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28 de Septiembre de 2019

Las platas descienden: la espiral de pérdidas que complica a la U

En sus memorias anuales entregadas a la CMF la concesionaria Azul Azul ha dado cuenta de toda su trayectoria financiera, con momentos de gloria como el período 2010-2013 y de serias dificultades como en 2016.

Por Sebastián Dote
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La U está pasando por uno de los momentos más complicados de la última década, ya que además de estar luchando por no descender a la Primera B también debe afrontar complicaciones económicas, las que incluso llevaron a situaciones insólitas y burlescas para la institución universitaria.

El llamado “caso shampoo” reflejó por completo el presente del equipo administrado por la concesionaria Azul Azul, el que está buscando todos los caminos para disminuir los costos y hacer que los números dejen de ser rojos.

Lo cierto es que tras la llegada de la sociedad anónima en 2007 el equipo ha sabido más de pérdidas que de ganancias, lo que ha obligado a aplicar políticas de austeridad y otro tipo de medidas. De hecho, para este 2019, el directorio analizaba pedir un aumento de capital que serviría para frenar la deuda que arrastra la institución.

Las memorias anuales entregadas por Azul Azul a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) muestran la espiral de saldo negativo tiene períodos marcados directamente con el momento deportivo del equipo.

El inicio de Azul Azul (2007-2009)

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El plantel celebrando el título del Apertura 2009. (Foto: U. de Chile)

La concesionaria tomó la Universidad de Chile en el año 2007, esto luego que el equipo pasara por un proceso de quiebra durante 2006.

En sus inicios, la participación mayoritaria de la sociedad la tenía Inversiones Alpes Limitada, la que está ligada a Carlos Heller. Todo comenzó con un 18% y fue creciendo hasta llegar al actual 63,07%, porcentaje que le permitió al empresario ocupar la presidencia entre 2014 hasta principios de este año, cuando dejó el cargo sin desprenderse de sus acciones.

En su memoria de 2008  el club no tuvo ganancias, pero estableció que las pérdidas “han sido inferiores a las presupuestadas inicialmente”. De hecho, en ese año se perdieron $343 millones, mucho menos de los $444 millones del inicio. En este caso la mayoría del saldo negativo vino de los gastos asociados al inicio de la concesión.

Para 2009, en tanto, también se registraron pérdidas, pero con un incremento de ingresos que alcanzó los $7.055.177.000, más de un 50% en comparación al período anterior. En aquellos años el equipo se quedó con el Torneo de Apertura y tuvo a figuras deportivas como el argentino Walter Montillo.

La gloria y los números azules (2010-2013)

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Los ex presidentes de la concesionaria José Yuraszeck y Federico Valdés celebrando el título de la Sudamericana. (Foto: Agencia Uno)

El inicio de la nueva década fue muy positivo para la U.

Una seguidilla de campeonatos ganados y la histórica Copa Sudamericana obtenida en 2011 fueron claves para que la concesionaria pudiera celebrar tanto en la cancha como en el área financiera.

En 2010, con cuatro años de existencia, Azul Azul señaló que al fin lograba equilibrar sus balance. Durante ese año las ganancias alcanzaron $10.670.067.000. Al año siguiente llegaron $13.085.550.000, lo que representó un aumento del 22,64 %, respecto al anterior.

Para 2012 los ingresos alcanzaron los $26.118.436.000, marcados principalmente por la alta recaudación y la venta de jugadores como Eduardo Vargas, Marcelo Díaz, Marcos González y Gustavo Canales.

En 2013, en tanto, se recibieron $15.428.000.000. La memoria de ese año también hizo un balance total, que calculó sobre los $3.500 millones en utilidades a seis años del inicio de la concesión.

El saldo negativo y la austeridad

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Carlos Heller, presidente de Azul Azul entre 2014 y 2019. (Foto: Agencia Uno)

El año 2014 fue de transformaciones totales para Azul Azul. Con la gloria de la Sudamericana atrás, el equipo estaba obligado a reinventarse. Durante ese período la empresa no logró generar resultados positivos, acumulando pérdidas por $1.676.016.000.

En 2015 la situación empeoró, ya que el saldo negativo fue de $2.328.097.000.  La U vinculó los números rojos con los problemas en la venta de jugadores. Pero eso no sería todo, ya que la catástrofe llegó en 2016, cuando las pérdidas alcanzaron los $4.504.000.000.

El 2017 las cosas mejoraron, ya que las pérdidas bajaron a $1.429.737.000. La venta del delantero Felipe Mora y la buena asistencia de público a los partidos como local fueron claves para amortiguar las malas cifras.

En la última memoria disponible en la CMF (correspondiente a 2018), el equipo reportó una pérdida de $752 millones. La participación en la venta del CDF y la austeridad fueron importantes para que la cifra tuviera un nuevo descenso.

A falta de tres meses del cierre de este año, la concesionaria ha anticipado que las pérdidas para 2019 de $1.338 millones. Aquello debería ser confirmado o corregido durante la entrega de la información al organismo regulador.

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