Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
1 de Mayo de 2020

El COVID-19 desata violencia y motines en las cárceles de Latinoamérica

La emergencia sanitaria se ha vuelto una preocupación para quienes que deben vivir tras las rejas con el temor de contraer la enfermedad.

Por Brenda Martínez
cárceles Latinoamérica
Compartir

Una dura situación se vive en las cárceles de Latinoamérica a causa del COVID-19, que se propaga con facilidad en los centros penitenciarios, debido a diversos factores como el hacinamiento y la falta de implementos y agua potable para mantener la higiene de los internos.

La emergencia sanitaria se ha vuelto una preocupación para quienes que deben vivir tras las rejas con el temor de contraer la enfermedad, lo que a su vez genera que se reaccione con violencia ante las medidas tomadas por las autoridades de salud.

El pasado lunes, el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) de Perú se alertaba respecto a un motín en una cárcel de Lima, que dejó nueve reclusos muertos y 67 heridos entre guardias, policías y reos,

Un día después, los internos en el penal Lurigancho, uno de los más poblados del país y ubicado en el norte de Lima, realizaron una protesta colocando carteles en los techos, reclamando que las medidas implementadas por el COVID-19 no son suficientes.

Según lo informado por las autoridades del vecino país, se han detectado más 600 casos confirmados y al menos 13 fallecidos.

Mientras que en Colombia los hechos de violencia al interior de las cárceles han cobrado la vida de 23 personas. Las autoridades aseguraron que hasta el momento se han registrado 213 contagios y tres víctimas fatales por el virus en los recintos penales del país.

En Brasil se han detectado fuertes situaciones. Una de ellas se registró a mediados de marzo, cuando cerca de 1.350 reos se fugaron luego de que se anuló una salida temporal que favorecería a unos 34.000 internos.

La Policía Militarizada de Sao Paulo detalló que 926 de los reos fugados estaban en régimen semiabierto en Mirandópolis, otros 400 escaparon de Mongaguá y unos 30 de Taubaté.

Mientras que en Argentina, los presos de distintos recintos penitenciarios ubicados en las localidades de Concordia, Villa María, Trelew han iniciado huelgas de hambre, además se han registrado motines en villa Devoto, Mendoza y Buenos Aires.

En Chile, las voces de los internos de la Cárcel de Puente Alto se ha escuchado fuerte durante las últimas semanas, ya que en este penal en particular se han registrado motines y manifestaciones a raíz del incremento de casos.

El Ministerio de Salud ha implementado una serie de medidas especiales para ese penal, por ser el más afectado. Se han instalado túneles sanitarios, restricciones de visitas, sanitizaciones, entre otras.

Claudio Martínez: “La situación es de alto riesgo”

Consultado sobre la violenta y preocupante situación que se vive en las cárceles, Claudio Martínez, ex director Nacional de Gendarmería, explicó que “en Latinoamérica en general el panorama carcelario es bastante desastroso, por decirlo de alguna manera”.

“Chile, con todas sus carencias, tiene un sistema carcelario mucho más exigente, más equipado y mejor gestionado -diría yo- que el resto de Lationamérica, casi sin excepción”, agregó.

En ese sentido, destacó que se ha realizado una buena contención del virus en los recintos penales, argumentando que los 163 internos contagiados a nivel nacional en un “universo de 40 mil a 50 mil presos es una cifra muchísimo menor que el promedio del país”.

Martínez destaca que pese a las buenas medidas y de tener un sistema un poco más preparado que el de otros países esto no quita que exista un gran porcentaje de hacinamiento, lo que complica aún más los esfuerzos por controlar la propagación del virus.

“Yo veo, y así entiendo, que las medidas van más en el orden de cómo manejar oportunamente y detectar a los infectados que evitar el contagio, ya que eso con el grado de hacinamiento es prácticamente imposible”.

En ese sentido, la ex autoridad de Gendarmería sostuvo que “la situación es de alto riesgo, por así decirlo. Por lo tanto las medidas que a corto plazo deben estar siempre activas son las de aislar y tratar a quienes vayan presentando síntomas de la enfermedad; en el mediano plazo se debe avanzar en la dirección de la ley de indultos, y en lo que señala la fiscal de la Corte Suprema, en la búsqueda de alternativas de prisión”.

“O sea, si es posible que estos cuatro mil presos hayan salido libres, con medidas de control respecto a su arresto domiciliario y un estudio que muestra que la reincidencia es mínima. Eso demuestra que la prisión debe estar reservada para los segmentos de la delincuencia de alta peligrosidad y para tratamientos de reeducación y reinserción”, agregó.

Martínez concluyó que el ambiente al interior de un recinto penitenciario siempre tiene una “violencia contenida”.

“En términos generales, al interior de las cárceles existe una violencia latente, eso es permanente. O sea el hecho de estar privado de libertad y en condiciones a veces inhumanas hace que haya una violencia contenida cuyo equilibrio se rompe en cualquier momento. Ahí se inician los motines: cuando esa fina barrera entre el recluido y el respeto que tiene con la autoridad. El virus es un elemento que gatilla el quiebre de ese equilibrio”.

Léenos en Google News

Temas relevantes

#Colombia#Perú

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de País