Los fracasados intentos de los clubes por llevar sus conflictos a la justicia ordinaria

El cierre forzado del fútbol chileno sin ascensos dejó varios equipos heridos en el camino, los que están pensando llevar sus conflictos más allá de lo meramente deportivo. En algunos casos, como Santiago Wanderers, se llevó todo a la justicia ordinaria, en algo que está prácticamente prohibido en el balompié mundial.

La FIFA tiene una reglamentación clara sobre la intervención de otros órganos estatales sobre su actividad. Por lo mismo, la sola idea de ir a un tribunal para resolver temas como los cambios divisionales y las desafiliaciones genera un temor total en la dirigencia de la ANFP.

Muchos de los equipos que han recurrido a estas instancias han “asustado” a los dirigentes, pero la mayoría no ha logrado el objetivo final de sus demandas, las que siempre se terminan resolviendo en manos del Consejo de Presidentes o del Tribunal de Disciplina o Patrimonial autónomo de Quilín.

El caso Rangers y la carta de la FIFA

Uno de los ejemplos más claros de la intervención de la justicia ordinaria en el fútbol se vivió al final de la temporada 2009, cuando Rangers cometió el grave error de alinear un extranjero más en la formación de su último partido del año ante Cobreloa. La falla de cálculo del entrenador Óscar del Solar le costó al equipo la resta de puntos y el descenso directo a Primera B del equipo piducano.

Los talquinos consideraron la situación como injusta e intentaron recurrir a todos los medios para evitar la pérdida de la categoría. El club -que estaba pasando por un proceso de quiebra- anunció que iría a los tribunales de justicia para resolver su caso, cuestión que llegó a oídos de la FIFA, que envió una carta al entonces presidente de la ANFP, Harold Mayne-Nicholls, donde dejaba en claro las consecuencias de este acto.

“Al respecto, rogamos que su asociación inste a su club afiliado, el Club de Deportes Rangers de Talca, a retirar el recurso interpuesto ante los tribunales ordinarios de justicia de Chile, dentro de las próximas 72 horas o, de lo contrario, que la FFCh pronuncie las sanciones pertinentes contra su club afiliado conforme al artículo 64, apdo. 3 de los estatutos de la FIFA”, expresó el texto.

Con la participación de la selección chilena en el Mundial de Sudáfrica a la vuelta de la esquina, los temores a una posible desafiliación eran justificados.

Para fortuna de los dirigentes de Quilín, el equipo rojinegro decidió retirar su demanda y se resignó a jugar en Primera B durante la temporada 2010.

Deportes Melipilla y su regreso

En 2009 hubo otro equipo que amenazó con recurrir a la justicia ordinaria. Se trató de Deportes Melipilla, que fue sancionado con la desafiliación por la Comisión de Control de Gestión Económica luego que se les acusara de no pagar las remuneraciones y cotizaciones a sus jugadores.

Luis Bustos, entonces presidente del cuadro del “Potro solitario”, aseguró que iban a llegar hasta las últimas consecuencias para no bajar a Tercera División. “Vamos a ir a la justicia ordinaria. No tenemos nada contra las selecciones ni otros clubes, pero esto escapa a toda normalidad. Si somos desafiliados de la ANFP, y a ellos los desafilia la FIFA, vamos a seguir como un acreedor más de ellos”, expresó el dirigente por aquel entonces.

Al final, los melipillanos terminaron presentando la queja por su desafiliación ante el Ministerio de Justicia, sin mayores novedades. En 2012 fueron invitados a la formación de la Segunda División Profesional y terminaron volviendo a Primera B en 2017.

La expulsión de Deportes Vallenar

En diciembre de 2017, Deportes Vallenar enfrentó a Deportes Melipilla en la final por el ascenso a la Primera B. La llave se resolvió en una tanda de penales que fue ganada por el equipo de los nortinos. Lamentablemente para ellos, uno de los penales se ejecutó de mala manera, lo que llevó a una caótica situación que también intentó llevarse a la justicia ordinaria.

La ANFP decidió repetir la tanda de penales días después del partido, cuando los vallenarinos ya tenían finiquitados a gran parte del plantel. Bajo esas circunstancias, Melipilla exigió su ascenso, lo que finalmente se le concedió.

Ante esto, Vallenar llegó hasta la Corte de Apelaciones de Copiapó, la que llegó a declarar la suspensión de la participación de los melipillanos en el torneo de Primera B 2018. El conflicto incluso llegó a la Corte Suprema, que terminó por rechazar el intento del club por ascender vía judicial.

Todo esto derivó en graves consecuencias para el elenco de la región de Atacama, que terminó siendo expulsado de la ANFP. Tras una serie de conversaciones con los directivos, el club se pudo quedar y permaneció en la misma división de la que intentó salir.

Naval en la deriva

Naval de Talcahuano es otro equipo que buscó el camino legal para resolver sus problemas. En 2017 el equipo se encontraba en la Segunda División Profesional, cuando las deudas salariales y previsionales del equipo llevaron a su expulsión.

La situación del cuadro del “Ancla” era crítica, ya que tampoco fue aceptado en el torneo de Tercera División A. Fue entonces que el camino judicial apareció en el camino.

En abril de 2019, la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel acogió la medida cautelar de orden de no innovar solicitada por Naval de Talcahuano, a través de su abogado, Óscar Fuentes. Con ello el elenco de la región del Biobío debía ser reincorporado administrativamente a la asociación.

El lío de Naval incluso motivó una paralización por parte del Sifup, que difundió una orden de apercibimiento al representante legal de ANFP para hacer valer el retorno del equipo. Finalmente todo quedó en nada, y el cuadro chorero aún continúa en un receso indefinido.