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Actualizado el 29 de Diciembre de 2020

Fiestas de fin de año y Tribunales de Familia

En esta fecha hagamos nuestro el principio de velar, primero y en todas las acciones, por el bienestar de los hijos sin importar lo que el otro haga, ya que al final del día son ellos quienes necesitan sentirse seguros dentro de su círculo más cercano.

Por Carolina Araya
Foto Agencia Uno.
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Carolina Araya

Carolina Araya es Directora de la carrera de Derecho de la Universidad de las Américas

Es común ver que cuando se tramitan juicios de relación directa y regular (visitas) y/o de cuidado personal (tuición) de los hijos, existe mucha preocupación por definir en detalle los horarios y tiempos de traslado de los niños, muchas veces perdiendo el norte de que vamos a celebrar fechas tan significativas como Navidad o Año Nuevo, y que quienes están en medio de la discusión son nada menos que los hijos.

No son escasas las situaciones en las cuales nos encontramos con madres que hablan mal de los padres delante de los pequeños o padres que, teniendo recursos, los prefieren destinar a otros gastos que nada tienen que ver con los niños. Esto, sin ninguna vergüenza, olvidando lo más importante, lo cual es principio motor de los Tribunales de Familia y de toda la legislación relacionada con la materia: el bien superior del niño, niña y/o adolescente.

No olvidemos que estamos forjando el carácter, personalidad y autoestima de nuestros hijos, pues en nosotros recae la responsabilidad de su crianza respetuosa, considerando su opinión, si la edad y madurez lo permite, y recordando que restringir el derecho de mantener una relación directa y regular no sólo perjudica el derecho del padre que no tiene el cuidado personal, sino que vulnera gravemente el de los niños.

En esta materia toman trascendental importancia las instancias de diálogo, conversando con tiempo, sin improvisación y lejos de la presencia de los niños para evitar que se sientan cosificados. Si éstas fracasan, se puede intentar a través de la mediación que, en estos conflictos, es la gestión previa y obligatoria a la demanda; asistiendo con ánimo de llegar a un acuerdo e intentando que la vía judicial sea la última opción.

El llamado a proteger a los niños es también para los abogados litigantes, quienes deben propender a buscar una solución colaborativa y asesorar en este mismo sentido a sus clientes, pues tienen como contraparte a una de las personas más importantes para los hijos, quienes el día de mañana lo evaluarán con sus propias herramientas e, idealmente, en forma libre y objetiva.

En esta fecha hagamos nuestro el principio de velar, primero y en todas las acciones, por el bienestar de los hijos sin importar lo que el otro haga, ya que al final del día son ellos quienes necesitan sentirse seguros dentro de su círculo más cercano, para que el día de mañana sean adultos sanos y emocionalmente capaces de amar, en libertad y responsablemente.

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