Memoria Frágil
Nicolás Pavez es Abogado y columnista
En tiempos donde es tan común hablar de “violencia”, pensé en el Día Internacional de los Derechos Humanos, y después de la increíble invitación a formar parte del equipo que litiga causas en la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), pensé por un momento:
Que violento es que los asesinos del músico Jorge Peña Hen caminan por las mismas calles que nuestros hijos, dan entrevistas y todavía están investidos de los más altos honores del mundo militar.
Que violento es que los doctores que diagnosticaron un dolor de “guata” el día anterior que muriera el profesor Federico Álvarez, atiendan en una conocida clínica del sector oriente.
Que violento es caminar por la plaza de la Constitución y pensar que en el subterráneo torturaron a Víctor Zerega Ponce y miles de personas no lo saben por la mezquindad de no querer instalar una placa en su nombre en algún pequeño rincón de la plaza.
Y tantos otros, los casos que ganamos, cuyas penas por matar a 10 personas por lo general no sobrepasan los 3 o 5 años de cárcel. Los que perdimos por la desidia y la impunidad biológica de no querer investigar en su momento.
Que violento es ver sentados como aparentes “demócratas” a tantos esbirros de la dictadura civiles que morirán sin jamás pisar un tribunal y mucho menos una cárcel.
Pero quizás lo más violento es que cada vez que vi a esas mujeres maravillosas levantar una pancarta con un “nunca más”, jamás pensé que sería parte de nuestro presente palabras como “toque de queda”, “desnudamientos de mujeres en comisarías”, “tanquetas en la Plaza Italia”, “casi 200 personas con daño ocular”
Hoy concluyo, con cierta ingenuidad, que pensé que en alguna medida había una lección aprendida, que el “nunca más” nos corría por las venas, o al menos nuestro “escudo contra la maldad” no era tan intensamente frágil.
Con profunda desolación, conmemoramos este 10 de diciembre con un dolor en el cuerpo que no tiene otra expresión: “No aprendimos nada”.
Del mundo de hoy me violenta nuestra salud, educación, pensiones. Pero esta noche, por recuerdo a nuestros muertos, permítanme decirles que lo que más me violenta es una sociedad que está condenada a cometer los mismos errores, por indiferente, por no aprender, por no leer, por no respirar profundo un segundo y recordar que hace no mucho rato estos esbirros estaban sentados donde mismo ordenando lanzar a los nuestros al mar.
Quizás es tiempo que hablemos de violencia en todos los sentidos que pareciera tiene la palabra.