Las razones de un viaje presidencial a Palestina ¿Un mensajero para la libertad?
"¿Cuál será el discurso frente a los palestinos?, ¿dirá algo ante el anunciado “acuerdo del siglo” del Presidente Trump?, ¿o de las negociaciones que se realizan en Bahrein?. Ambos intentos de alcanzar un acuerdo sin el consentimiento de los propios despojados de sus tierras".
Jaime Abedrapo es Director de la Escuela de Gobierno de la USS
Las razones del Presidente Piñera para ir nuevamente a Palestina pueden ser variadas, pero recordemos que fue el primer Presidente chileno en visita oficial a Tierra Santa (2011), reconociendo a Palestina como un Estado, siendo ello consistente con la política exterior de Chile, la cual fija su posición en materia de conflictos internacionales desde la perspectiva del derecho internacional y la promoción de los derechos humanos.
Ciertamente el contexto político en Latinoamérica y el mundo ha cambiado desde el primer período del Presidente Piñera, lo cual abre interrogantes respecto a la posición que el Presidente adoptará en sus declaraciones y actos simbólicos propios de un viaje de estas características, tales como los lugares a los cuales visitará, con quién se entrevistará, y finalmente cual será el tono que utilizará en los encuentros con las autoridades de Israel y Palestina.
Lo anterior está por verse, y posiblemente cada acción del Presidente en la visita a Palestina e Israel tendrá una amplia difusión en los medios de comunicación a nivel nacional como internacional, sin embargo, entreguemos algunos elementos del contexto en el cual se encuentra el pueblo palestino.
Fueron las propias Naciones Unidas las que recomendaron la partición de Palestina el año 1947, y es la misma organización la que hasta hoy no ha podido brindar las condiciones para que los palestinos terminen de sufrir la ocupación militar israelí. En efecto, han transcurrido más de 71 años desde la creación de Israel y este sigue anexando territorio palestino por medio de asentamientos (superando hoy los 650.000 colonos). Ello en contradicción a todas las resoluciones de Naciones Unidas, mientras que Palestina no ha conseguido su derecho a la autodeterminación. Frente a ese escenario, ¿qué mensaje llevará el Presidente hasta esas latitudes?
Desde la perspectiva del derecho internacional no cabe mostrarse neutral ante un conflicto en que una de las partes no consigue su libertad, si es que el derecho internacional y el derecho internacional de los derechos humanos es la guía para la acción internacional, que por cierto no es el referente del Presidente Trump, quien ha intentado acercamientos con el Presidente Piñera.
En otro sentido, si la gira pretende sacar ventajas a intereses de carácter comercial, su estrategia podría ser percibida como un distanciamiento por parte de Chile de la defensa de la persona humana que soporta violaciones sistemáticas a los derechos más fundamentales, las cuales están acreditadas por distintos órganos del sistema de Naciones Unidas, desde la UNICEF hasta Consejo de Derechos Humanos, pasando por la Asamblea General, entre muchos otros.
Por último, si el Presidente intentara quedar bien con ambos muy posiblemente no quede bien con nadie, ya que es complejo hablar de comercio con Israel y omitir la necesidad de que respeten los derechos humanos más elementales en Palestina, mientras que muy posiblemente el Primer Ministro Netanyahu aspire a que el Mandatario chileno realice algún guiño en favor a Jerusalén como su capital, cuestión que es contraria al derecho internacional. Además, Tel Aviv buscará estrechar lazos económicos con Chile a través una cantidad importante de firmas de acuerdos de intercambio comercial y tecnológico.
En dicho contexto, ¿Cuál será el discurso frente a los palestinos?, ¿dirá algo ante el anunciado “acuerdo del siglo” del Presidente Trump?, ¿o de las negociaciones que se realizan en Bahrein?. Ambos intentos de alcanzar un acuerdo sin el consentimiento de los propios despojados de sus tierras, los palestinos.
En definitiva, la gira por Palestina / Israel no es un mero viaje protocolar, sobre todo en momentos que en el mundo tienden a prevalecer las tesis de los halcones, actores que relativizan los acuerdos internacionales más relevantes para la estabilidad mundial, es decir, las normas que anteponen la defensa de la dignidad humana a cualquier otro interés nacional.
Chile posiblemente no tenga la capacidad de tener injerencia en la libertad definitiva de los palestinos, pero es de esperar que la consistencia de la política exterior de Chile que ha sido sinónimo de un prestigio obtenido a través de actos apegados al derecho internacional desde hace décadas, no quede en cuestión después de esta visita a Tierra Santa. Es más, un reconocimiento explícito de Chile a una Palestina con las fronteras de 1967 sería una inyección de esperanza.