Linaje del coronavirus circula en los murciélagos desde hace 70 años
Un estudio afirma que el SARS-CoV-2 y sus similares llevan décadas presente en los animales, estableciendo puntos de divergencia en 1948, 1969 y 1982.
Un grupo de investigadores encontró nuevas señales sobre el SARS-CoV-2, el coronavirus causante del COVID-19, el que llevaría más de siete décadas presente en los murciélagos.
El trabajo, que fue realizado por la Universidad de Penn State (EEUU) y que fue publicado por la revista Nature Microbiology, estimó que el linaje del virus que mantiene al mundo bajo una grave pandemia lleva cerca de 70 años circulando entre los animales.
Los científicos llegaron a esta conclusión a partir de datos genómicos de varios sarbecovirus (subgénero al que pertenece el SARS-CoV-2). Se basaron en tres enfoques bioinformáticos diferentes para así aislar las regiones recombinantes dentro del genoma de esta familia, identificar cuáles son los elementos comunes y establecer cuándo y dónde aparecen las mutaciones propias a cada miembro.
“Los coronavirus tienen un material genético altamente recombinante, lo que significa que las diferentes regiones del genoma del virus pueden derivarse de múltiples fuentes”, explica Maciej Boni, profesor de Biología de la casa de estudios estadounidense, en declaraciones consignadas por El Mundo.
El equipo de investigadores reunió a diversos expertos para trazar las relaciones evolutivas del SARS-CoV-2 con otros virus similares detectados en murciélagos y pangolines y hallar las cinco regiones principales no recombinantes.
“Estas regiones (el equivalente de cromosomas individuales) cuentan historias similares; cada región tiene ancestros en el depósito de virus en murciélagos hace unos 40-70 años”, afirmó Boni.
En este sentido, los especialistas creen que el actual coronavirus divergió genéticamente de los sarbecovirus de murciélagos en tres puntos: 1948, 1969 y 1982. Se separó de un virus genéticamente muy similar, el RaTG13 (descubierto en un murciélago de herradura en 2013 en la provincia china de Yunnan), hace ya medio siglo, en 1969.
Este avance acerca aún más a conocer el origen del COVID-19 y podría ser clave para determinar la evolución del virus en los próximos años, además de prevenir la transmisión de enfermedades zoonóticas similares.