Un 71% de los niños chilenos teme que un familiar se enferme a causa del coronavirus
Según un estudio del Instituto Central Internacional para la Juventud y la Televisión Educativa (IZI), en conjunto con el Centro de Estudios Avanzados en Justicia Educacional en Chile, un 82% de los niños también siente preocupación al pensar en no ver a sus abuelos y familiares por un tiempo prolongado.
El Instituto Central Internacional para la Juventud y la Televisión Educativa (IZI), en conjunto con el Centro de Estudios Avanzados en Justicia Educacional en Chile, realizaron el estudio denominado “Children, Media and COVID-19”, el cual abordó las emociones de niñas y niños durante el período de distanciamiento social en el marco de la pandemia, su conocimiento en torno al virus y el uso de pantallas.
La investigación, que contó con la participación de más de 4 mil niños y niñas de entre 9 y 13 años en 42 países, se llevó a cabo entre el 31 de marzo y el 26 de abril, cuando la gran mayoría de estos niños se encontraban confinados y las escuelas cerradas.
A nivel global, la encuesta realizada por IZI indicó que uno de cada dos niños está preocupado por el virus, aunque tanto los niveles de preocupación como los miedos concretos derivados de la pandemia varían de acuerdo al país y la edad.
En el caso de los niños chilenos, los miedos más frecuentes y que registran los más altos niveles de preocupación se asocian al ámbito comunitario-familiar. Dentro de estos, el no poder ver a sus abuelos y familiares por un tiempo prolongado lidera las preocupaciones de los niños chilenos (82%), seguido por el miedo a que alguien en la familia se enferme de coronavirus (71%) y que se enferme la mascota de la casa (42%).
En cambio, los miedos que refieren la salud propia se ubican en las últimas posiciones, ya que sólo un 36% de los niños chilenos temería enfermarse de coronavirus y un 29% a perderse muchas clases y contenidos en el colegio.
Manejo de información
Las estadísticas del Instituto Central Internacional para la Juventud y la Televisión Educativa también entregaron indicios acerca de la información que los niños chilenos manejan respecto al coronavirus.
En esa línea, y con respecto a las acciones preventivas, “los niños chilenos parecen ignorar algunas de las medidas básicas difundidas por el Gobierno”, indicó la investigadora Macarena García, quien fue parte de este estudio.
De hecho, en promedio, sólo uno de cada tres niños considera importante medidas tales como cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar, al igual que no acercarse a enfermos o evitar multitudes.
“La baja ponderación de estas medidas de higiene invita a repensar la efectividad de las campañas anuales del Ministerio de Salud, que promueven medidas similares en el marco de la influenza estacional”, agregó García.
Por otro lado, Catalina Santa Cruz, quien también participó del estudio, resaltó el alto índice de niños que creen en mitos y noticias falsas.”Uno de cada cuatro niños, de 9 a 10 años, cree que rociar alcohol o cloro sobre el cuerpo previene el coronavirus”, mientras que uno de cada siete niño cree que el coronavirus es un arma de un gobierno extranjero, señaló.
“Niños y niñas se informan principalmente a través de redes sociales y encontramos entre ellos muy pocas reflexiones críticas sobre el tipo y la calidad de la información que consumen”, añadió García.
Asimismo, la encuesta también revela el aumento de consumo de medios digitales entre los niños y niñas chilenas en el marco de la pandemia del coronavirus, donde un 81,4% de los entrevistados señaló que cuando se sienten contrariados, ver televisión o jugar videojuegos les ayuda.
Además, considerando que las redes sociales han permitido sortear digitalmente las distancias humanas durante la pandemia, no es de extrañar que su uso se haya incrementado. “Es necesario darse cuenta de la función social que las pantallas cumplen en contextos como el actual. A través de ellas, niños y niñas socializan su vivencia de la pandemia entre pares. No sólo circula información, también circulan afectos y experiencias, algo que muchos cuidadores omiten cuando piensan en limitar su uso en el hogar”, finalizó García.
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