La proeza de Magallanes: el rol de Chile en un mundo global

Mañana, 21 de octubre, es una fecha de enorme trascendencia en la historia de Chile y universal, al cumplirse 500 años de la proeza del navegante portugués Hernando de Magallanes quien, al servicio de la Corona Española, descubrió el Estrecho que hoy lleva su nombre. Para nuestro país es de tal magnitud este episodio, que destacados historiadores mantienen una enriquecedora controversia académica respecto si fue Magallanes o Almagro el Descubridor de Chile.

La travesía, iniciada por Magallanes y continuada a su muerte por Sebastián Elcano, fue la primera circunnavegación al planeta y, junto con confirmar que la tierra era redonda, significó la apertura de nuevos mercados y una red de intercambios planetarios que representó, al fin y al cabo, el comienzo de la globalización en la que hoy vivimos.
El Descubrimiento del Estrecho diversificó las vías marítimas, conectó los puertos de Europa, América y Asia y asentó la idea de que todos somos parte de un mismo mundo.

Hoy día, la primera circunnavegación y sus descubrimientos son considerados como el punto de partida de la “aldea global” y la inspiración para la exploración y búsqueda de nuevos mundos. El ingeniero de la NASA, Alan Stern, afirmó que este viaje “marcó un momento en la historia que transformó a la humanidad y por primera vez abrazó todo el planeta”.

Magallanes zarpó el 20 de septiembre de 1519, desde el puerto andaluz de Sanlúcar de Barrameda, con 5 naos y 265 tripulantes. Tras descubrir el Estrecho y llegar a las costas de Asia, murió combatiendo con nativos de la isla Mactán, Filipinas, concluyendo Sebastián Elcano la travesía, el 8 de septiembre de 1522, con una sola embarcación y una tripulación de apenas 18 hombres.

Fueron casi 3 años de penosa navegación enfrentando el escorbuto y la disentería, el hambre y la sed, los motines, la frustración y las deserciones. A pesar de todos estos desafíos, e incluso su propia muerte, Magallanes cumplió su misión, conectar el Atlántico y el Pacífico y, con ello, hacer realidad el objetivo de encontrar un paso marítimo hacia Asia por el oeste, para llegar a las islas de las Especies (Molucas) y circunnavegar el planeta.

Sin embargo, lo más importante de esta expedición para Chile, y particularmente para la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, es el Descubrimiento del Estrecho, aquel 21 de octubre de 1520, que puso a nuestro país en un punto central de la nueva era comercial y global.

En base a este legado histórico y ante un escenario comercial más proteccionista a raíz de la pandemia del Covid – 19, debemos ampliar las rutas marítimas, fomentar el comercio y el intercambio social, cultural y científico en la aldea global. En ese sentido, es fundamental fortalecer nuestras redes con China, India y el Sudeste Asiático. Chile se puede convertir, al igual que el Estrecho de Magallanes hace medio milenio, en una vía de comunicación entre América y los países prósperos de oriente.

Hoy también tenemos la posibilidad de extender, a través de la inversión y cooperación, la iniciativa china One Belt, One Road (una franja, un camino) hacia América Latina, otorgando un rol clave a Punta Arenas como conector de ambos océanos. Así, la política exterior junto con apoyar el progreso nacional y regional, nos inspira a buscar y descubrir, como los antiguos navegantes, nuevas rutas para impulsar el desarrollo y el progreso de Chile.

Como vemos, las posibilidades son muchas, pero si no relevamos la importancia del Descubrimiento del Estrecho, poco podremos avanzar. Mientras algunos piden recortar o eliminar la cátedra de historia, nosotros sostenemos que es muy difícil construir un futuro si no se conocen las esperanzas, esfuerzos, limitaciones, dolores y empuje que costó ser lo que hoy somos.