Nos abusaron y quieren seguir haciéndolo
"El lumpen anarquista dirigido por los extremistas, ha hecho y deshecho, permitiéndole a los oportunistas de la oposición exigirle al gobierno que apruebe cambios, que el pueblo no votó, con el pretexto de que sí no lo hace, el caos continuara".
Christian Aste es Abogado VLA. Villarroel, Lecaros & Aste
Es un dato que chocamos con un iceberg, que a la distancia se veía pequeño e insignificante (aumento en $30 pesos las tarifas del metro), pero que de cerca era gigante, porque contenía las injusticias de un país que creció inequitativamente y los abusos acumulados por decenas de años.
Injusticias como endeudarse para estudiar una carrera en una Universidad, que en vez de aplicar los fondos que recibía en beneficio de sus alumnos, lo que hacía era pagarle a la inmobiliaria que era su dueña (ARCIS). Le indignaron al pueblo los abusos como la colusión; el uso de información privilegiada y el soborno político, que fue transversal e involucró a casi todos los partidos políticos. También lo enrabió el hecho que el PS que hace gárgaras con él, haya confiado sus inversiones en las empresas del yerno de Pinochet y que haya ganado plata con las concesionarias.
Es evidente que nos cansamos que el Estado y sus empresas se hayan transformado en la caja pagadora de favores políticos; que otorgue beneficios improcedentes (exonerados falsos, pensiones irregulares en Gendarmería, etc.); permitido que le roben por ausencia de controles (Militares, Carabineros y Municipalidades); y que financie a refugiados por acuerdos migratorios – Farc -. Sólo provoca desazón contrastar lo que la gente gana en promedio versus lo que perciben los políticos – parlamentarios -, muchos de ellos, con el único mérito de haber presidido alguna federación estudiantil o algún movimiento armado por ellos mismos. Más rabia da que hayan aumentado su número, y que se hayan incorporado gente que junto con no aportar nada y costarle al país un dineral, representan un electorado marginal (menos del 4%). Molestia y hasta ira provoca saber lo que se gasta en burocracia, la que además de ser excesiva e ineficiente, resulta cara. Asumir la vejez con una pensión que no alcanza, y cargar con enfermedades que no son cubiertas por el sistema privado y ser atendido por un sistema de salud público carente, es dramático. También lo es, estar en un sistema educativo segregado.
La delincuencia desatada; los portonazos sin responsables y la puerta giratoria, tienen cansado al chileno. Perturba y profundamente ver en los noticiarios como comunicadores sociales argumentan del abuso policial con imágenes maliciosamente editadas, y cómo se maltrata en los hechos impunemente a la fuerza policial. Todo eso que he descrito y que provocó que mucha gente se manifestara pacíficamente y quisiera cambios, resulta ahora usurpado por la oposición extremista, que ha convocado al lumpen anarquista para destruir y provocar desórdenes.
Lo ha hecho, no con el objeto de propiciar los cambios que la gente quiere y que motivó la manifestación pacífica que se hizo, sino que para impulsar su propia agenda, la que fue rechazada en su oportunidad por el electorado.
Como el Poder Judicial y el INDH transformó a la fuerza policial en un perro sin dientes, el lumpen anarquista dirigido por los extremistas, ha hecho y deshecho, permitiéndole a los oportunistas de la oposición exigirle al gobierno que apruebe cambios, que el pueblo no votó, con el pretexto de que sí no lo hace, el caos continuará.
Lo hace pasando por encima de la mayoría que ya expresó su posición en el voto, y sólo porque el gobierno tiene miedo o diría yo terror a imponer el orden a la fuerza. Una pésima señal para todos aquellos barrios que están hoy secuestrados por los narcos. Lo que se les está diciendo es que en Chile sale muy barato romper, saquear, incendiar, destruir y por sobre todo maltratar a los policías, porque éstos están impedidos de defenderse y protegernos. No porque tengan miedo a enfrentarlos, sino porque si responden con violencia – que es lo obvio –, serán imputados o demandados en los Tribunales y perseguidos por un órgano que existe para resguardar los derechos humanos, en genérico, y no los derechos de este lumpen anarquista y violento.