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Actualizado el 16 de Marzo de 2021

No es feminismo, es justicia

La tarea por terminar con la desigualdad salarial y salir del quinto lugar dentro de los países de la OCDE no es un reclamo feminista, sino que simplemente es reconocer a la mujer el derecho a tener la misma remuneración que los hombres y exigir lo que corresponde.

Marcha en conmemoración al Día Internacional de la Mujer en Santiago, 2020 (Agencia UNO/Archivo)
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Paulina Hernández

Paulina Hernández es Secretaria General Universidad de Las Américas

En la Semana de la Mujer, nuevamente surgieron diversas temáticas que se repiten año a año sin grandes cambios, ya que terminado el mes de marzo se pone fin a la discusión pública y desaparecen los reportajes de la TV y diarios sobre las múltiples brechas que existen entre los hombres y las mujeres.

Según datos del Consejo Nacional de Educación, la participación de las mujeres en la matrícula de las universidades es de un 55%, y pese a su mayor capacitación, tienen dificultad para acceder a cargos directivos, pues el 53,7% de las empresas no tiene mujeres ejerciendo roles ejecutivos. Esto significa que tienen menos acceso a mayores remuneraciones y si acceden a esos cargos, reciben menos remuneración que sus pares hombres, situación que a todas luces es tremendamente ingrata.

Frente a este panorama, es importante recordar que ONU Mujeres y en específico la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, con más de 20 años desde su creación, apoya la consecución de la igualdad de género y formula una declaración explícita sobre la responsabilidad de los Estados de cumplir los compromisos asumidos. La Carta de las Naciones Unidas garantiza la igualdad de derechos de mujeres y hombres, y pese a que muchos países han revalidado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, aún existen brechas importantes por superar.

Por esa razón, la tarea por terminar con la desigualdad salarial y salir del quinto lugar dentro de los países de la OCDE no es un reclamo feminista, no es mejorar la calidad de vida de la mujer como algunos dicen, sino que simplemente es reconocer a la mujer el derecho a tener la misma remuneración que los hombres y exigir lo que corresponde, es simplemente exigir justicia.

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