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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

5G y competencia global

Estados Unidos venía presionando a su aliado británico, para cerrarle la puerta a Huawei, desde el año pasado, bajo el argumento de que la tecnología china no daba garantías en materia de seguridad en la transmisión de datos, pudiendo ser intervenida externamente.

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Juan Pablo Glasinovic Vernon es Abogado

Esta semana, ante una arremetida al interior del propio Partido Conservador gatillada por las medidas de China en Hong Kong, el primer ministro Boris Johnson se vio forzado a anunciar que su gobierno dejaba sin efecto el convenio suscrito con la empresa china Huawei, para participar en la construcción de la red 5G del Reino Unido. Este anuncio ya había sido precedido en enero, por la decisión del gobernante de excluir a Huawei de las partes más sensibles y estratégicas de la red de telecomunicaciones local, circunscribiendo además su participación a un máximo de 35% del sistema.

La tecnología 5G está destinada a revolucionar internet tal como la conocemos. Aumentará las velocidades de la red, permitirá la Internet de las cosas (IOT) al poner en línea miles de millones de dispositivos más, y hará avanzar nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático. Las redes 5G aumentarán las velocidades de transmisión de datos hasta 100 veces la de las redes 4G

Estados Unidos venía presionando a su aliado británico, para cerrarle la puerta a Huawei, desde el año pasado, bajo el argumento de que la tecnología china no daba garantías en materia de seguridad en la transmisión de datos, pudiendo ser intervenida externamente. El gobierno de Trump había señalado explícitamente que no colaboraría en materia de seguridad con aquellos países que funcionaran con tecnología china en materia de telecomunicaciones. Esto apuntaba principalmente a la alianza anglosajona conocida como “5 ojos” (5 eyes) e integrada por EEUU, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelandia.

Australia y Nueva Zelandia ya habían tomado la decisión de prescindir de la tecnología china, mientras que Canadá aún lo evalúa.

Esta ofensiva estadounidense se inserta en la pugna que se está dando en todos los campos por el liderazgo mundial, y del cual el predominio tecnológico es crucial.

Bajo ese prisma y contando con un apoyo político transversal, en 2018, el presidente Trump prohibió a los funcionarios públicos utilizar equipos Huawei y ZTE (otra empresa china) y el año pasado en mayo, mediante una orden ejecutiva, prohibió a Huawei el acceso a tecnología estadounidense.

Si bien la innovación en las anteriores redes estuvo dominada en gran medida por los Estados Unidos y otros países occidentales, desde 2012 China ha hecho un esfuerzo coordinado para dominar la construcción del 5G y determinar las normas de funcionamiento en todo el mundo.

Los ingresos de Huawei en 2018 fueron cuatro veces mayores que los de sus competidores más cercanos, y posee más patentes sobre tecnología de telecomunicaciones que cualquiera de sus competidores. Además, Huawei tiene sus equipos y servicios ya desplegados en 170 países. La mayoría de los países de Europa, Asia, África y América Latina ya han comenzado a trabajar con Huawei para desarrollar sus redes 5G. Huawei ya es el líder mundial en infraestructura instalada de 5G en una proporción que duplica a toda la competencia.

Las empresas, cuya tecnología se convierta en el estándar de la industria para la infraestructura y el equipo de 5G, recibirán pagos de regalías de otros participantes en el ecosistema.

Quien logre imponer el estándar del 5G, no solo ganará por el desarrollo y la administración de la infraestructura, también lo hará porque en última instancia aquello determinará tanto el equipo como el software que se utilizará con ese 5G a nivel mundial.

Ante el arrollador avance chino y lo que está en juego, EEUU se ha lanzado con todo para tratar de revertir la situación. A falta de una capacidad tecnológica similar – está más atrás que China, otros países asiáticos y Europa en materia de acceso y velocidad de internet y no tiene ninguna empresa posicionada entre las grandes, Huawei y ZTE (chinas), Samsung (coreana), Ericsson y Nokia (europeas) – EEUU ha centrado su campaña en cerrar mercados para las empresas chinas y en privarlas de insumos que faciliten su predominio.

