El grito de los humildes
"Esta movilización no tiene rostro, porque nadie la interpretó, no tiene nombre porque nadie supo verlo".
Víctor Ramirez Bobadilla es Poblador, Coordinador Fundación Comunidad La Casa.
Terminaron gritando, ya no estamos en silencio, se callo muchas injusticias que muchos veían pasar, que los medios daban a conocer y que hizo que los humildes acumularan rabias, penas, frustraciones y tantas cosas que vemos expresadas.
Condeno todo tipo de violencia, lo quiero declarar al comienzo para que no quede ninguna duda, y tampoco tengan espacio para relativizar mis palabras.
Pero el grito de los humildes es la expresión de un pueblo que no tiene representantes, es así, no tenemos, abandonamos la intelectualidad, y nos colocamos trending topic, quisimos entender los problemas para las consignas, no para las soluciones, quisimos encuadrar mensajes que hicieran sentido, y fue tanto la búsqueda desde lo comunicacional, que incluso desdibujamos los colores políticos con sus ideologías para que tuviera más sentido la neutralidad, al final solo nos hicimos daño.
No garantizamos los mínimos, nuestros pueblos, se agobiaron, y hoy, se organizaron. Esta movilización no tiene rostro, porque nadie la interpretó, no tiene nombre porque nadie supo verlo.
De la clase política los únicos que han interpretado de mejor forma han sido los alcaldes, pero como están más vinculados al territorio, esos mismos que parecieran ser los menos escuchados por las grandes torres de poder.
Los jóvenes son el 24% de la población, quizás porcentualmente el nivel más alto de la historia de Chile, con menos taza de mortalidad y desnutrición, y la generación en un rango de 7 años, que más personas tiene en la educación superior y con escolaridad completa, es decir, sanos, inteligentes y con fuerza propia de su etapa vital.
¿Cuál es la salida? No la tengo clara, solo se que los mínimos debemos garantizarlos, la salud, la educación, el sueldo base, deben ser las prioridades, solo con ese piso podremos dialogar. Posterior de esta salida, la arrogancia política debe tener claro que la renovación de los cuadros es clara y necesaria, para poder brindarles gloria a más de un político que esta en la escena actual es necesario que den un paso al costado, sino pasaran a ser la historia pesada de la política en los libros de historia, si es que llegan a los libros.
Ya no nos sirve el Starbucks de Apoquindo, necesitamos de la conversación en el carrito de sopaipilla de la esquina.
