Ex integrante chileno de la OMC defiende el TPP-11: “Nos pone a la vanguardia una vez más”
De acuerdo a Alejandro Jara, existe mucha desinformación respecto al acuerdo comercial internacional, por lo que abordó uno a uno los principales cuestionamientos al pacto.
“Tengo confianza de que en marzo el Senado apruebe el tratado”, afirmó hace algunos días el ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand, reabriendo el debate en torno al Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, conocido como TPP-11, que permitiría comercializar más de 3 mil tipos de productos chilenos de sectores como el agrícola, forestal, pesquero y ganadero, con los once países involucrados.
La idea es que los productos nacionales ingresen “con arancel cero a mercados tan importantes como Japón, Vietnam o Canadá. Beneficiando, especialmente, a las regiones agrícolas, pesqueras y forestales de nuestro país”, según indicó la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales en su sitio web.
Si bien La Moneda puede ponerle urgencia a la tramitación del TPP-11 en el Senado, ya en la Cámara de Diputados una gran parte de la oposición se mostró en contra porque traería consecuencias negativas en materias laborales, medioambientales y agrícolas.
A propósito de estos argumentos en contra del TPP-11, el ex director general adjunto de la Organización Mundial de Comercio (OMC) entre 2005 y 2013, Alejandro Jara, conversó con EL DÍNAMO y aclaró una a una las interrogantes que surgen respecto al tratado internacional que incluso interesa a potencias mundiales como China y el Reino Unido.
Al respecto, el diplomático defendió el TPP-11 y dijo que “es un muy buen tratado, es uno de los tratados comerciales que existen hoy en día más avanzados, desde el punto de vista de su disciplina y arquitectura”.
“Se complementa con los esfuerzos que ha hecho Chile, donde ya tiene acuerdos comerciales con todos los países del TPP-11 y esto lo redondea mucho mejor. En el sentido que permite agregar origen. Es decir, comprar un material en Tailandia, ensamblarlo en Chile para enviarlo a Japón”, agregó.
Por el contrario, si Chile no se adhiere al pacto, “comprando aparte el material en Tailandia no calificaría como un producto originario de Chile para enviarlo a Japón”.
En otras palabras, de acuerdo a Alejandro Jara, “el TPP-11 es un gran beneficio en el mediano y largo plazo”, que no tendría “prácticamente ningún costo para Chile en términos de las disciplinas, reglamentos y en términos comerciales. Nos coloca a la vanguardia una vez más”.
Los temas que preocupan a la sociedad civil
1) Renovación periódica obligatoria
Al alero de la discusión sobre si ratificar o no el tratado comercial internacional se creó la plataforma “Chile mejor sin TLC” que se opone por varias razones al TPP-11. Una de ellas, según se puede ver en su sitio web, es que el pacto buscaría “renegociar periódicamente con el fin, explícito en el texto del tratado, de dar más garantías a las empresas extranjeras. Es un cheque en blanco que permitirá que Chile sea permanentemente presionado”.
La afirmación se basa, entre otros capítulos, en el número 27 del TPP-11 donde se acordaría “la conformación de una Comisión a nivel de ministros que será el cuerpo director del tratado (Artículo 27.1) y que deberá revisarlo periódicamente, con autoridad para revisar todos los aspectos que el tratado considera”, según indicaron.
Sin embargo, para Alejandro Jara la información estaría sacada de contexto porque en general los tratados comerciales internacionales “son aplicados y a veces se pueden renegociar algunas cosas para mejorarlo y ampliarlo“.
“Los tratados se pueden complementar mejorándolos, agregando más productos cuando ha existido alguna exclusión, pero que haya una obligación para renegociar y que sirva para que las empresas puedan presionar no es cierto. No existe tal obligación, el tratado lo que hace es emparejar la cancha para que los países puedan competir de igual a igual y punto. Si se incluyen casi todos los productos es difícil que se pueda ampliar más”, aseguró el ex integrante de la OMC.
2) Fin de la prohibición de cultivos transgénicos
Otro tema que complicaría la aprobación del TPP-11 en el Senado, de acuerdo a “Chile mejor sin TLC”, es que anularía la prohibición vigente que tiene nuestro país respecto a los cultivos transgénicos para el consumo humano.
Situación que Alejandro Jara descartó de plano porque nuestro país tiene una “reglamentación robusta” en materia de transgénicos que “va a mantener”, pese al TPP 11.
“Aquí no hay ninguna obligación respecto a hacer más o menos comercio con transgénicos. Eso dependerá de la política pública que cada país define por su cuenta. El tratado no se mete en eso. Si la opción es sólo permitir que hayan semillas transgénicas para la exportación es un elemento que no se puede derogar a través del tratado porque no está contemplado como tal (…) no veo de dónde sale esa imaginación fértil que hace de campaña de terror que no tiene fundamentos“, alegó.
3) Protección de variedades vegetales
Por último, la sociedad civil también estaría preocupada porque el TPP-11 podría “hacer posible la privatización de las semillas campesinas, ya que la propiedad de una variedad se extiende a cualquier otra que no se distinga claramente de ella”, a través de la implementación de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) de 1991.
Este argumento también fue debatido por Alejandro Jara, ya que la legislación nacional actual protege las variedades vegetales existentes, las cuales se obtienen mediante técnicas naturales, como injertos, por ejemplo.
Además, según indicó Jara, “el TPP-11 no pide más que eso, que el país esté adherido a la versión del año 1991 de la Unión Internacional de Protecciones de Vegetales, lo que ya fue ratificado por Chile en el Congreso”.
Por ello, de acuerdo al especialista, “es muy bueno el TPP-11 para proteger la innovación”, porque “si yo hago una variedad a través de un injerto, se me protege mi trabajo de innovación, la semilla que produje con eso queda protegida”.
“Ahora bien, si alguien toma esa semilla para hacer otra innovación está permitido gratuitamente. Es un beneficio para la actividad agrícola milenaria, para tener nuevas variedades y un fomento a buscar nuevas variedades. Es bueno para Chile porque somos un importante productor de semillas donde muchas de ellas se exportan”, agregó.