¿Cómo andamos por casa?
Los profetas de la igualdad seguirán condenando farisaicamente la ambición, el lucro y el egoísmo. Gracias al reportaje de Informe Especial hoy podemos responderles: “¿cómo andamos por casa?”
Juan L. Lagos es Investigador Fundación para el Progreso
Por el reportaje de Informe Especial pudimos concluir que parlamentarios muy dados a ver la paja en el ojo ajeno no solo eran incapaces de advertir la viga en el propio, tampoco notaron el techo, el piso y las paredes: casas enteras que ante los registros del Servicio de Impuestos Internos eran sitios eriazos o agrícolas para pagar menos contribuciones. Los mismos que nos piden más “generosidad” cuando nos suben los tributos, ¡cuánta hipocresía hay en el Congreso Nacional!
Esto confirma lo ridículo que es ser generoso con los bienes ajenos, así cualquiera. Todos queremos una sociedad más empática y colaborativa, pero esta no se logrará por medio de falsos profetas de la igualdad, que pregonan en contra del lucro y a favor de la distribución de la riqueza, pero que en su vida privada persiguen el interés propio como todo hijo de vecino. En estos últimos años hemos sabido que los políticos más contrarios al sistema de capitalización individual son los que más dinero tienen ahorrado en APV, quienes más apoyan las tomas en los colegios públicos son los que tienen a sus hijos en colegios particulares pagados y aquellos que más se quejan del poco capital agregado de nuestras exportaciones no invierten un solo peso de sus ahorros en emprendimientos arriesgados e innovadores.
Con todo, tampoco nos hagamos los estupendos, lo que pasa en el Congreso Nacional es un reflejo de lo que sucede en la sociedad chilena. No es que tengamos el infortunio de que en 2018 llegó lo peor de lo nuestro al Congreso. Si se eligieran a los diputados y senadores de manera aleatoria entre el conjunto del país de seguro Paulina de Allende-Salazar habría tenido material para realizar este reportaje. Esto quiere decir que este capítulo de Informe Especial no solo evidencia un problema político —que lo hace, por cierto— también es un reflejo de la compleja relación que tenemos los chilenos con la legalidad, sobre todo cuando la vigilancia no es demasiado estricta.
Dijo Marco Tulio Cicerón en boca de Escipión: «¿qué puede haber mejor cuando la virtud gobierna la república? Cuando el que manda a los demás no es esclavo de su ambición, cuando él mismo vive todo aquello que predica y exige a los ciudadanos, sin imponer al pueblo unas leyes a las que él no obedece, sino ofreciendo a sus ciudadanos su propia conducta como ley» (Sobre la República, 34,52). Estas palabras cobran especial importancia para nuestro país ahora que nos embarcamos en un proceso constitucional. La sabiduría popular nos dice que “el papel lo aguanta todo”, que poco importa lo que pueda ser escrito en una norma si no somos capaces de mejorar nuestras actitudes a la hora de aproximarnos a la cosa pública. Los profetas de la igualdad seguirán condenando farisaicamente la ambición, el lucro y el egoísmo. Gracias al reportaje de Informe Especial hoy podemos responderles: “¿cómo andamos por casa?”