La complicada situación económica de Wanderers y San Marcos si no consiguen el ascenso
Los equipos que quieren subir a Primera División y a Primera B no solo quieren hacer cumplir el mérito deportivo, sino que además esperan obtener los recursos para seguir funcionando de forma correcta.
Santiago Wanderers y San Marcos de Arica mantienen una intensa lucha por conseguir su ascenso luego del cierre del Campeonato Nacional, en una batalla que no solo implica el mérito deportivo, sino que también la obtención de un importante respaldo económico para 2020.
Ambos elencos -que realizaron una impecable campaña a lo largo de este año- están en búsqueda de la tan ansiada estabilidad financiera, la que se podría conseguir con mayor facilidad gracias a la recepción de dineros por concepto de emisión de partidos por televisión y por publicidad.
Los porteños estaban complicados luego de la salida de uno de los controladores máximos, mientras que los nortinos sufren por las largas distancias que deben recorrer, lo que implica un gran gasto en dinero.
Wanderers tras la salida de Ibáñez
El cuadro de Valparaíso, que ostenta el título de ser el más antiguo del profesionalismo con 127 años de existencia, estaba viviendo apuros económicos desde 2016, cuando se hablaba de la salida del empresario Nicolás Ibáñez del control del club a través de la Fundación Futuro Valparaíso (FFV). Por aquel entonces incluso se habló de una eventual quiebra de la concesionaria.
En 2017, el equipo bajó a Primera B, logrando una insólita clasificación a Copa Libertadores como campeón de Copa Chile. Su breve participación internacional no generó una mejora deportiva ni financiera del elenco “caturro”, que pese a pelear por subir nunca pudo afirmarse para lograr su objetivo.
En paralelo se desarrollaron una serie de cambios dirigenciales. Ibáñez -que estaba ligado al club desde 2008- decidió salir del control directo de la institución, manteniéndola a través de Sport Entertainment International Chile (SEI).
Pese a esto, los actuales administradores del equipo aseguraron que esto no implicaría mayores problemas patrimoniales. Rafael González, presidente de la SADP, señaló en marzo pasado a El Mercurio que el ajuste de la sociedad no afectaría a las actividades institucionales, detallando que la deuda del “Decano” con el empresario, por concepto de préstamos y paquete de acciones, asciende a $5 mil millones.
En este contexto, el ascenso le daba a Wanderers una seguridad económica importante al equipo, ya que de no concretarse su llegada a Primera el club dejaría de recibir una parte importante de los $2.600 millones por conceptos de transmisión de sus partidos a través del CDF.
Arica jugando en el extremo
A diferencia de lo ocurrido con Wanderers, San Marcos enfrenta un problema casi crónico, con el que ha debido arrastrar durante sus más de cuatro décadas de existencia: los amplios recorridos que deben hacer al interior del país para jugar sus partidos como visitantes.
El elenco del “Santo”, que era el puntero de la liguilla de la Segunda División Profesional hasta el cierre del campeonato, bajó el año pasado desde la Primera B evidenciando algunas complicaciones financieras, especialmente por el alto costo de arriendo del estadio Carlos Dittborn.
Durante este año, el elenco nortino pudo sobrevivir y cumplió con sus obligaciones en cuanto a los sueldos de los trabajadores. La incertidumbre por la continuidad del fútbol luego del estallido social desordenó todo el panorama, y terminó en un dramático llamado de los jugadores.
La mayoría de los futbolistas no eran de Arica, por lo que el equipo les debía arrendar casas. El contrato vencía a inicio de diciembre, por lo que la resolución del futuro del campeonato era clave para que los jugadores no se quedaran sin casa.
La decisión del Consejo de Presidentes de la ANFP llegó y dejó poco conformes a los ariqueños, que por el concepto de reparto de dinero del CDF obtendría unos $1.100 millones al ser un cuadro de Primera B.