Por qué para los occidentales es tan difícil aceptar el uso obligatorio de la mascarilla
Los países europeos y americanos aún no se pueden adaptar a una medida que está prácticamente instalada en Asia.
Tras algunas afirmaciones iniciales contradictorias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el paso de los meses existe cierto consenso sobre la utilidad del uso de las mascarillas para prevenir el contagio del coronavirus, medida que ha tenido una recepción distinta entre los ciudadanos de países occidentales en comparación con los orientales.
Los tapabocas han sido un tema de controversia especialmente en Estados Unidos, donde se han registrado diversos incidentes con personas que se niegan a protegerse en público. Aquello se hizo extensivo a su propio presidente, Donald Trump, quien apareció con dicha protección sólo meses después que se desatara la enfermedad en su país.
Estas escenas contrastan completamente con lo que se ha visto en China, Japón y Corea del Sur, donde el hecho de portar una tela para evitar la expansión de las gotitas de saliva infectadas son una costumbre que lleva muchos años.
Ambas sociedades tienen visiones diferentes sobre lo individual y colectivo, lo que explicaría el rechazo de una parte importante del mundo occidental al uso de la mascarilla como medida preventiva.
Las mascarillas en Oriente
Antes de la detección de los primeros casos de COVID-19, la mascarilla era un elemento que ya se veía con frecuencia entre las multitudes de las calles de Pekín, Seúl y Tokio.
En el caso de los japoneses, esto es parte de una larguísima tradición sanitaria. Según el portal Nippon, la práctica quedó establecida tras la pandemia de la gripe española de 1918, la misma que asoló a Occidente y que también estableció el tapabocas como elemento protector. Otras investigaciones incluso asocian este uso a una costumbre proveniente del siglo XVI, la que fijaba un estricto valor a la salud bucal.
Los asiáticos, además, han debido aplicar esta medida mientras enfrentaron otras pandemias, como el SARS de 2003 y la gripe porcina de 2009.
Carlos Osorio, sociólogo de la Universidad Andrés Bello, asegura que los occidentales mantenemos un profundo desconocimiento sobre el mundo oriental, y entrega una aproximación desde las diferencias culturales de ambas sociedades a propósito del uso de la mascarilla.
Para él, el uso, convención y norma social establecidos ante esta situación sanitaria muestran las complicaciones de Europa y América para adoptar una acción que, desde la protección individual, sirve para cuidar a un colectivo.
Las dificultades de Occidente
Carlos Osorio distinguió algunos elementos comparativos entre ambas culturas, puntualizado que “en Occidente, en general, la filosofía, la ciencia y la tradición cultural grecorromana y judeocristiana han reivindicado valores como la libertad individual”.
“En Oriente, a propósito de fenómeno como el confucianismo y el taoísmo, se han impuesto otros valores, como la comunidad, la disciplina”, agregó el profesional a EL DÍNAMO.
El sociólogo señaló que en Asia “el cuidado a mi persona trasciende al individuo”, mientras que en Europa y América se enfatiza “la distinción del individuo, la subjetividad y los elementos de su autonomía“.
“En general, el valor de lo individual, de lo único, en contraste con lo homogéneo, genera mucha mayor tensión en Occidente que en Oriente”, aseveró.
Osorio también afirmó que en lo inmediato existen otras diferencias, puntualmente en la relación de la ciudadanía con sus autoridades y la credibilidad que existe para tomar una medida que para los occidentales es muy restrictiva de su libertad.
“En Occidente, desde un punto de vista más contingente, la distancia entre política y sociedad, entre Estado y base social, es más alta que en Oriente. Hay desconfianza en las autoridades, me tienen que probar que la mascarilla funciona, porque se va a sacrificar un espacio de libertad, de mostrar la expresión de forma pública”, expresó.
Tras esto, precisó que “la construcción social, el emprendimiento, el ‘hágalo usted mismo’ está súper presente en Estados Unidos y en Europa Occidental, y eso choca con la condición epidemiológica, que dice que debo usar mascarilla para la protección”.
Otro aspecto es la disciplina social, ya que en Occidente se establecería una constante búsqueda del control y el castigo, algo que al menos se ve en Latinoamérica. “Si ese control externo no está, podríamos vulnerar todo”, manifestó.
El sociólogo afirmó además que es difícil estimar lo que pasará en el futuro, aunque cree que es “muy difícil” que el mundo occidental pueda adaptarse totalmente al uso de mascarilla de forma habitual.