El día que el fútbol terminó secuestrado por delincuentes
El ingreso de la Garra Blanca al partido entre Unión La Calera y Deportes Iquique dejó en evidencia los profundos problemas de seguridad en la actividad.
Era una jornada clave para el esperado regreso del fútbol chileno. Unión La Calera recibiría a Deportes Iquique por la fecha 26 del Campeonato Nacional, en el que sería el primer encuentro de Primera División tras la crisis social que afecta al país desde mediados de octubre. Pero todo terminó luego que el encuentro fuera prácticamente secuestrado por delincuentes.
El encuentro se programó para el viernes a las 11:30 en el estadio Bicentenario de La Florida. A algunas cuadras, un grupo de integrantes de la Garra Blanca se reunió en las afueras del Estadio Monumental para presionar a Colo Colo de no jugar el duelo del día siguiente ante Coquimbo Unido. El grupo secuestró unos buses del Transantiago para llegar al recinto donde Audax Italiano ejerce su localía.
Los jugadores sentían los gritos desde el exterior de la cancha. Sus familiares, que componían los no más de 100 espectadores que se encontraban en las tribunas, les advertían de los problemas que se registraban en la calle Enrique Olivares. El caos vendría al minuto 66, con el encuentro empatado a 0.
El ingreso de los encapuchados
Las piedras lanzadas y el forcejeo en la única puerta del estadio terminó en lo que ni hinchas, ni jugadores, ni dirigentes querían: el violento grupo que usa los colores del equipo albo ingresó al campo de juego sintético e interrumpió todo.
Los jugadores, asustados con la presencia del centenar de individuos encapuchados, prácticamente tuvieron que escapar hacia los camarines. Los cooler del agua y las bebidas isotónicas quedaron en el suelo, e incluso la prensa que cubría el partido se tuvo que resguardar.
Uno de los primeros en sacar la voz sobre lo ocurrido fue el arquero iquiqueño Sebastián Pérez, quien derechamente afirmó que los jugadores de ambos equipos fueron usados como un “experimento” para medir las condiciones para retornar al fútbol.
“Están esperando que salga un jugador herido, fuimos el experimento de la fecha, nos expusieron sin la seguridad necesaria. Se vulneró la seguridad, sabiendo que iba a pasar lo que pasó, es atípico que se reanude el campeonato. No están dadas las condiciones para que se juegue esta fecha”, declaró visiblemente molesto.
Pasaron cerca de 30 minutos luego de la suspensión del partido el presidente de la ANFP, Sebastián Moreno, informó de su suspensión hasta nuevo aviso.
El temor fundado de los futbolistas quedó plasmado en la declaración del presidente del Sifup, Gamadiel García, quien expresó que “hicimos un llamado a nuestros capitanes para que no se presenten a jugar”.
Las advertencias previas
Las alertas sobre lo que ocurriría el viernes estaban expuestas públicamente. Es que la organizaciones habían anunciado a mitad de semana que harían todo lo posible para que el encuentro no se desarrollara, aludiendo a la presunta “distracción” que implicaría el fútbol de las demandas sociales.
En el caso de la Garra Blanca entregaron un duro escrito en sus redes sociales. “No podemos hacernos los ciegos ante tanta desigualdad e injusticias. No fuimos, ni nunca seremos sus títeres. Si bien vivimos por estos colores, tenemos un compromiso esencial con lo que somos dentro de esta sociedad. Este sábado en el Monumental NO SE JUEGA!! Esta cancha esta mas que dispareja, entre los dueños de este país y el pueblo. Colocolinos nuestra dignidad debemos seguir defendiéndola en la calle”, señalaron.
En otros equipos, como Universidad Católica, estas presiones se vieron con el lanzamiento de bengalas y un lienzo colgado en el Complejo Raimundo Tupper:“En San Carlos no se juega. Los Cruzados”.
El temor de posibles disturbios para el encuentro entre Colo Colo y Coquimbo Unido hizo que la concesionaria Blanco y Negro contratara 300 guardias privados, número que se tiene estimado para encuentros de más de 30 mil espectadores. Incluso se habló de un bus blindado para proteger a los jugadores.
Pero todo llegó hasta ahí. El fútbol fue nuevamente suspendido y las barras demostraron una vez más que tienen poder para interrumpir la actividad.
Vínculo de las barras
Los grupos que se visten con los colores de distintos equipos de fútbol han sido protagonistas del estallido social en varios aspectos. Los bombos y banderas de Colo Colo y Universidad de Chile son una constante en las concentraciones diarias de Plaza Italia. En las redes sociales también han tenido un protagonismo fundamental.
También se han visto imágenes de estas organizaciones enfrentándose directamente con Carabineros y protagonizando diversos desórdenes graves. Todo esto llevó a que la vocera de Gobierno, Karla Rubilar, los vinculara directamente con los hechos delictuales que se han visto en las últimas semanas.
“Nosotros creemos también que sectores muy duros delincuenciales, ojo, quiero hacer la diferencia, no de hinchas de fútbol, sino que de barras bravas asociadas al narcotráfico y delincuencia más dura, también están aprovechando estas circunstancias… lo hemos visto en saqueos con automóviles de alto gamaje”, expresó la autoridad a radio Cooperativa.
Por el momento todo es incertidumbre. El Sifup se reunirá el martes para entregar su postura, mientras la ANFP deberá armar un nuevo rompecabezas para intentar cerrar el torneo con la mayor normalidad posible, evitando un nuevo secuestro.
El negro historial de la Garra Blanca
La autodenominada “barra oficial” de Colo Colo tiene un largo historia de hechos de violencia, el que se remonta a 1990, cuando sus integrantes golpearon gravemente al hincha de Unión Española Danilo Rodríguez, quien agonizó por seis días.
Otra de las imágenes recordadas del grupo fue el ataque con cuchillo de “El Barti” a “El Huinca” en pleno Estadio Monumental, en un hecho que se registró durante el año 2000.
Uno de los último incidentes graves protagonizados por los “garreros” data de diciembre de 2015, cuando Colo Colo disputaba la última fecha del campeonato ante Santiago Wanderers en el estadio Elías Figueroa de Valparaíso. Una turba ingresó desde la galería hasta la cancha y se enfrentó con “Los Panzers”, obligando a la suspensión del partido.