La hiperproducción en la educación en primera infancia: los efectos invisibilizados de la pandemia
"En momentos como estos, la educación en torno a las emociones, y por sobre todo el sentido y la construcción ciudadana en los niños y niñas, es el aprendizaje más afianzado que debiesen experimentar; y no hiperproducir para responder a una sociedad ya hipercansada de la hiperproducción".
Andrea Figueroa es Directora de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad de las Américas.
En los últimos días se han abordado los efectos de la pandemia en el sistema escolar y en la educación terciaria. No obstante, poco o nada se ha hablado sobre el impacto de una “nueva forma de enseñanza” en la educación en primera infancia.
Con escasa sensibilidad a los contextos pedagógicos en los que ocurren los aprendizajes de niños y niñas, se ha tratado de insistir en transferir a la virtualidad elementos propios que ocurren al interior de aula y que, desde la naturaleza pedagógica, sólo se pueden desarrollar en los espacios educativos a través de un proceso reflexivo del educador.
A ello, se le ha sumado la incorporación de la Educación Parvularia a una lógica de hiperproducción, abordada perversamente en el nivel educativo en general, instalando imaginarios en la configuración de niños y niñas que ante un contexto de emergencia sanitaria deben producir, responder y entregar evidencia ante los requerimientos que el sistema escolar y la sociedad requiere.
Esta noción, que desconoce el proceso individual del sujeto, ha emergido en los centros educativos una carrera sin tregua por entregar contenidos y desarrollar un sinnúmero de experiencias de aprendizaje virtuales, dejando de lado la riqueza de descubrir, explorar y construir.
Esta idea deshumanizada se contrapone con los principios fundantes de la educación parvularia, invisibilizando el aporte del contexto, el juego libre y la cotidianidad como fuente de riqueza para el aprendizaje.
En momentos como estos, la educación en torno a las emociones, y por sobre todo el sentido y la construcción ciudadana en los niños y niñas, es el aprendizaje más afianzado que debiesen experimentar; y no hiperproducir para responder a una sociedad ya hipercansada de la hiperproducción.