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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Retiro del 10% de las AFP y el simplismo político

"Los políticos renunciaron a usar la inteligencia y la argumentación. Prefirieron la dejarse llevar por la banalización de la opinión y la desvalorización de los saberes más difíciles de comunicar".

Por Mariana Aylwin
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Mariana Aylwin es Profesora de origen, política por vocación y a mucha honra. Directora Corporación Educacional Aprender.

Después de la votación en la Cámara de Diputados sobre el retiro del 10% de las AFP, nada me ha hecho más sentido que las palabras del filósofo vasco Daniel Innerarity, quien ha expresado que la mayor amenaza para la democracia es la simplicidad.

En tiempos de alta complejidad, con una sociedad horizontal, donde todos pueden emitir opiniones y juicios sobre la base de una seudo información, el facilismo se expresa en la incapacidad de la política de hacerse cargo de la complejidad de las cosas.

Los partidos, la tecnocracia y los liderazgos demuestran poca voluntad frente al facilismo de ofrecer un consuelo pasajero a cambio de una recompensa política rápida.

La algarabía de ayer entre los parlamentarios parecía la de unos niños que encontraron el botín. Unos respondieron como el mercado frente a los “consumidores”, a quienes se les presentó la posibilidad de retirar un dinero que les hace falta en un momento difícil.

Nadie les explicó que al día siguiente sus ahorros serían menos de los que tenían, que el 10% será menor a lo que pensaban porque lo que tenían ya vale menos, que tendrán menos jubilación y perderán los intereses que esos ahorros aumentarán con el tiempo.

La argumentación en la Cámara fue penosa, oír a una diputada decir que ella sabía lo que era ser pobre, o a otro decir que lo hacía por “Cristóbal” un joven estudiante de su distrito, o al que lo hacía por Marco un emprendedor que le pidió que no votaran “en contra de la gente” amenazando con un nuevo estallido, de verdad muestra un elenco de poco nivel. Se apeló fundamentalmente a la solidaridad como si la discusión fuera sobre la empatía con la pobreza o la clase media.

Por su parte, un número importante de diputados vieron en el retiro del 10% la oportunidad de terminar con las AFP, una buena ocasión para “perforarles su modelo“ como twiteó una diputada entre varios más que celebraron en ese sentido. En vez de discutir una reforma al sistema previsional (se presentó una en el gobierno anterior), el facilismo lleva a pensar que mejor es darle un quiñazo por si se derrumba, y no hacerse cargo de las consecuencias, total es un sistema injusto y habrá que crear otro “justo”, es decir de acuerdo al pensamiento propio.

Por último, está el facilismo de los que se abstuvieron. Son los que no se atrevieron a manifestar una opinión contraria al apoyo que las encuestas le dan al retiro de los fondos.

Para los que ganaron, los que se opusieron al retiro del 10% de las AFP son los que defienden a los ricos, los que no tienen calle, los mezquinos, los que no tienen compasión del sufrimiento. Es decir, convierten la política en un cambo de batalla entre el “buenismo” y los malos.

Los políticos renunciaron a usar la inteligencia y la argumentación. Prefirieron la dejarse llevar por la banalización de la opinión y la desvalorización de los saberes más difíciles de comunicar.

El gobierno se ha mostrado inepto para manejar la complejidad de la circunstancia que el país y el mundo está viviendo. No logra explicar ni convencer. Ni siquiera fue capaz de alinear a sus parlamentarios. Es cierto que ninguna propuesta será suficiente para abordar las dificultades que la mayoría de los chilenos está viviendo. Pero, aún así, no ha podido generar confianzas.

Y La oposición ha actuado sin conciencia de la magnitud de la crisis, más influida por la emocionalidad y los deseos ocultos de algunos que quisieran que el gobierno fracase.

En definitiva, ha triunfado la política con foco en el corto plazo y la retribución inmediata.

Lo sorprendente es que, tanto congresistas como partidos, no han recibido hasta ahora la recompensa de la popularidad. Siguen teniendo un rechazo mayor que todas las instituciones del país. Y no parece ser que esta votación los salve de ese deterioro que, de paso, está poniendo en riesgo el frágil sistema democrático.

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