Canción urgente para el capitalismo
"Está muy bien generar riqueza y crear valor económico. Pero está muy mal el egoísmo generado desde una supremacía que nos hace acordar a los peores momentos de la humanidad".
Guillermo Bilancio es Profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibañez. Consultor en Alta Dirección
Hace unos años atrás, José “Pepe” Mujica – ex presidente de Uruguay y tal vez un ícono de la izquierda progresista latinoamericana-, afirmaba con total decisión que el capitalismo es el único sistema en el que vivimos, y que el único problema radica en cómo se usa.
Hace pocos días, nos enteramos por la prensa que, el grupo Cencosud de Horst Paullmann, repartió dividendos a sus accionistas por más de 220 millones de dólares, siendo Cencosud una empresa que se acoge a la ley de protección del empleo. La noticia es ahora tan vieja como indignante.
Con motivo de tal decisión, tan “legal” como desquiciada para los tiempos que vivimos, surgen nuevamente las críticas feroces al capitalismo salvaje que tiene al modelo neoliberal en su extremo más riesgoso.
El neoliberalismo, o por decirlo de otra manera, el modelo que acepta la supervivencia del mas apto por sobre el resto, sabemos que empieza su curva decadente con la llegada de nuevas generaciones sosteniblemente más responsables.
Pero ni siquiera deberíamos hablar de neoliberalismo, sino que el peor capitalismo es el que viene de la mano de otro “ismo”: el egoísmo.
Y el egoísmo en el mundo de los negocios ya forma parte de una vieja especie en extinción, tal vez por su intención depredadora de devorar lo que queda, aunque lo que quede sea poca vida.
Los nuevos millonarios, como por ejemplo los millonarios de la era digital, no son como estos viejos ricos que solo pretenden hacer ricos a los accionistas, una frase que se transforma en un verso clásico de los negocios (y de las escuelas de negocio que así lo promovían) de los años 80.
Hoy los millonarios como Bill Gates, o Larry Page, o el mismo Jeff Bezos, entienden que la optimización del potencial de crear valor económico no es sólo la riqueza puntual y cortoplacista del accionista. Es expansión.
Es que ese capitalismo expansivo, responsable y consciente, es el que asocia al empresario con el Estado para resolver los temas sociales clave (Crisis sanitaria, cambio tecnológico y caída del empleo).
Contra toda tendencia, la decisión de la junta de accionistas del grupo Paullmann, es una vuelta a ese pasado abusador y feudal, aprovechándose de su poder y de los políticos que forman parte de su directorio (El exministro Larraín, por ejemplo), mostrando así la peor cara de un modelo voraz, en el que viejos empresarios que se llenan la boca hablando de una riqueza que, tristemente, la hacen también a costa de optimizar el resultado en función de la gente. El despotismo, el uso y la desprotección de las personas a las que, según estos retrógrados, le “dan trabajo”, como si eso fuese sinónimo de humanismo. Apenas entienden que los colaboradores no reciben dádivas, reciben un pago por su trabajo.
No es un problema del capitalismo, sino de los que lo usan.
El capitalismo es lo único que existe. Es el sistema que responsablemente puede darnos bienestar y libertad, con equidad.
Pero eso exige responsabilidad, y un propósito tan expansivo, como compasivo y distributivo.
Podemos hacerlo. Está muy bien generar riqueza y crear valor económico. Pero está muy mal el egoísmo generado desde una supremacía que nos hace acordar a los peores momentos de la humanidad.
Tenemos que revisar el modelo, tenemos que ajustar conceptos e inclusive, modificar los valores que se transmiten en los actuales sistemas educativos, para que estas actitudes y decisiones egoístas y feudales, no den paso a la violencia y a crisis sociales que vamos a lamentar.
Usemos al capitalismo con legitimidad. Y los gobiernos, que deben ajustar el modelo jurídico actual (que también facilita la corrupción), deberán denunciar y exigir a los poderosos que sean responsables por actos que pueden alterar el orden social. Porque decisiones como las de Cencosud, erosionan a la sociedad.
El capitalismo no debe ser egoísmo. Quizás algunos dinosaurios aún no lo entiendan, pero demos por seguro que los dinosaurios van a desaparecer.