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7 de Agosto de 2020

Líbano, un país sumergido en una grave crisis económica, política y social

El accidente de esta semana llega en el peor momento al país: Está a las puertas de otro confinamiento impuesto por las crecientes cifras de coronavirus, su economía lleva meses al borde del colapso y la sociedad ya no soporta las enormes desigualdades en que viven. 

Por Gabriela Romo
Líbano un país
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Líbano atravesaba por una grave crisis económica, política y social antes de la explosión del martes que terminó por devastar la ciudad de Beirut con miles de heridos y un centenar de muertos.

La explosión en el puerto de la capital no solo supone enormes pérdidas humanas, sino que se suma a un Líbano ya agrietado hace décadas por problemas internos.

La masacre que se produjo esta semana llega en el peor momento del país: Está a las puertas de otro confinamiento impuesto por las crecientes cifras de coronavirus, su economía lleva meses al borde del colapso y la sociedad ya no soporta las enormes desigualdades en que viven.

“Nunca es buen momento para que el horror golpee una ciudad, pero para Beirut es difícil imaginar uno peor que éste”, afirmó Rami Ruhayem, periodista de la BBC en Beirut.

“Revolución del Whatsapp”

En octubre de 2019 se llevaron a cabo multitudinarias manifestaciones en el Líbano por la propuesta del Gobierno de aumentar los impuestos por el uso de las llamadas de WhatsApp, el tabaco y la bencina.

La denominada “revolución del Whatsapp” desató una crisis social que obligó a miles de personas a salir a las calles de Beirut para manifestar su descontento, lo que obligó al gobierno cancelar los planes del aumento en los impuestos.

A los cortes de energía diarios y la falta de agua potable se suman una atención médica pública limitada y una de las peores conexiones a internet del mundo.

“Lo del Whatsapp es la chispa, el desencadenante de todo. Odiamos el sistema basado en la corrupción, el sectarismo, en el estado policial. Literalmente piensan que somos estúpidos. Todos los impuestos que nos imponen cuando no recibimos ningún servicio”, indicó el joven libanés François Nur en medio de una protesta.

Economía en caída libre

Las protestas de una sociedad civil organizada no han impedido que el Líbano se encuentre al borde del colapso económico. Con la pérdida del 60% del valor de la libra libanesa frente al dólar en los últimos meses, los precios de los productos básicos se han disparado llevando a la población a medidas desesperadas para alimentarse.
El Líbano tiene un desempleo del 30% y una hiperinflación que afecta a la economía desde hace décadas.

Además, su deuda interna con respecto al producto interno bruto fue la tercera más alta del mundo y casi un tercio de la población vivía por debajo del umbral de pobreza.

 El puerto destruido

El puerto de Beirut era el más grande del país. Las explosiones destruyeron la reserva de trigo e inutilizaron el puerto, que, según analistas, podría tardar más de un año en volver a funcionar al mismo nivel de capacidad que antes de la explosión.

La combinación de estos factores podría crear un riesgo alimenticio para el país, considerando su alta dependencia a la importación.

“Líbano importa la mayor parte de su comida. Su economía lleva casi un año en caída libre y crecen los temores de que se produzca una situación de inseguridad alimentaria”, indicó Rami Ruhayem, periodista del medio antes señalado.

Sin ir más lejos, el ministro de relaciones exteriores, Nassif Hitti, renunció un día antes de la gigantesca explosión diciendo que la falta de visión y de voluntad para implementar reformas estructurales podían convertir al país en un “estado fallido”.

Investigación de la explosión

El gobierno decretó hoy el arresto domiciliario a un número no especificado de funcionarios del puerto de Beirut responsables del almacenar el nitrato de amonio.

“Serán puestos bajo arresto domiciliario todos los directivos del puerto de Beirut responsables de almacenamiento, protección e inspección de los materiales explosivos en el puerto de Beirut desde 2014”, dijo la ministra Ghada Shreim.

Según informó CNN, el envío de 2.750 toneladas de nitrato de amonio llegó a Beirut en un barco de propiedad rusa en 2013. La nave, llamado MV Rhosus, estaba destinado a Mozambique, pero se detuvo en Beirut debido a dificultades financieras que también crearon disturbios con la tripulación rusa y ucraniana.

Una vez que llegó, el barco nunca salió del puerto de Beirut, según el director de Aduanas del Líbano, Badri Daher, a pesar de las reiteradas advertencias de él y otros de que la carga era el equivalente a “una bomba flotante”.

Daher, declaró ayer que las autoridades desatendieron las numerosas peticiones de retirar el nitrato de amonio almacenado en un hangar y que supuestamente provocó la explosión masiva.

“Desde el 27 de junio de 2014 el servicio aduanero ha recurrido nueve veces al tribunal para asuntos urgentes para determinar el destino del nitrato de amonio almacenado en uno de los hangares del puerto de Beirut. La última petición se hizo en diciembre de 20177 y no se respondió a ninguna”, dijo Daher.

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