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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

¿Por qué debemos cuidar el agua?

Chile presenta una pérdida en redes y tuberías entre el 25% y 30% del total de agua, una suma de litros no despreciable, lo que indica que el esfuerzo debe ser de todos y no solo de un sector.

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Luis Carrasco es Académico de la Escuela de Prevención de Riesgo y Medioambiente de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM)

El agua es el componente básico para la vida, todos necesitamos del agua. Del agua depende la supervivencia de casi todos los seres vivos que habitan la tierra. El planeta, es el único del sistema solar donde el agua puede permanecer en estado sólido, líquido o gaseoso en la superficie.

En el último tiempo se ha producido un problema indisoluble, en donde, con la menor cantidad de precipitaciones, el agua se está conservando más de la cuenta en su estado gaseoso, repercutiendo directamente en la recarga de acuíferos y en la disponibilidad básica que requiere la tierra, sus seres vivos y usuarios para vivir.

El consumo en casa corresponde a sólo el 6% del uso total del agua, versus el 9% del uso de la minería, 12% el uso de la industria y el 73% al sector silvoagropecuario.

Una familia de 4 personas en promedio consume al mes entre 18.000 litros y 22.000 litros de agua potable, equivalentes entre 150 litros y 180 litros por persona al día.

En contraste, en la agricultura, se emplean 2 l/s de agua para regar cada hectárea, equivalentes a 172.800 litros al día (consumo de 1.152 personas diarias aproximadamente). Una hora de un grifo abierto puede ser el equivalente al consumo promedio de un mes de una familia de 4 personas.

En este escenario crítico es necesario mantener la calma y la racionalidad de nuestros actos.

En la agricultura, es necesario cambiar “el riego manual y artesanal” por un “riego más técnico y con tecnología de punta”, para lograr un riego de un 1 l/s por hectárea y riegos de goteo y aspersión, donde la agricultura lo permite, la telemetría y la gestión de pérdidas es imprescindible, tanto a nivel de pozos como en las redes de distribución para llegar a los cultivos.

Chile presenta una pérdida en redes y tuberías entre el 25% y 30% del total de agua, una suma de litros no despreciable, lo que indica que el esfuerzo debe ser de todos y no solo de un sector.

Asimismo, las cifras que se indican son las oficiales, sin desmedro que puede haber robo de agua o extracción no declarada, que evidentemente en este escenario hace crisis.

Países como Israel tienen una merma en la distribución equivalente al 7% teniendo un desarrollo de grifería inteligente, con cierre automático, y con lapsus definidos de apertura, para evitar el despilfarro del agua. Además, desarrollan hace muchos años plantaciones de naranjas en el desierto por nombrar una acción que vence a la sequía.

Por otro lado, Japón y otros países han avanzado en el tratamiento del agua salina para hacerla potable y trabajan con aguas grises y servidas, para usarlas en riego o convertirlas en potable.

Respecto al reúso de aguas grises tratadas, del 100% de agua potable consumida, un 80% se va directamente al alcantarillado y jardín.

Todo racionamiento privilegia el buen uso, la vida, la salud, lo básico, lo fundamental. Un racionamiento en tiempo de crisis es necesario e irremplazable, hasta solucionar el problema. Esta es una tarea y una gestión contra el tiempo, mañana podría ser demasiado tarde.

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