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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

La república en un laberinto

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Augusto Parra Ahumada es Administrador de Empresas. Presidente de la Fundación República en Marcha. Concepción

La república aparece en Roma, el 509 a. C., después de la caída de la monarquía romana, cuando los romanos se levantan contra su rey, Lucio Tarquinio el Soberbio instaurándose la República romana. El término proviene de la expresión res pública, derivada de res populica, es decir, la “cosa de las personas”, “asunto del pueblo” o “propiedad pública”.

Para Aristóteles, “se ha definido la república como la forma de gobernar de los países en los que el pueblo tiene la soberanía y facultad para el ejercicio del poder, aunque sea delegado por el pueblo soberano en gobernantes que elige de un modo u otro. En la práctica suele pensarse que la forma de estado de un país es la monarquía si tiene rey, y república si no lo tiene. Lo cierto es que una república está fundamentada en el “imperio de la ley” y no en el “imperio de los hombres”.

La república encuentra sus orígenes en el combate a la monarquía, pero la República moderna, al ser de esencia democrática, entendiendo la democracia representativa, como el único vehículo posible para, para definir los asuntos de la nación en una dimensión de proyecto colectivo e inclusivo, debe ir también al paso del populismo, la demagogia y los caudillismos, que resultan el laberinto más peligroso para sus fines supremos que se conjugan, con la realización de la justicia y el bien común.
La libertad-igualdad (“sólo somos libres entre iguales”) considerando que la igualdad absoluta constituye un despropósito, que podría terminar con la aniquilación de la libertad, por cuanto se reconoce igualdad liberadora, aquella que es en dignidad, ante la Ley y la institucionalidad, que combate la arbitrariedad a través del Estado de Derecho y el ordenamiento jurídico, para resguardar el derecho de las minorías, los más vulnerables y los más desprotegidos, para su plena inclusión en el Estado como fin e imperativo republicano.

Las Repúblicas en la historia de Chile en cuanto a la dimensión de forma de gobierno han sido 4, luego de la independencia y la reconquista. Entre 1831 y 1861, tuvo lugar el periodo de la República conservadora. Estuvo marcado por la puesta en vigor de la Constitución de 1833, establecida por Diego Portales, con un gobierno fuerte y centralizador. A pesar de algunos intentos de subversión, se mantuvo la estabilidad institucional y el país conoció la prosperidad económica. Luego el periodo, conocido como la República liberal, que se extendió desde 1861 hasta 1891, estuvo caracterizado por una mayor estabilidad política y permitió una extensión del territorio hacia el sur y el norte. A partir de la guerra civil de 1891, comenzó la República parlamentaria, que se prolongó hasta la promulgación de la Constitución de 1925. El Congreso nacional dominó la política y el presidente devino una figura prácticamente sin autoridad. El país se urbanizó y se crearon los primeros sindicatos. La República presidencial marcó un cambio en las instituciones, con la Constitución de 1925, hasta el golpe de estado de 1973. Tres partidos dominaron la política: los radicales, los demócratas cristianos y los socialistas. Numerosas empresas públicas fueron creadas en este periodo. Su final estuvo marcado por el triunfo de la izquierda y las ideas socialistas.

A la que podemos agregar la idea de una cuarta República, el periodo presidencial a partir del 73 y consolidada en la constitución del 80 y la de 2005.

Como Respuesta al deterioro de lo público, a manos de las propias instituciones políticas y de una fractura social y política de profundas raíces y expresada el terreno justamente de lo que nos dignifica e iguala, emerge con fuerza imperiosa, la hora de dar paso a una quinta República, que reivindique el imperio de la justicia en sus distintas dimensiones y del bien común en toda su extensión, desde el re hermanamiento de sus valores fundantes de libertad, igualdad, fraternidad y amor universal! Para dar paso a la construcción un futuro común!

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