La propuesta de Federico Valdés para aumentar autonomía en selección en universidades con nueva PSU
La autoridad de la UDD sugirió incrementar la admisión especial a un 25% o 30%, además de permitir que los planteles puedan definir a qué pruebas y/o factores le dan mayor importancia.
Ante las críticas que ha recibido el proceso de la PSU y el sistema de admisión a la educación superior, el rector de la Universidad del Desarrollo (UDD), Federico Valdés, fue enfático en afirmar que se necesita cambiar la prueba porque es “muy mala”, pero también es necesario ampliar la autonomía de las universidades en cuanto al uso de las ponderaciones y la selección de sus alumnos.
“Hoy las universidades tenemos que ponderar los diversos factores con una norma muy rígida. Lo que yo sostengo es que si una universidad ha determinado que el puntaje que mejor predice el desempeño en ella es el de Lenguaje, debería poder usar un 50% el puntaje de Lenguaje y los demás en un porcentaje mucho más bajo, aún cuando pudiera usarlos todos, uno podría decir 10% Matemática, 10% notas de enseñanza media, 10% Historia y Geografía, 10% la Prueba de Ciencias y 60% la Prueba de Lenguaje, por ejemplo”, explicó a EL DÍNAMO el rector.
Si bien para Valdés es importante que se definan algunos límites, como que no se excluya a ninguna prueba en las ponderaciones y que se determine un porcentaje mínimo a considerar de cada una de éstas, incrementar la autonomía de las universidades resulta crucial a la hora de mejorar los procesos de admisión y selección.
“Uno podría establecer que nadie puede dejar de usar la Prueba de Historia. Pero si la quieres usar en un 10%, no me pueden forzar a usarla como mínimo un 20%, y lo mismo con las demás. Una regla simple podría ser que hay que considerar todos los factores y ninguno de ellos en menos de un 10%”, detalló el rector.
Adicionalmente, Valdés plantea que es fundamental aumentar la admisión especial, la cual actualmente corresponde a un 15% del total de matrículas que se ofrecen.
Dentro de este contexto, el rector de la casa de estudios privada sugirió que, por ejemplo, “si una universidad es de región pueda decir ‘yo quiero tener un porcentaje importante de alumnos de mi región, y por lo tanto, aunque no tengan los mejores puntajes por ser de mi región, yo los quiero’. Otra universidad puede decir ‘yo quiero alumnos que sean líderes, y por ende, voy a buscar alumnos que hayan demostrado sus capacidades de liderazgo en su vida escolar”.
De esta manera, a lo que apela el rector Valdés es a que los procesos de admisión y selección se alineen con la misión de cada plantel, captando para ello a alumnos que respondan a tales ambiciones.
“Hoy día es muy bajo ese límite de la admisión especial. Ese porcentaje yo lo subiría a un 25% o un 30%, y el 70% restante se vería de acuerdo al Sistema Único de Admisión, pero en ese sistema debería haber esa libertad de la que hablaba antes”.
Federico Valdés también es parte del Comité de Acceso Universitario, el cual tiene en sus manos el desafío de definir los procesos e instrumentos del Sistema de Acceso a la educación superior, así como también autorizar los instrumentos específicos desarrollados por las diferentes universidades con miras al proceso de admisión 2021.
“Voy a defender esto con mucho entusiasmo en el comité, porque creo que es mejor que cada universidad tome decisiones autónomas respecto a cómo cumplir su misión, incluido el tema de la admisión, y que no sólo lo tenga que estar diciendo una organización central como es el CRUCh”, agregó Valdés.
La PSU y la necesidad de modificaciones
En 2013, los resultados del Informe Pearson ya dejaban en evidencia las falencias de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), mencionando -por ejemplo- que la brecha entre grupos socioeconómicos resultaba ser más alta que lo observado internacionalmente.
Con estos resultados a la vista, para el rector de la UDD el tema está claro: “Se cambió una prueba que era bastante buena, la Prueba de Aptitud Académica (PAA), por una prueba muy mala (PSU). La PAA era una prueba más fácil, y por lo tanto, medía aptitudes. Mientras más difíciles son las pruebas, más favorecen a los egresados de los mejores colegios. Y si la prueba es de menor exigencia, eso pone más en igualdad de condiciones a los que fueron a colegios de menor calidad”.
En vista de ello, Federico Valdés sugiere enfocarse principalmente en dos cosas: “Una es mejorar la PSU y otra es evaluar una nueva prueba. Sin embargo, la evaluación de la nueva prueba se va a demorar varios años, porque son procesos muy complejos y lentos. Las pruebas deben ser testeadas primero con cientos de alumnos y después con miles de alumnos.Uno no puede de un día para otro cambiar, que fue un poco lo que se hizo con la PSU”.