Coronavirus: el momento de aprender es ahora
"Si no nos tomamos en serio el aprendizaje, el siguiente virus nos volverá a someter. Si no aprendemos, nos convertimos en nuestro propio virus".
Javier Martínez Aldanondo es Socio Cultura de Aprendizaje en Knowledge Works
La crisis del coronavirus se explica porque no le otorgamos al aprendizaje la importancia que tiene. Si definimos aprender como “acumular EXPERIENCIA reutilizable en el futuro”, entonces estamos pagando el altísimo precio de olvidar epidemias previas como el SARS en 2002 o de no aprender rápidamente de Wuhan. Y si no aprendemos, volverá a suceder. Esta es una lucha para comprobar si gana el virus o triunfa el conocimiento. El momento de aprender es ahora y no cuando todo haya terminado.
La premisa es muy sencilla: lo más importante no es QUÉ aprendemos sino algo previo, CÓMO nos aseguramos de que aprendemos. Para que haya aprendizaje tiene que haber rutinas planificadas para que el aprendizaje tenga lugar. Si te pregunto qué aprendiste el año pasado, te va a costar trabajo responder. No significa que no aprendiste pero si no lo haces consciente, es como si no existiese y no lo podrás reutilizar. Históricamente, los seres humanos hemos aprendido espontáneamente pero nos falta cultura de aprendizaje y sin ella, nos costará salir bien parados de esta crisis y evitar la siguiente.
¿Cómo se inserta el aprendizaje en la cultura? Una manera sencilla de graficarlo es considerar 3 momentos para aprender: ANTES, DURANTE y DESPUÉS.
1. APRENDER ANTES: Si revisamos el pasado reciente, hemos sufrido emergencias medioambientales, sanitarias y político-sociales. Ya deberíamos haber aprendido que lo inesperado va a ocurrir y que somos vulnerables. ¿Era impredecible esta crisis? ¿inevitable? Existían numerosos antecedentes y los expertos confirman que se sabía e incluso se esperaba que algo así pudiese suceder. Necesitamos tener a mano los aprendizajes de lo que pasó previamente para anticipar escenarios y tratar de evitarlos. Desarrollar la vacuna para el Covid-19 cuando tenemos el problema encima es una opción poco feliz. Son 2 las preguntas clave ¿Qué sabemos? y ¿Qué podemos aprender de otros que lo hicieron antes? Justo lo que no hemos considerado con el Covid-19. La inversión para la vacuna, contar con tests, insumos, personal e infraestructura, etc. era elevada. Pero el costo de esta crisis resultará muchísimo más caro.
2. APRENDER DURANTE: En esta etapa, lo crítico es ¿Qué estamos aprendiendo? Es fundamental detenerse a pensar “mientras nos duele” para hacer consciente el aprendizaje. Mientras desarrollamos la vacuna o comprobamos la efectividad de las diferentes medidas, es obligatorio incluir rutinas reflexivas para aprender de las decisiones que estamos tomando. Es evidente que la inmensa mayoría de los esfuerzos tienen que estar concentrados en resolver el problema. Pero al mismo tiempo, tenemos que dedicar energía a entender cómo lo estamos resolviendo y dejar registro. De otra manera, no tendremos trazabilidad de cómo superamos el desastre, lo que nos impedirá combatir la próxima epidemia que vendrá. Necesitamos salir de esta crisis más inteligentes que cuando comenzó.
3. APRENDER DESPUÉS: ¿Qué nos quedará cuando termine la pandemia? ¿Únicamente miles de muertos y una dramática crisis económica y social que asolará a millones de personas? ¿O un conjunto robusto de aprendizajes? No podemos equivocarnos y pensar que una vez controlado el virus, comienza el aprendizaje. En ese instante entraremos en la etapa de consolidar los aprendizajes y proponer cambios. El circulo del aprendizaje solo se cierra cuando se aplican esos cambios y fiscalizamos los resultados de dicha aplicación. Se requieren recursos y responsables pero si invertimos en prepararnos para guerras que no suceden, parece lógico prepararnos para batallas contra virus que solo se pueden derrotar con conocimiento. Si en algo están de acuerdo todos los expertos es que las pandemias seguirán asolándonos. Entonces la elección es obvia: ¿aprendemos o no?
En esta etapa, las preguntas son ¿Qué conocimiento hemos generado (lecciones aprendidas)? y ¿Qué necesitamos aprender para el futuro?
La conclusión es que lo más importante ahora mismo no es QUÉ aprendemos sino CÓMO nos aseguramos de que aprendemos. El momento de aprender es ahora. Solo perderemos la batalla si el virus se expande más rápido que nuestra habilidad de aprender y colaborar. El aprendizaje para ser eficiente, debe ser planificado y sistemático pero aun no lo hemos hecho consciente. Ningún país puede resolver el problema por su cuenta. Superar la crisis será un proceso colaborativo, de contagio de conocimiento. Es la sociedad la que tiene que desarrollar la disposición a aprender. No más improvisación ni azar. Resolver esta catástrofe es un asunto de conocimiento.
Es verdad que la resiliencia y la capacidad de aprender del ser humano son ilimitadas pero su memoria es muy corta. Tenemos que empezar a construir esa memoria desde hoy. Si no nos tomamos en serio el aprendizaje, el siguiente virus nos volverá a someter. Si no aprendemos, nos convertimos en nuestro propio virus.