Como buitres: TVN y el caso de Fernanda Maciel
Fernanda sigue siendo expuesta en los medios, destacando sus selfies más atractivas, con matinales opinando a destajo sobre su vida.
Karen Denisse Vergara Sánchez es Periodista e investigadora en temáticas de género y violencia
No aprendimos nada. Poco más de tres años han transcurrido del brutal ataque con intención femicida que recibió Nabila Rifo y que cambió su vida para siempre, y los medios siguen cayendo en los mismos errores de antaño. Errores que se transforman en nuevas violencias que esta vez operan contra la familia y entorno más cercano de Fernanda Maciel, recientemente encontrada, tras año y medio de búsqueda, en el último lugar donde se le vio con vida.
Este jueves fue emitida en 24 Horas, una nota dedicada al perfil psicológico de Maciel (detallado en un informe criminalístico forense), al cual habría tenido acceso TVN de manera extraoficial. Se muestran fotografías de la víctima, posiblemente sustraídas de sus redes sociales, y se presenta a través de dos profesionales, la psicóloga Pamela Lagos y Mauricio Valdivia, Doctor en Psicología de la UNAB, algunas conjeturas sobre el comportamiento cotidiano de la joven, y como este “pudo” haberla expuesto frente a sujetos como Felipe Rojas.
La nota de TVN ahonda en la personalidad de Fernanda, su relación con familiares, incluso su coeficiente intelectual, para intentar establecer una conexión entre su asesinato y su forma de enfrentar el mundo, presentándonos una víctima con la cual el resto de las mujeres podría no sentirse identificada; primer paso para desproveer de humanidad su figura, haciéndonos creer que ese tipo de hechos son ajenos a nuestras propias experiencias de vida, aún cuando la tasa de femicidios en nuestro país y de violencia contra las mujeres, sigue al alza.
Dos ex parejas del supuesto asesino han señalado que lo denunciaron por violencia y amenazas de muerte anteriormente, sin embargo este seguía libre, demostrándonos como la justicia en Chile es ciega, sorda y muda para las víctimas. Fue una de las primeras fallas del sistema, junto con esa búsqueda tan poco exhaustiva por parte de las policías, que permitió que el cuerpo de Fernanda permaneciera casi al lado de su casa, cuando su familia esperaba desesperadamente nuevas diligencias.
Pamela Lagos, en esa nota, dice que no intenta justificar el ataque a la víctima, pero hace hincapié en su vulnerabilidad, en su situación socioeconómica y en su carácter. Ella debería saber que como profesional su opinión es escuchada y genera reacciones en quienes la siguen, o que al menos la identifican por su carrera en televisión. Personas a las cuales tendenciosamente incita a emitir juicios de valor, refiriéndose a peritajes que deberían estar bajo absoluto resguardo de los medios de comunicación.
“¿Por qué una mujer embarazada saldría sola por la tarde?” se preguntan en esta nota, porque se sabe que una mujer embarazada no puede salir de su casa, y debe cumplir con ciertos estándares para ser considerada como una “buena víctima”, algo que el morbo, la exposición de su caso y el hostigamiento hacia su familia han intentado demostrar con creces. Fernanda sigue siendo expuesta en los medios, destacando sus selfies más atractivas, con matinales opinando a destajo sobre su vida, sexualidad y entorno.
Buitres. No existe otro término para designar a quienes buscan lucrar con el clickbait o el rating a costa de familias que no tienen acceso al resguardo de su privacidad. Cubro tu caso y me regocijo en tu dolor, en tus ojos llorosos, expongo a tu hija, mapeo su rostro mediante decenas de fotografías sustraídas de sus redes sociales, elaboro conjeturas sobre su muerte, revelo los peritajes que describen su personalidad. Me creo el cuento del periodista enfrentado a la novela negra, y no distingo realidad de ficción para exponer a una joven, que como muchas de nosotras se vio enfrentada a la vida, y en su camino a un hombre que quiso hacerle daño.
Ya en 2016, junto a la investigadora Cecilia Ananías, levantábamos alertas sobre la forma en que los medios de comunicación están cubriendo los femicidios en nuestro país, encontrando una marcada obsesión por los relatos sangrientos, que en nada aportan a la información sobre estos hechos, y teniendo claro privilegio por las víctimas de menos recursos y hegemónicamente bellas, quienes terminan siendo exhibidas, como lo señala Rita Segato, de manera vertical en los artículos e imágenes: en una posición pasiva, donde podemos seguir transformando a una muerta en un objeto de consumo para los espectadores.
El error que más imperó fue la falta de contextualización (77,1% de las noticias analizadas). Esto indica que los periodistas no proporcionan herramientas de ayuda a otras víctimas. Se limitan a basarse en relatos policiales, anécdotas de familiares o vecinos. Por ende, no existe una explicación sobre por qué ocurre la violencia contra la mujer ni cuáles son las señales de alerta. No hay una concientización de la población y mucho menos prevención de esta. Es importante estudiar cómo estos medios construyen noticias sobre violencia contra la mujer, porque junto a la escuela y la sociedad, son forjadores de opinión y de nuestra noción de mundo.
En esta investigación, y a través de ONG Amaranta, elaboramos 6 recomendaciones para los medios de comunicación a la hora de cubrir este tipo de hechos.
No queremos más tratamientos informativos como el ocurrido con la desaparición de las niñas de Alto Hospicio, no queremos otro informe ginecológico revelado en horario matinal como en el caso de Nabila Rifo. Las víctimas merecen respeto y su intimidad debería ser resguardada, así como las conjeturas que en nada aportan a lo que les sucedió y solo estigmatizan y dañan más.