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Actualizado el 5 de Julio de 2020

No-ficción en cuarentena: Misterios con y sin resolver

HBO y Netflix optaron por dos interesantes estrenos de no ficción, que aunque tienen una temática común, toman rutas suficientemente distintas.

Por Cristina Alzate
misterios sin resolver
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Entre los pocos motivos para alegrarse en época de eterna cuarentena televisiva están que, a pesar de las suspensiones, cancelaciones y problemas varios que la industria ha tenido para seguir produciendo durante la pandemia, la fuente de estrenos todavía no se seca. Esta semana, al menos, HBO y Netflix optaron por dos interesantes estrenos de no ficción, que aunque tienen una temática común, toman rutas suficientemente distintas como para hacerlas atractivas al mismo tiempo. ¿La ventaja? Si no se pueden ver en forma paralela, una se puede guardar para los tiempos de sequía que, seguro, pronto llegarán.

La primera es I’ll Be Gone in The Dark, una serie documental de seis episodios que HBO estrenó el domingo pasado y que se centra en la obsesiva búsqueda de una periodista por descubrir la identidad del llamado Golden State Killer. El programa está basado en el libro (y también cuenta la historia) de Michelle McNamara, que investigó exhaustivamente el caso, y cuya participación le añade un elemento extra a la historia, ya que ella falleció antes de descubrir completamente su misterio. Algo que finalmente ocurrió poco después de su muerte y que terminó con la reciente confesión en el juicio del criminal de 13 asesinatos y más de 40 violaciones.

Es precisamente esa mezcla de documental de crimen verdadero -en la senda de uno de los peores asesinos y violadores en serie de la historia de EE.UU.-, y de historia personal de una periodista que busca encontrar la identidad del monstruo (y hacer justicia para sus víctimas), la que hace destacar esta entrega. HBO siempre ha contado con una robusta ala de documentales, y este programa es una digna adición a su biblioteca. Durante el primer episodio, las realizadoras entrelazan efectivamente las tres hebras de su relato: la vida personal de McNamara, las historias de las víctimas, y la investigación que por décadas dejó impune al Golden State Killer, para construir un documental interesante, que atrapa y que además se da el gusto de tomar una tangente sobre el submundo de los investigadores amateur por internet que sorprende y fascina.

Netflix, por su parte, optó por la ya manoseada y a estas alturas deprimente opción de revivir un clásico. Pero esta vez con buenos resultados. Probablemente por su falta de pretensiones. Se trata de una nueva temporada de Misterios sin Resolver, un clásico sobre, como su nombre lo dice, variopintos casos sin resolver. En su versión original, el show comenzó en 1987, conducido por Robert Stack, y terminó en 2010, después de más de 500 capítulos. Ahora vuelve un poco remozado, pero con su espíritu sencillo y al punto intacto: contar una historia, ya sea derechamente criminal o con algunos tintes sobrenaturales, cuyo desenlace no tiene explicación, y terminar cada episodio apelando al público por si tienen algún dato que ayude a esclarecer la situación. Un placer sin culpas que acá cumple, porque se escogieron bien los casos, están bien narrados y llenos de testimonios de los involucrados directos dando sus teorías. Pura entretención. A veces no hay nada más que pedir.

I’ll Be Gone in The Dark: HBO, domingos, 22 horas y HBO GO.
Misterios sin Resolver: 6 episodios, disponibles en Netflix.

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