El regreso de Andrés Wood: “Me costó encontrar otra historia que me pareciera relevante”
Su película Araña, la primera después de ocho años, fue elegida para representar a Chile en los premios Goya y Oscar 2020.
Ocho años tuvieron que pasar para que Andrés Wood volviera a la primera línea del cine nacional, en esta oportunidad con Araña.
La película, que cuenta con un elenco liderado por el chileno Marcelo Alonso y la española María Valverde, cuenta la historia de ex integrantes de Patria y Libertad.
El grupo nacionalista de ultraderecha, a través de conspiraciones, crímenes y traiciones buscaba derrocar al gobierno de Salvador Allende. Es así como Inés, junto a su marido Justo y el mejor amigo de ambos, Gerardo, quienes además de protagonizar un triángulo amoroso, se ven envueltos un crimen político que cambia la historia del país y de paso los envuelve en una gran traición que los separa para siempre.
Con ese argumento, Araña se estrenó hace unas semanas en los cines nacionales y, este martes, fue elegida para representar a nuestro país en la carrera por los premios Goya y Oscar del año 2020.
Andres Wood conversó con EL DÍNAMO sobre su nuevo proyecto, este nuevo desafío que enfrentará y sobre el presente del cine chileno.
-Venías llegando de Canadá y te topas con esta noticia, ¿cómo te tomas que Araña represente a Chile en la carrera por los premios Goya y los Oscar?
-Contento, primero que nada, pero a la vez con harta responsabilidad porque hay que hacer un montón de trabajo. Pero contento que la haya elegido una comisión amplia de gente de la industria, entonces eso le da valor. Y segundo, también es una oportunidad para Araña y tratar de seguir posicionando el cine chileno, independiente de que, obviamente, es muy difícil. Lo que hay que hacer tiene ciencia y no tanta, hay que lograr que la gente vea la película. Eso es lo principal, son públicos determinados que hay que lograr hacerlo en esta nueva era digital, espero que sea más fácil comunicar y tener ubicados a guiarlos. Visibilizar la película y ojalá acompañarla en el sentido de poder conversar sobre ella, que esté en los medios, en la prensa, porque tampoco es tanta gente la que vota.
-¿Cómo calificarías tu trabajo en Araña? En entrevista con La Tercera hace algunas semanas aseguraste que empatizar con los personajes fue una de las cosas más difíciles de lograr…
-Esta es una película desafiante en ese sentido, para los creadores y para los que la ven. Hay gente que le da mucho valor a eso y otra que no. De alguna manera pienso que es una lectura profunda de la película y realmente mirándola, evidentemente son personajes que yo no comulgo con su pensamiento y con su accionar, pero a la vez, les doy espacio para que tengan una vida para que sean abuelos, para que sean padres, esposos, para que sean amantes, para que crean en el amor, en ideales. Es una película provocadora, incómoda para mi gusto. No necesariamente uno tiene que ir al cine a buscar tanto confort y, creo, de alguna manera gatilla ciertas cosas de incomodidad que a mí me parecen interesantes.
-Llevabas ocho años sin estrenar una película, ¿por qué tomarse este tiempo entre un filme y otro?
-Principalmente porque me costó encontrar otra historia que me pareciera relevante de llevarla al cine, que es un cuestionamiento con lo difícil que está llegar al cine y que vaya gente. Segundo, porque también hice televisión, hice Ecos del Desierto y Ramona, y esas series me chuparon más que un largometraje porque son más páginas de lectura y más tiempo de rodaje. Claro, son otros formatos pero también requieren tiempo. Además, me gano la vida haciendo publicidad.
-Araña abarca a un grupo ultraderechista como Patria y Libertad, pero en los últimos años hemos visto crecer a movimientos nacionalistas no solo en Chile sino también en el mundo. ¿Cómo ves este escenario?
-
Sí, la película en ese sentido es súper contingente. Nosotros la partimos escribiendo antes de Bolsonaro, antes de Trump, entonces de alguna manera se fue desenvolviendo este nacionalismo que se respiraba. Pero, pienso que la película apela a lo contingente, porque estamos en un momento nosotros también tironeados por ese pensamiento, por esas ideas. Tenemos un líder que no tiene problemas en defender a Bolsonaro y ocupar un escudo, un símbolo de un grupo de ultraderecha como fue Avanzada Nacional, con ex DINA ahí metidos, entonces no estamos tan lejos. Pienso que la película apela también a otra cosa, a esa raíz o a esa fibra nacionalista que todos tenemos en algún lado y que finalmente los argumentos cuando le das el espacio para que esos argumentos a veces no te parecen tan locos, tan irracionales. La película siento que se maneja sobre un espacio donde uno no sabe bien lo que te quieren decir.