Según el gobierno estadounidense, la primacía china en el sector se debe a una serie de prácticas de competencia desleal, que van desde el robo de propiedad intelectual y proteccionismo, hasta una coordinación dirigida desde el Estado Chino, con las asociaciones empresariales, académicas y de investigación en torno a objetivos nacionales unificados.

El cierre de mercados ha sido impulsado en base a argumentos de seguridad nacional, acusando que la tecnología china está diseñada para permitir el espionaje e incluso alterar o interrumpir el servicio de la red, lo que ha sido desmentido tanto por la empresa Huawei como por el gobierno chino, y que no pudo ser comprobado, pese a las exhaustivas revisiones de la seguridad británica que dio su visto bueno para seguir con la participación de Huawei en el 5G doméstico.

En este cuadro, la reciente decisión del Reino Unido de excluir a la tecnología china de su red, representa una victoria táctica importante para EEUU, no tanto por el tamaño de este mercado, sino por el precedente que establece en Europa. El resultado se vio facilitado por el Brexit y la mayor debilidad del Reino Unido, al tener ahora que desarrollar su política exterior sin las espaldas de la Unión Europea.

El talón de Aquiles de China es que sus gigantes tecnológicos Huawei y ZTE siguen dependiendo en forma sustantiva de la tecnología estadounidense para varios de sus componentes. Prohibir a los proveedores de EE.UU. trabajar con Huawei podría resultar en una pérdida anual estimada de 11 mil millones de dólares para estas empresas. Si bien las restricciones impuestas por Trump sin duda que están afectando a las compañías chinas, están también acelerando los esfuerzos de las mismas y del gobierno chino para desacoplarse de esta dependencia, aspirando a tener tecnología propia en toda la cadena para el 2025.

Para Europa, el conflicto entre los EEUU y China sobre el 5G significa arriesgar la relación de seguridad que comparten con los Estados Unidos, o la profundización de sus lazos económicos con China, poniendo potencialmente en riesgo el acceso europeo al mercado chino. China es el segundo mayor socio comercial de la UE (después de los EEUU), y la UE es el mayor socio comercial de China.

Pero, por otra parte, como sede de los dos mayores competidores de Huawei (Ericsson y Nokia) y de muchas de las mayores economías del mundo, Europa puede desempeñar un papel decisivo en la determinación del estándar que se adopte.

Según como evolucione esta pugna, podría darse alguno de los siguientes escenarios:

1. China mantiene su inmensa ventaja y logra que Europa adopte plenamente su estándar, lo que dejaría a EEUU construyendo una red de 5G que no es interoperable con el resto del mundo. Este sería el escenario más desastroso para EEUU, porque quedaría aislado y con sus empresas en situación de desventaja respecto de todo el resto del mundo.

2. Ante la intensificación de la pugna y para evitar indisponerse con alguna de las 2 potencias hegemónicas, las empresas europeas, ambas dentro del bloque de la UE, podrían definir el estándar mayoritario al ser “neutral” (alguna posibilidad tendría también Samsung en esta alternativa). Este escenario admite la posibilidad de que China y EEUU finalmente se sumen al sistema europeo y se genere una gran integración global.

3. La última posibilidad es que el mundo termine dividido en distintos sistemas y las empresas corren el riesgo de tener que desarrollar aplicaciones que funcionen con varias normas distintas, o corren el riesgo de perder la oportunidad de operar en los mercados clave que han adoptado la norma de la competencia.

La reciente medida británica da algunas pistas de los próximos movimientos. Ericsson propuso hacerse cargo del vacío que deja Huawei. Mientras tanto, EEUU presiona a Brasil y la UE para que dejen fuera a las empresas chinas.

Asia, Africa y América Latina son las zonas donde Huawei tiene más ventaja y serán el próximo frente de batalla, en esta lucha que va a definir, en buena medida, no solo el rumbo de la globalización, sino también el status de las superpotencias.

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