un tecladista que se intercambia las teclas por percusiones. La catalana es dueña de un vozarrón potente, característico de quienes interpretan el flamenco al otro lado del charco, esto lo fusiona con ritmos urbanos y bailes poperos. Su concepto es original y los momentos en que cantó a capela dejan ver que es de verdad. Única y hechizante.
Hechizo femenino que permanecería en el mismo escenario porque minutos más tarde la guitarra eléctrica de St. Vincent arrojaría seducción a quienes presenciaron, también, uno de los mejores shows del festival. Annie Clarck (36) juega a ser una muñeca de caja musical pero vestida tipo dominatriz, con bucaneras de látex y coderas de animal print. Con visuales provocadoras y coloridas; su estampa es todo lo que se ve en el escenario además de las guitarras que se cambia en cada canción, en las que da rienda suelta a su histrionismo y manejo del instrumento de seis cuerdas. Suena nítida y poderosa y las canciones de “Masseduction”, su elogiado disco del 2017, adquieren vida propia gracias a una interpretación sólida, rockera e irónica.
El cierre de la noche llegó de la mano de los Arctic Monkeys, la agrupación inglesa se presentó así, a secas, Monkeys. Sin palabras, Alex Turner y compañía hicieron su pulcro trabajo entregando el mejor cierre de la jornada, con un show serio y profesional. El vigor en la batería de Matt Helders resguardó al resto de la banda que contó con tres músicos de apoyo. Por momentos mostraron un despliegue de siete personas sobre el escenario logrando un sonido perfecto, tanto en canciones de su primera etapa como “I bet you look good on the dance floor” o “Dancing Shoes” como también de su disco “AM” (2013) o de “Tranquility Base Hotel & Casino” (2018). Llegado ese momento, el de interpretar los temas de su reposado último disco Turner se movía entre teclados vintage para lograr los sonidos setenteros que le imprimieron al reciente álbum. Una banda que el 2012 debutó en este festival y que hoy los tiene como cabeza de cartel y una evolución sonora y estilística inimaginable, además de la consolidación de su líder como un crooner de las nuevas generaciones. Se veía venir, ayer fue un día en donde cada show superó las expectativas con presentaciones impecables. La tercera jornada de Lollapalooza 2019, sin duda fue la vencedora.