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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Incendio en el edificio ENEL ¿conspiración o concatenación?

Los incendios en las estaciones del metro, junto al incendio en el edificio corporativo de la empresa ENEL, fueron los acontecimientos noticiosos que marcaron la agenda de los medios de prensa la noche del viernes 18 de octubre.

Incendio ENEL
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Ricardo Riquelme Alvaro es Arquitecto independiente.

Los incendios en las estaciones del metro junto al incendio en el edificio corporativo de la empresa ENEL fueron los acontecimientos noticiosos que marcaron la agenda de los medios de prensa la noche del viernes 18 de octubre, día en que se desencadenó el estallido social en nuestro país. Curiosamente ambos casos y a pesar de sus evidentes diferencias, han estado cubiertos de una dosis de incertidumbre, en cuanto a la identificación de los responsables, al origen de los siniestros, por el uso eventual de acelerantes, etc.

En el caso del edificio ENEL una de las principales empresas privadas multinacionales del rubro eléctrico en Latinoamérica, fue evidente que el incendio se concentró en la escalera de escape adosada a la fachada del edificio, aunque también se vieron afectadas las oficinas del décimo y duodécimo piso. Para nadie pasó inadvertido este siniestro debido a la gran dimensión e intensidad alcanzada por las llamas, así como por la sorprendente velocidad con que el fuego se propagó verticalmente a través de las escaleras en toda su extensión, con lo cual se produjeron imágenes posibles de calificar como dantescas. Seguramente a ello se debe que algunos observadores perspicaces inmediatamente comenzaron a plantear algunas teorías conspirativas para explicar los hechos, dadas las circunstancias que nos encontramos experimentando como país.

Al cabo de unos días de producidos los hechos, la empresa interpuso una querella en contra de quienes resulten responsables, ya que existen grabaciones del sistema de seguridad del edificio en donde se captaron imágenes de manifestantes que al momento de iniciarse el siniestro se encontraban en la vía pública, quienes habrían lanzado al interior del inmueble material proveniente de las barricadas incendiarias. Las llamas se habrían iniciado en una bodega de faenas a nivel del primer piso y los funcionarios que se encontraban trabajando en el edificio fueron evacuados oportunamente por las escaleras interiores.

El edificio fue construido el año 1970, cuenta con 17 pisos de altura y su estructura predominante es de hormigón armado. El terreno se ubica en la esquina entre la avenida Santa Rosa y calle Alonso de Ovalle, en el centro de Santiago. El proyecto original contaba de dos escaleras interiores, pero como una forma de actualizar y de optimizar las condiciones de evacuación del edificio, se estimó necesario incorporar una escalera de escape adicional, la que se ubicó al exterior del edificio. El permiso de edificación de la escalera se aprobó el año 2007, ante la Dirección de Obras de la municipalidad de Santiago y en cada uno de los pisos frente a la escalera se contempla un puente que conecta con el edificio. La estructura de la escalera y la conexión al edificio se ejecutaron en base a pilares y vigas soportantes de acero. Los elementos soportantes se protegieron contra el fuego, principalmente con recubrimiento en base a doble plancha de yeso-cartón y también se utilizó pintura intumescente, protección que se aplicó directamente sobre los perfiles de acero a la vista. Para la terminación exterior de la escalera se instaló un revestimiento conocido como panel compuesto de aluminio.

Con seguridad que en su momento se evaluaron las condicionantes de diseño que determinaron la ubicación de la escalera junto a la fachada poniente del edificio, pero en lo que respecta al siniestro, podemos afirmar que no fue una buena decisión que se instalara tan próxima a la vía pública, en el espacio que media entre el edificio y el límite de la propiedad (línea de cierro), por calle Santa Rosa.

Uno de los principales objetivos de nuestra normativa contra incendios apunta a evitar la propagación del fuego al resto del edificio al producirse un siniestro, por lo que se privilegia la utilización de materiales no combustibles en las edificaciones, de acuerdo a ciertos estándares que se definen con ese objetivo. En consecuencia y de acuerdo a lo que se ha señalado en este caso, el incendio se inició en un sector ubicado adjunto a la base de la escalera, pero una vez consumidos los materiales combustibles existentes y/o lanzados al lugar, el fuego tendría que haberse extinguido. Pero los hechos no se desarrollaron de acuerdo a lo previsto, ya que al cabo de algunos instantes el fuego se comenzó a propagar rápida y profusamente por el núcleo de la escalera hacia los pisos superiores.

Es frecuente encontrarnos con escaleras de escape que se han anexado a edificios existentes, las cuales se ejecutan directamente con estructuras metálicas a la vista y sin ningún otro tipo de tratamiento arquitectónico. Por tanto, cabe señalar que en el caso del edificio corporativo se aprecia que existió una preocupación por lograr un diseño acabado para la escalera y que además fuese armónico con el diseño del edificio. Sin embargo, a partir de la revisión de los antecedentes del proyecto, así como de las imágenes del siniestro, ha sido posible deducir que el material utilizado para recubrir el volumen de la escalera terminó siendo un factor determinante para posibilitar la inesperada y profusa propagación del fuego en aquel sector del edificio.

El denominado “panel compuesto de aluminio” está configurado por dos delgadas placas de aluminio en sus caras externas y por un núcleo central de polietileno de alta densidad, compuesto este último que cuenta con un elevado calor de combustión (46,5 MJ/Kg), lo que lo convierte en uno de los materiales más inflamables. Se puede consignar que una capa de plástico de estas características, aunque su espesor sea mínimo (3 mm), es equivalente a contar con una capa de combustible solidificado.

Lo señalado nos permite encontrar una explicación plausible que nos permita comprender las particulares características que adquirió el incendio en la escalera de escape del edificio ENEL.

Otro factor que contribuyó a la propagación del fuego, es el hecho que la escalera en cuestión corresponde a un espacio abierto, lo cual permitió una constante inyección de oxígeno al fuego en desarrollo, si consideramos que dicho elemento es uno de los agentes que se requiere para que el fuego se produzca. Además, la existencia de pisos de goma en todo el recorrido de la escalera, también constituyó un aporte para incrementar la carga combustible presente en la edificación.

Para concluir señalaremos que este evento corresponde a uno de aquellos casos en que distintos factores se concatenan de tal forma para culminar en un desenlace tan inesperado como no deseado. La particular configuración del diseño de la escalera, junto a la utilización de un material de revestimiento que resultó ser contraproducente para la seguridad que se requiere en una vía de escape, contribuyeron a que durante el desarrollo del incendio se produjera un “efecto chimenea” en el núcleo de la escalera.

Sin duda que lo ocurrido en el edificio ENEL constituirá un llamado de alerta y una experiencia a tener en consideración por los distintos agentes que participan de alguna u otra forma en la prevención de incendios, en la protección contra el fuego y en la extinción de incendios en nuestro país.

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