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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Felices las matronas y matrones

bebé
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Marcela Puentes es Directora Escuela de Obstetricia y Neonatología UDP

Cuando llega nuevamente el tiempo de conmemorar a la matronería, no puedo dejar de ver el vaso cada vez más llenos de esperanzas. Los años no pasan en vano, las conciencias que se despiertan es difícil que se vuelvan a dormir. Las ilusiones que veían a la matronería centrada en las personas y sus individualidades está emergiendo con fuerza, como el brote que se abre paso en la tierra para salir a la luz y florecer.

Las nuevas generaciones junto a las con más experiencia han empujado con tanta fuerza, entereza y voluntad el carro de la atención con dignidad al momento de nacer, amamantar, en las diversidades de percibirse y desear, que los avances y cambios en el cuidado con enfoque de derecho y humanidad poco a poco se van notando, la rueda que a veces se veía detenida se mueve y avanza.

Agradecida por quienes no dan tregua el empirismo, alzando a la evidencia científica como contrapunto a la técnicas o procedimientos que no sirve en la realidad y que impide el buen acompañamiento de las mujeres durante el embarazo, parto y lactancia, porque gracias a su constancia, hemos sido capaces de aprender a dejar de hacer lo que siempre se hacía y comenzado a entender que estos procesos son gobernados por las mujeres y sus hijas/os, por nadie más.

Feliz por las matronas y matrones que creen que la persona que está al frente tiene conciencia, siente y piensa por sí misma, porque ellas/os saben escuchar y respetar las decisiones de cada sujeta/o, sin cuestionar, comprendiendo que son ellas/os quienes saben lo que quieren para sus vidas.

Mis respetos a quienes reconocen la fuerza vital y sufrimiento del neonato luchando con fuerza porque salgan adelante, puedan crecer y hacerse fuertes, pero que saben también cuando es tiempo parar, sin insistir en terapias que lo mantengan con vida, pero sin esperanza para un futuro.

Gracias a aquellas/os que creen que gestar es un derecho y no una obligación, porque movilizan incansablemente para que el deseo de cada mujer sea respetado, incluso cuando esa decisión les incomode y necesiten de sus redes para darle una respuesta, abriendo camino al libre albedrío, sin obstruir jamás sus derechos.

Agradecida por las/os que les duele el dolor de las mujeres, el abuso, el abandono y no le temen a la muerte, que buscan palear y contener el sufrimiento con todas técnicas que tiene en sus manos, acompañándolas también cuando sienten que la vida se agota, haciendo que su despedida sea rodeada de quienes aman, dejando que la vida y la muerte fluya, porque esa también debe ser su decisión.

Orgullosa de quienes salen a recorrer Chile, con sus maletas llenas de nuevos bríos, trabajando por los cambios necesarios para que la salud sea un derecho, llegue a todos los rincones de nuestro país, sin distinción, ni supeditada a si es posible pagar o no.

Contenta por los que se levantan cada día con el firme propósito de que la salud sexual y reproductiva esté en el centro de su labor, buscando diversas estrategias para llegar a todos los lugares y personas que necesitan consejería, escucha, apapacho y cuidado, con una mente abierta que les hace reconocer que cada historia, cada duda o consulta es fundamental para quien la emite y requiere de nuestra respuesta pronta, atenta y cariñosa.

Como no estar feliz de ver que cada día son más y más, las/os que buscan visibilizar que las personas con discapacidad merecen ser integradas a sociedad, con educación sexual no sexista, regulación de la fertilidad, reconociendo que tienen deseo y aman igual que todas/os, por lo que requieren de manera urgente de una atención enfocada en sus necesidades y no el resultado de prejuicios y temores.

La Matronería seguirá avanzando, gracias a todas/os aquellos que sigue moviendo sus recursos para transformar y adaptar su quehacer a los nuevos requerimientos que nuestro país les pide, sin claudicar y hasta que podamos decir que llegamos a atender a toda persona y recién nacido desde el respeto, la conciencia, sin importar raza, etnia, nacionalidad, condición social, ni nivel educación, sabiendo que todas/os en el fondo somos seres humanos. Sólo así, podremos garantizar el bienestar de todas y todos.

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