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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Mañana no es responsabilidad del gobierno

Abogar por un mayor gasto estatal es siempre una opinión válida en democracia, en cuanto esta es en última instancia una decisión política.

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Alfredo Maira Gajardo es Investigador de Horizontal

En Chile, como en cualquier otro país del mundo, existe inquietud por parte de algunos sobre la insuficiencia de los recursos comprometidos por el gobierno frente a la crisis. Muchas veces en base a anécdotas y relatos personales, alegan una actitud extremadamente conservadora por parte de Hacienda, y que el dicho “pan para hoy, hambre para mañana” no aplica, puesto que la necesidad de los hogares es hoy. “Mañana, ya se verá; mañana no es responsabilidad de este gobierno”.

Abogar por un mayor gasto estatal es siempre una opinión válida en democracia, en cuanto esta es en última instancia una decisión política. No obstante, esta debe construirse necesariamente considerando todos los antecedentes del caso, ya que de hacerlo en base a información parcial surgen aseveraciones tan radicales como las anteriores.

La realidad es que, si bien es cierto que indicadores como desempleo y pobreza han alcanzado su mayor nivel en años –es esta la propia naturaleza de una crisis-, el tamaño de la ayuda del gobierno para los hogares es líder en la región y no dista de aquella de países desarrollados con Estados proporcionalmente más grandes. En este sentido, no resulta adecuado comparar los US$ 16.000 millones del retiro de las AFP (5,45% del PIB) con el 2,3% destinado a programas como el Ingreso Familiar de Emergencia o el Bono Clase Media –el segundo mayor monto de L.A.-. El primero tiene poco precedente en la experiencia internacional, superando incluso a la baja estimada de ingresos laborales de este año (alrededor de 2,4% del PIB) y costándole al Estado 1,2% del PIB en concepto de ayudas como Pilar Básico Solidario. Además, la comparación no considera lo destinado a programas de reactivación como subsidios, créditos e inversión pública, los cuales también están pensados para que las familias enfrenten mejores perspectivas laborales. Todo lo anterior ha significado que, después de 30 años, la deuda pública ha superado el 30% del producto.

Por otra parte, la decisión del gasto público es de naturaleza irrevocablemente intertemporal, lo que quiere decir que la administración de turno debe incorporar hoy la importancia de contar con recursos en el futuro. Al menos, esto es lo que se espera de una administración seria y un Estado moderno. Respecto a esto, cabe tener en cuenta que la crisis no ha encontrado a Chile en cualquier momento de su historia, sino ad portas de iniciar un diálogo nacional que con toda probabilidad resultará en mayores obligaciones y una mayor carga para el sector público, lo que vuelve aún más importante la necesidad de contar con finanzas sólidas para abordar estos nuevos desafíos.

Así, si bien reitero que abogar por mayor gasto público en términos marginales es válido, es necesario considerar presente y futuro. Con ello, se deben evitar maximalismos y comparaciones basadas en información parcial que, al parecer, abundan estos días. A fin de cuentas, cualquier peso extra que se gaste hoy, será uno con el que no se pueda contar en el futuro.

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