El relato de familia que ha sido asaltada 9 veces
En el último atraco, un grupo de al menos siete delincuentes ingresó a su vivienda y los amenazó de muerte con armas de fuego.
Una violenta e inolvidable noche vivió una familia en la comuna de Peñalolén, luego de que un grupo de delincuentes ingresó a su vivienda y los amenazó.
Los sujetos, que llegaron en un vehículo de alta gama, se llevaron joyas, computadores y otros objetos de valor, avaluados en 7 millones de pesos.
Sin embargo, esta no es la primera vez que esta familia de Peñalolén se enfrenta a esta peligrosa situación, ya que desde el 2017 han sido víctimas de nueve asaltos.
Claudio Pimentel, una de los afectados, contó a EL DÍNAMO que el primer asalto fue en 2017 y que “en esa ocasión era en invierno y entraron dos personas adultas a la casa. En ese momento estaba mi hermano y yo en la casa (…) esa vez se escaparon. Después fueron seguidos (los asaltos) y siempre con modus operandi distintos, sin tanta violencia. Creo que de los ocho robos anteriores, este último fue el más violento”.
“En una ocasión amenazaron a uno de mis hermanos de muerte con unos sables hechizos. Pero sin duda el de ahora fue el más violento. Se mezclaron muchas cosas: primero la intimidación por parte de los delincuentes; segundo la cantidad, ya que primero entraban de a uno o de a dos y ahora fueron 7; tercero, por la violencia injustificada que se dio durante el asalto, porque ninguno de nosotros opuso resistencia”, detalló.
En ese contexto, indicó que a pesar de que “no podíamos verles la cara porque estaban encapuchados, en todo momento nos tuvieron acorralados en la cocina, siempre apuntándonos con las pistolas en la cabeza y amenazándonos de muerte constantemente”.
Claudio relata que fueron al menos 20 minutos los que estuvieron en la cocina, y que en medio de esa situación, le pidieron a los asaltantes que les facilitaran unos medicamentos que consume su padre para controlar la presión.
“Les pedimos que nos pasaran unas pastillas para la presión o bien que nos dejaran a nosotros buscar las pastillas, pero ninguna de las dos cosas fue posible. Lo único que recibimos de vuelta fueron más golpes de pies, puños y con la parte de atrás del revolver (…) los tipos tenían un afán de jugar con la vida de nosotros, pero infinitas. Ellos estaban conscientes de que estaban jugando con la vida de cinco personas al apuntarlos constantemente con un revólver, sabiendo que en cualquier momento podían jalar el gatillo”, sostuvo Pimentel.
Tras el atraco, el padre de Claudio debió ser trasladado a una clínica para verificar su estado de salud. Fue estabilizado y se constató que tenía una fractura en el rostro debido a los golpes propinados por los antisociales.
El afectado aseguró que han sido distintas bandas las que han asaltado su vivienda. En esta ocasión existió una premeditación del robo, ya que recorrieron en pocos minutos los lugares donde estaban las cosas de valor. Por eso, Claudio siente que los sujetos ya habían robado casas del sector y que eso les permitía conocer cómo están distribuidas las habitaciones.
No hay sistema que los detenga
A medida que comenzaron a sufrir estos robos, la familia decidió ir a incrementar las medidas de seguridad en su casa, para hacerles intentar evitar de alguna forma que los delincuentes lograran ingresar.
“La casa venía con un sistema de seguridad básico, pero nosotros decidimos cambiarlo por el sistema que hemos utilizado en otras casas que hemos habitado, pero a medida que los delincuentes buscaban otras formas de burlar la seguridad, nosotros íbamos colocando más medidas de seguridad”
En ese sentido, detalló que comenzaron asegurando el perímetro externo de la casa,”instalando sensores de ruido, movimiento y sensores a nivel tierra. Esto funcionó en algunas ocasiones, porque los sujetos entraban y sonaba la alarma y se escapaban. Después los ladrones encontraron la forma de entrar por la casa de al lado y desactivar la bocina, eso ya fue como en el cuarto asalto”.
Posteriormente, la familia instaló dos alarmas, una en cada lado, lo que también mantuvo alejados a los delincuentes por algunos meses, pero encontraron la forma de desactivar ambas bocinas.
Ya en el sexto asalto decidieron colocar sensores perimetrales en la reja, “los que si pones una mano dentro de la reja la alarma se activa. Eso resultó por mucho tiempo, hasta que lograron burlar esos sensores”.
“En el séptimo robo agregaron sensores de movimiento y de ruido en la cocina, porque por ahí entraron, (…) en el octavo caso entraron por la casa de atrás y eludieron la sensibilidad de los rayos de movimiento, porque tenemos una piscina en ese patio, por ende los sensores deben ubicarse en un angulo que el movimiento del agua no los active”.
“Estos tipos, cachando esto entraron por atrás y se metieron al lado de la piscina y ahí concretaron el octavo robo”.
Claudio Pimentel asegura que, en promedio, cada vez que instalaban nuevos métodos de seguridad gastaban cerca de 500 mil pesos.
Finalmente, y consultado sobre la posibilidad de mudarse a otro sector de Santiago, Claudio Pimentel explicó que no es algo en lo que estén pensando en un tiempo cercano, pero si “una alternativa que estamos barajando en un mediano plazo”.