Alfonso de Iruarrizaga, ex medallista olímpico y principal proveedor de cartuchos antidisturbios para el Ejército
El ganador de medalla de plata en Seul 1988, Alfonso de Irurarrizaga vende municiones desde el 2015 a Fuerzas Armadas. Su más reciente negocio fue venderle al Ejercito de Chile más de 36 mil cartuchos de balas antidisturbios.
Fue el año 1988 cuando el exponente de tiro al vuelo en la modalidad Skeet, Alfonso de Irurarrizaga, se metió en los libros de historia del deporte nacional. Ese año Alfonso, de hoy 63 años, ganó medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl, la primera para nuestro país en 32 años.
Pese a que actualmente Irurarrizaga está retirado de la actividad deportiva, aún sigue vinculado a las armas. Según consta en el sitio web Mercado Público -de acuerdo a lo que reveló el sitio web Compra Pública– entre el domingo y lunes pasado vendió más de 36.725 cartuchos explosivos antidisturbios al Ejercito de Chile desde su empresa TEC Harseim.
En detalle, la primera compra ingresada al sistema significó una inversión de $14,9 millones para la institución castrense (16.725 cartuchos). Mientras que la segunda adquisición (20.000 cartuchos) implicó un gasto superior a los $17,8 millones (en total $32,7 millones).
Ambas ordenes de compra fueron pactada bajo el precepto de “entrega inmediata”, lo que según constó en el documento, se debió al estado de excepción constitucional de emergencia que rige en nuestro país desde el viernes 18.
Alfonso de Irurarrizaga (al centro), medallista olímpico en Seúl 1988.
Proveedor desde 2015
Sin embargo, la relación entre Alfonso de Irurarrizaga y parte de las Fuerzas Armadas no es algo nuevo. Según constató EL DÍNAMO a través de su ficha de proveedor en Mercado Público, desde 2015 que el ex medallista olímpico realiza este tipo de tratos con el Estado.
Bajo la descripción de “importación, exportación, fabricación y comercialización de productos de recreación y deportivos” TEC Harseim se ha adjudicado más de $599 millones a la fecha. Las municiones que Iruarrizaga vende son usadas para, por ejemplo, la Escuela de Gendarmería de Chile y para la Escuela de Investigaciones Policiales.
La cifra total se desprende ($599 millones) de cuatro tratos consecutivos con el Estado, el primero de ellos por $219 millones (2015), luego uno por $210 millones (2016), más tarde otro por $112 millones (2017), uno por $23 millones y finalmente el actual por más de $32 millones.
