La crisis institucional en Perú detrás de la destitución de Martín Vizcarra
"Las potestades del Congreso peruano, de tipo unicameral, ha sido un facilitador de la sucesiva caída de gobiernos. Los instrumentos la vacancia están siendo una de las causas de la fragilidad institucional", sentencia el analista político, Jaime Abedrapo.
Este martes, el jefe del Congreso de Perú, Manuel Merino, asumió como nuevo presidente del país, en reemplazo de Martín Vizcarra, quien fue destituido por los legisladores, desatando una nueva crisis institucional.
“Me debo al pueblo peruano. Durante toda mi gestión siempre actué de la mano de la ciudadanía. Al enfrentar a la corrupción, al promover el referéndum, al impulsar las reformas institucionales, ha sido el pueblo peruano mi mayor respaldo y fortaleza”, dijo Vizcarra al asumir la decisión del Congreso de Perú.
Vizcarra, que no tiene partido propio y que estaba completando el mandato de Pedro Pablo Kuczynski quien renunció por estar involucrado en el caso Odebrecht, fue destituido “por incapacidad moral” por un Congreso integrado por 68 parlamentarios (de 130) con procesos judiciales en curso.
“No creo que esto sea un golpe. Son atribuciones que tiene el Congreso, con las que sin lugar a dudas, se hace muy complejo gobernar. Este juego político dará solo apariencias de estabilidad hasta que las condiciones nuevamente se den para desestabilizar a la autoridad de turno”, señala a EL DÍNAMO, Jaime Abedrapo, analista político y director de la Escuela de Gobierno de la Facultad de Derecho de la USS.
“Si no se resuelve esta crisis política-cultural que atraviesa Perú, para luego dar paso a una nueva institucionalidad, no hay cómo salir de esta situación constante de desgobierno, ya que si bien ciertos cambios pueden ayudar a la estabilidad de un país, no solucionan la actual crisis que afecta la legitimidad y credibilidad del sistema político”, agrega el analista.
La destitución de Vizcarra
Martín Vizcarra llegó a la presidencia de Perú luego que su antecesor, Pedro Pablo Kuczynski, enfrentara dos pedidos de vacancia y renunciara ante la inminencia de que se concretara la segunda.
Lo mismo sucedió con Vizcarra, quien dejó el poder luego de no superar un segundo pedido de destitución.
Después de haber sobrevivido un proceso de destitución en septiembre, el Congreso peruano dio luz verde a la vacancia de Vizcarra. La medida se tomó por iniciativa de un grupo de parlamentarios que lo acusaron de recibir sobornos mientras era presidente regional de Moquegua entre 2011 y 2014.
A pesar que Vizcarra negó todas las acusaciones en su contra, sus argumentos no convencieron a los congresistas y debió dejar la presidencia del país que ahora asumirá Manuel Merino de Lama.
“Las potestades del Congreso peruano, de tipo unicameral, han sido un facilitador de la sucesiva caída de gobiernos. Los instrumentos -la vacancia- están siendo una de las causas de la fragilidad institucional”, sentencia Jaime Abedrapo.
Quién es Manuel Merino
Ocho meses después de haber sido elegido presidente del Congreso, el empresario Manuel Merino de Lama, de 59 años, se convirtió en el nuevo jefe de gobierno peruano.
Merino, que integra la bancada del partido centro derechista Acción Popular (AP), repetirá la historia que protagonizó otro militante de AP, el ya fallecido legislador Valentín Paniagua, quien presidía el Congreso y asumió un Gobierno de transición en el año 2000 tras la destitución de Alberto Fujimori.
El nuevo Presidente de Perú es un empresario con estudios inconclusos de Agronomía que en paralelo a su actividad política realiza trabajos con el sector agrícola.
Desde 1979 se vinculó con el partido centrista Acción Popular (AP) y en el 2000 lideró el Frente de Unidad Nacional, integrado por varios partidos y movimientos políticos.
Merino fue elegido por un poco más de 5 mil votos y fue nombrado presidente del Congreso en marzo de este año, mismo día que se decretó la emergencia nacional por la pandemia del coronavirus.
“Nos espera una tarea titánica. No hay tiempo para ensayar. No hay tiempo para improvisar. Ni para fracasar. Solo tenemos tiempo para actuar, concertar y trabajar”, indicó en aquella oportunidad.
El desplome de la estabilidad
El nivel de corrupción es tan grande que todos los ex presidentes de Perú, de la última década, se han visto envueltos en algún escándalo financiero.
Alberto Fujimori, Presidente de Perú entre los años 1990 y 2000, fue condenado por crímenes de lesa humanidad; Alejandro Toledo, mandatario entre el 2001 y 2006, espera su extradición desde Estados Unidos por estar acusado de recibir hasta 35 millones de dólares de Odebrecht; Alan García, jefe de Estado de Perú en entre el año 1985 y 1990, y luego entre el 2006 y 2011, se disparó cuando la policía iba a detenerlo por el escándalo de la constructora brasileña; Ollanta Humala, presidente entre el año 2011 y 2016, podría enfrentar 20 años de cárcel por lavado de activos; y Pedro Pablo Kuczynsky, mandatario entre el 2016 y 2018, está bajo arresto domiciliario, también por el caso Lava Jato.
La nueva destitución de Martín Vizcarra ha dejado “nuevamente de manifiesto el desacople de la élite política y la incapacidad para mantener compromisos de gobierno. Esto sumado a una ciudadanía indignada por la corrupción que se ha enquistado en la élite gobernante, entrega un camino incierto y complejo. Creo que la única opción para salir de aquel espiral de inestabilidad es apostando por cambiar los código de la política chica. Se requieren personas que la ciudadanía advierta como virtuosas y un creciente repudio a la irresponsabilidad de quienes sistemáticamente ven posibilidades para desestabilizar al gobierno de turno”, manifiesta Abedrapo.