La importancia del trabajo docente en torno al desarrollo socioemocional de los estudiantes de primer ciclo básico
Según el psicólogo de la Universidad SEK, Héctor Suárez, es en esta etapa cuando se toma noción acerca de la importancia del sentido de pertenencia a un grupo y se internalizan los valores y las normas.
Durante este domingo comenzó a circular en redes sociales un documento que era parte de un curso para docentes que estaba dictando el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Ministerio de Educación, el cual en lo referente a las diferencias en el ámbito socioemocional, entre niños y niñas de tercero básico, planteaba que para éstas últimas “atraer la atención de los niños es una nueva forma de autoexpresión”.
Ante este hecho, que generó críticas y que algunos tuiteros calificaron como “sexista”, el CPEIP bajó el material pedagógico del sitio web y lamentaron la situación, explicando que además “no representa el sentir de la institución, ni simboliza el lineamiento de su oferta actual”.
Pero, ¿qué realmente caracteriza en materia de desarrollo socioemocioal a los niños y niñas en esta etapa de la vida y cómo pueden apoyarlos los docentes?
Nuevas nociones
Durante esta etapa, los niños y niñas comienzan a descubrir y comprender diferentes aspectos relacionados a las habilidades psicosociales y relaciones interpersonales, marcando un salto significativo con respecto al período preescolar.
Y es que es en el marco del primer ciclo básico cuando comienzan a entender y valorar lo que es el sentido de pertenencia a un grupo, y también aparece la figura del “modelo a seguir”, inspirado principalmente en sus propios pares, según explicó a EL DÍNAMO Héctor Suárez, psicólogo y académico de la Universidad SEK.
Asimismo, es en este período de la vida cuando surge la noción de cooperación y empatía, y por lo tanto, es fundamental que los docentes ayuden a los estudiantes a trabajar en torno a éstas, considerando que igualmente es en esta edad cuando los pequeños empiezan a internalizar los valores y las normas.
“Aparece la autoregulación asociada a las normas, y las niñas y niños comienzan a integrar lo que son las normas en las relaciones interpersonales”, afirmó Suárez.
En vista de ello, el especialista de la Universidad SEK recomienda la realización de actividades lúdicas, ya que “el juego compromete lo cognitivo, lo emocional y la acción, es decir, las tres dimensiones que tiene nuestra conducta”.
La idea es que, a través de juegos grupales o incluso prácticas deportivas, se generen instancias que ayuden a las niñas y niños a un adecuado desarrollo socioemocional en pos de la convivencia.
“Lo importante es la convivencia y compartir actividades, haciendo ejercicios que impliquen el ponerse en el lugar del otro. Por ejemplo, si a un compañero le fue mal en Matemática, que vean cómo ayudarlo si alguien tiene más habilidad en esa asignatura. Se trata de cómo generar un nivel de integración y cohesión en los grupos asumiendo las diferencias, pero considerando siempre que todos pueden aportar”, finalizó Suárez.