-Tu trabajo se relaciona mucho con la historia de nuestro país. Lo vemos reflejado en producciones como “Machuca”, “Violeta”, “Araña” y también en series como “Ramona” y “Ecos del Desierto”. ¿Por qué te has dedicado a abarcar estos temas y no otros?
-No sé, la verdad es que eso es para el psicoanálisis, jajaja. No lo tengo tan claro, pero si me pasa que tengo una personalidad melancólica, hay algo en el pasado que sucede y que creo que nos marca. Hay heridas que están muy abiertas, no solo las evidentes como DD.HH., sino que la estructura social y el clasismo en este país, una cantidad de cosas que nos definen. También cosas positivas. Veo que muchas cosas se pueden explicar a través de revisar la historia. En Araña, en particular, teniendo tan claro eso, ponemos a los personajes hoy día, la película es desde hoy día, el anclaje es de hoy día, y no es como Machuca que es en el pasado.
-¿Qué otros hechos te gustaría abordar en futuras producciones?
-Yo creo que hay mucho hecho, pero también me dan ganas de liberarme. Es una mezcla, siempre trato de salirme de lo último que hice y buscar otra cosa. Me ha llegado lo histórico-político, pero no sé… No sabría decirte ahora y no te lo diría, jajaja. Hay personajes, hay historias, pero sería interesante… Hay cosas que están pasando hoy día que cuesta descifrar. Así como fuimos capaces de descifrar este descontento nacionalista que se traduce en una respuesta nacionalista o de miedo frente al desconocimiento y a la incertidumbre en la que estamos hoy día, también siento que hay cosas que me tienen sin respuesta y que sería importante indagar. Más en el futuro que en el pasado.
-¿Cómo viste la evolución del cine chileno en los últimos años? Por ejemplo, el triunfo de Historia de un Oso y Una Mujer Fantástica en los Oscar.
-Esos son los pináculos de una generación que salieron de escuelas de cine de acá, hay un montón de gente, de talento. Habían cuatro películas en Venecia, una obtuvo un premio a un director joven, habían cinco películas en Toronto, estaba Pablo Larraín en la Selección Oficial en Venecia… O sea, ha habido una generación más joven que yo y que han movido la vara mucho más alta. Eso ha sido un trabajo de todos, en el sentido de que los gremios se han organizado más, nació Cinema Chile que ha sido importante en la imagen del cine chileno. Por otro lado, el Estado se ha organizado, pese a que siento que aún no hay una decisión real de apoyar a la industria, pero sí hay una intención de alguna manera que es transversal, no es algo de izquierda o derecha, antes era la derecha está en contra del cine pero ya no… Entonces creo que ha cambiado mucho la estructura, pero sí también el mercado ha cambiado, se ha puesto muy competitivo y es un poder monolítico y monopólico, o monosónico si se quiere decir con respecto a la oferta. Finalmente hay mucho desafío con respecto a eso y no muchas soluciones.
-¿Te sientes con cierta presión de superar esta “vara”?
-Sí y no. Siento la presión de hacer todo lo posible para que llegue lo más lejos, pero también el hecho de que películas compitan ya tiene algo poco orgánico, es raro, es como hacer competir a cuadros. Creo que hay un grado de subjetividad, pero uno tiene que aceptar que hay muchos factores: sociales, políticos, de fortuna… Y eso está metido en el proceso, entonces lo único que uno puede hacer y, ahí tiene sentido, que la película tenga la mejor vitrina posible, que la vea la mayor cantidad de gente posible, defenderla al máximo y defender con eso el cine chileno. Ese es el objetivo principalmente.
-¿Cómo te tomas la decisión de BancoEstado de recortar el financiamiento al cine chileno?
-El cine chileno se ha desarrollado, la marca se ha desarollado. La misma ministra de Cultura decía que la imagen de Chile también está pasando por el cine muy potentemente. Se exporta una mirada, una manera inteligente de desenvolver conflictos, el paisaje… Es interesante, cuando uno exporta es porque se muestra. Entonces, es curioso para mí que hace 15 años nos buscaban en un estado mucho más embrionario y subdesarrollado del cine, y ahora no quieren apoyar. Hay una medición extraña de ellos, que creo que corresponde a un sesgo de maneras de ver la vida, que corresponde, quizás, a la persona que está a cargo de tomar esa decisión hoy día. Pero no creo que corresponda a una decisión estatal o de la sociedad. De hecho, esto efectivamente es importante para nosotros porque somos una industria muy precaria, pero no es nada, no vas a mover una industria con 200 millones de pesos, pero son signos y van sumándose. Eso se ha sumado a la disminución de los fondos del CNTV del no crecimiento de los fondos concursables para el audiovisual…