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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Pandemia: Derechos Humanos, antirracismo y no discriminación

En tiempos de pandemia y confinamiento, emergen invitaciones a dialogar, problematizar y desaprender colectivamente las estructuras político-ideológicas que sostienen el racismo y que afectan el reconocimiento de las personas migrantes como sujetos de derecho.

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Yerko Toledo es Académico carrera de Trabajo Social de la Universidad de las Américas, sede Viña del Mar.

El estallido social y la pandemia de COVID-19 se constituyen en acontecimientos que han impactado a la sociedad chilena, particularmente a las personas migrantes que provienen de América Latina, Centroamérica y El Caribe.

Imágenes de ollas comunes y de personas acampando en las afueras de los consulados hablan de sus demandas de apoyo, protección y ayuda humanitaria para hacer frente a la situación de pobreza, vulnerabilidad y precarización que viven a causa de la pérdida de empleo y de las complicaciones para retornar a sus países.

Estos hechos invitan a reflexionar sobre la profunda desigualdad social y económica existente, las que se expresan en brechas que afectan a las personas migrantes, que limitan el ejercicio de sus derechos y el reconocimiento de su dignidad.
Es necesario preguntarnos no sólo sobre el fenómeno social e histórico referido, sino también por la construcción del racismo y xenofobia en Chile, lo que tiende a agudizar las brechas en el ejercicio de los derechos de personas y colectivos en contextos territoriales diversos, ya que dichas prácticas se encuentran ancladas en el imaginario sociocultural de nuestro país.

Este punto nos interpela sobre el establecimiento de fronteras, estereotipos, prejuicios y prácticas socioculturales relacionales, que complejizan aún más la construcción de sociedades interculturales, limitando la generación de procesos de acogida bajo marcos de convivencia, coherentes con tratados y convenciones en materia de derechos humanos.

En tiempos de pandemia y confinamiento, emergen invitaciones a dialogar, problematizar y desaprender colectivamente las estructuras político-ideológicas que sostienen el racismo y que afectan el reconocimiento de las personas migrantes como sujetos de derecho, tomando en consideración el carácter estructural e histórico de la discriminación racial de personas, corporalidades, identidades, pueblos y colectivos que cohabitan en el Chile actual.

Los procesos de sentipensar nos invitan a abordar los desafíos que tenemos en escenarios de pandemia, como lo expone Teun Van Dijk en la siguiente expresión: “Del mismo modo que el racismo no es natural, sino aprendido, tampoco el antirracismo es natural y debe ser enseñado y aprendido”.

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