Juan Carlos Maldonado, protagonista de El Príncipe: “Es un llamado a vivir la vida con libertad y sin miedo”
En conversación con EL DÍNAMO, el actor desmenuzó el trabajo que realizó, tanto interno como externo, para poder llevar a cabo este rol, su trabajo con Alfredo Castro y la importancia de las temáticas que toca pese a ser ambientada en el Chile de los 70.
Como las salas de cine se encuentran cerradas producto de la pandemia, El Príncipe se convirtió en la primera película chilena en debutar directamente en streaming a través del sitio web Cinépolis Klic.
Esta historia, dirigida por Sebastián Muñoz, nos presenta a Jaime, un joven oriundo de San Bernardo que tras asesinar a su amigo por un arrebato, termina preso. En la cárcel conocerá los afectos, el amor y las lealtades en un contexto marcado por la violencia.
Juan Carlos Maldonado es quien da vida a este personaje, el que describe como un homosexual del Chile de los años 70, una época donde tener una orientación sexual distinta “era un cáncer”, lo que provocó en este veinteañero que no se reconociera como un ser humano, “no se reconocía en ningún lugar”.
“Construir este personaje fue un proceso bien largo, fue rudo, hermoso, con muchas etapas. Fue un trabajo muy profundo, entendiendo su mirada, me traté de conectar cómo miraba -el director- al Príncipe y descubrí que era un narciso, lo agarré desde esa psicología”, comentó el actor en conversación con EL DÍNAMO.
Este trabajo, además, conllevó un proceso físico importante para Maldonado, ya que no solo quiso entender su psicología sino también transmitir su mundo a través de su cuerpo. “Adelgacé mucho mi cuerpo, diez kilos más o menos. La última etapa antes de grabación, que fueron los últimos seis meses, me metí con un coach físico a trabajar. Las últimas dos semanas, y por opción propia porque creo que el personaje lo necesitaba, pasé hambre porque es un personaje de la calle, que es bien salvaje, con impulsos salvajes, entonces viví una etapa de hambre”, contó.
“Cambié mi cuerpo absolutamente para poder meterme en esta piel, fue una mirada muy intensa de entender cómo él sentía, porque es un personaje con una inmensa necesidad de amar y que él también necesita ser amado. Entonces, bajo esa óptica, lo empecé a construir, siempre con el apoyo del director. Leyendo mucho, viendo referentes cinematográficos, porque es un personaje con impulsos bien viscerales. Él mata, es un weón que producto de una borrachera, sin entenderse él, sin entender lo que estaba pasando, rompe una botella y le corta el cuello a la persona que, no sé si es amor, pero sentía una atracción muy fuerte”, agregó.
El Potro
Otra elemento fundamental de El Príncipe es Alfredo Castro, quien interpreta a El Potro en la historia. Él es quien acoge a Jaime en su llegada a la cárcel, creándose entre ellos un lazo con el que el protagonista logra desarrollar y conocer lo que es sentirse querido, a pesar del ambiente hostil en el que se desenvolvían.
Según contó Juan Carlos Maldonado, Castro fue uno de los últimos en sumarse al proyecto y con quien trabajó codo a codo durante las grabaciones. “Fue un trabajo muy lindo y fue un encuentro muy bonito con Alfredo. Yo a él lo conocía cuando hacía teatro en La Memoria con Rodrigo Pérez, me había visto actuar”, señaló.
“Nos juntamos con Alfredo a conversar cómo íbamos a abordar las escenas porque habían unas bien rudas, bien fuertes, donde se necesita mucho compromiso, mucha exposición. Conversamos y desde el respeto siempre. Alfredo es una persona muy generosa, tremendo maestro, actuar con él fue maravilloso”, aseguró.
Para lograr la complicidad entre estos dos personajes, Juan Carlos Maldonado reveló que durante las grabaciones, “entrábamos en escena, concentrados, en silencio. Hay que vivir la escena. Siempre hablábamos que si el otro se estaba pasando decirlo, siempre desde el respeto. Fue lindo el encuentro con todos los actores, de mirarse y uno ya cuando está en el diálogo es uno y uno se adentra mucho en eso”.
Otro punto al que se refirió el actor fue al lenguaje no verbal que se trabajó en El Príncipe y que, según sus propias palabras, tiene que ver con “un trabajo bien profundo, bien intenso de comprender toda esta semiótica, todo lo que está narrando alrededor”.
En ese sentido, explica que primero hay que “pensar que este personaje es muy observador, trata de decir todo lo que está pasando dentro de él. El Príncipe tiene un mundo interno muy intenso”.
“Creo que eso se logra comunicar también por el estado de las cosas, por las emociones, tener claridad en eso. Analizo mucho las escenas, las situaciones. Ya teniendo el panorama claro, el mapa, me dejo llevar, vivo la situación. Se van descubriendo cosas haciendo, eso es lo más lindo del cine, que uno se va conectando con el compañero, con el espacio, con el arte, con todo”, agregó.
Atemporalidad
El medio argentino Página 12 calificó el ambiente de El Príncipe como “atemporal” en el sentido de que “la película podría transcurrir sin perjuicio en la actualidad, pero la novela en que se basa (El Príncipe del escritor chileno Mario Cruz) la hace pasar en tiempos de Allende y la trasposición mantiene la época”.
Consultado al respecto, Maldonado coincide en ello. “Yo creo que todo tiene que ver con el contexto, pero sí hay una atemporalidad. Hay temáticas que son universales, hablamos del amor, la discriminación, el miedo”, afirmó.
“Hoy en día hay exponentes que incitan el odio, la transfobia, se siguen matando homosexuales todos los días. La gente vive con miedo. Creo que la película carga un poco con eso, es un llamado a vivir la vida con libertad y sin miedo. En cualquier contexto es importante, pienso yo, entonces si la ponemos hoy en día tendría la misma fuerza o quizás más”, sostuvo.
Para el joven actor, “la película llega en un momento muy importante para este país. Llega en un momento donde nosotros como sociedad salimos a las calles a reclamar por nuestra dignidad, por construir este país. Decíamos con el director ‘cómo la gente va a tomar la película, nos van a vetar, nos van a censurar’. Pero yo creo que no, llegó en un buen momento, hemos recibido puro amor de todo el mundo. Ha sido muy lindo, me he llevado una buena impresión y entender que este país sí va en un proceso de cambio”.