Apostar por la ciencia, apostar por Chile
Poner la prioridad en estos ámbitos es una apuesta por un mejor futuro, pero pareciera ser que en Chile todo está al revés, el cierre (o suspensión indefinida) de Becas Chile y los cambios en la política de financiamiento para centros de investigación ha dado mucho que hablar en la comunidad científica porque es, a todas luces, un sinsentido.
Alfonso Mohor es Ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH). Memorista de Geología en el Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA), Universidad de Chile
Nuestro país se caracteriza por ser un país rico en recursos naturales, por sus cualidades geográficas tan distintivas y una serie de condiciones basales que lo hacen sumamente especial, afortunado incluso si se quiere. Esto, a su vez, ha sido condicionante de la forma en la que nos relacionamos con el lugar que habitamos y cómo hemos edificado nuestro modelo de desarrollo a lo largo de la historia, uno que lamentablemente ha variado muy poco.
Pasamos de ser grandes productores de salitre a ser grandes productores de cobre, también producimos madera, importamos fruta, tenemos pesca. Pero, a pesar de que con el paso de los siglos y las décadas uno esperaría que hayamos complejizado nuestro sistema productivo, hoy seguimos estancados en los primeros eslabones: extraer, procesar levemente y vender.
Los gobiernos han pasado uno tras otro lavándose la boca con el desarrollo del país, con alcanzar una economía sólida, con la ciencia y la tecnología como si estas tres variables no tuviesen relación alguna entre sí.
La producción científica, la generación de conocimiento y el desarrollo tecnológico son apuestas estratégicas que permiten orientar el desarrollo del país en una determinada dirección. Alcanzar una economía sólida depende, en buena medida, de que nuestro modelo productivo deje de ser tan simple y susceptible a los vaivenes y voluntades de agentes y actorías externas, en pocas palabras, que realmente produzcamos valor.
No es algo tan difícil de ver, que poner la prioridad en estos ámbitos es una apuesta por un mejor futuro para nuestro país, pero pareciera ser que en Chile todo está al revés, el cierre (o “suspensión indefinida”) del programa de becas Chile y los cambios en la política de financiamiento para centros de investigación ha dado mucho que hablar en la comunidad científica porque es, a todas luces, un sinsentido.
Así como yo, jóvenes que buscamos cursar estudios avanzados en temas que debiesen ser prioritarios para el país habemos miles, pero las oportunidades de apoyo en este camino son cada vez más escasas. Es cierto, la agenda pública hoy se encuentra centrada en otros asuntos tal vez más urgentes, pero para dar una solución sostenible a esos mismos problemas en el largo plazo, debemos tener una mirada estratégica de lo que Chile requiere y, en ello, la ciencia, la investigación y el conocimiento que podemos generar, es fundamental.