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27 de Marzo de 2021

La terrible historia criminal del presunto asesino de Tamara Moya

El menor, de iniciales H.L.R.B., comenzó en 2018, a los 13 años, su carrera delictiva y no se detuvo hasta ser abatido la noche del 25 de marzo, en Pudahuel, durante una encerrona.

Por Carlos Escobar
asesino tamara moya El asesinato de Tamara Moya causó indignación y provocó protestas para pedir justicia y una modificación a la ley de armas. FOTO AGENCIA UNO/ARCHIVO
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La muerte de H.L.R.B. (16) a manos de un carabinero de civil durante un intento de encerrona, en Pudahuel, se convirtió en el tema del día a nivel nacional, pues fue sindicado por la PDI, la Fiscalía Centro Norte y la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, como uno “de los blancos investigados” como presunto asesino de la niña Tamara Moya, el 28 de febrero, en Huechuraba.

En el sector norte de Santiago se rumoreaba respecto de su nombre e, incluso, en grupos de Facebook se publicaba la dirección de su domicilio. Además, el padre de la pequeña, Raúl Moya, dijo conocer su identidad y publicó un sentido mensaje en su cuenta de Instagram dedicado a él.

“Ya no soy más quien era, ahora sólo soy el padre de una hija asesinada y con mi mujer ya no vivimos en la Tierra, vivimos en el infierno al que nos condenaron estas inmundicias. Pero no se apuren, aún no celebren, pronto van a compartir ese infierno con nosotros”, dice el mensaje.

¿Pero quién era el muchacho tan conocido y temido por muchos? EL DÍNAMO tuvo acceso a informes del Sename y recopiló antecedentes de su infancia y adolescencia que lo empujaron a un viaje sin retorno al mundo del hampa, que lo llevó a comparecer 18 veces en los juzgados de Santiago

Con sólo tres años de vida H.L.R.B. ingresó a la red de protección del Sename. Ese año estuvo en la Oficina de Protección de los Derechos (OPD) de Quilicura, Escuela La Casona y PAS San Miguel “a raíz de múltiples causales: víctima de negligencia, testigo de violencia intrafamiliar, niño fuera del sistema escolar, entre otras”, según informes del Servicio Nacional de Menores.

Su núcleo familiar se compone de su madre, asesora del hogar; su padre, quien accedió a la jubilación por invalidez tras sufrir un ACV producto de su adicción al alcohol; su hermano mayor, quien se encuentra privado de libertad en Santiago Uno, y su hermana, quien es dueña de casa. Todos ellos vivían en Quilicura.

El documento al que tuvo acceso EL DÍNAMO afirma que su dinámica familiar, a pesar de ser cercana entre sus integrantes, es conflictiva debido a que la mayoría se encuentra en situación de riesgo, como el consumo de sustancias nocivas por parte del padre y los actos delictivos de los hijos.

A los 11 años empezó a consumir marihuana, alcohol y psicofármacos, lo que detonó en él episodios distintos eventos de agresividad y descontrol producto de la ingesta.

Su etapa escolar estuvo marcada por un bajísimo rendimiento desde tercero a sexto básico, en la Escuela Básica Escritor Pablo Neruda, de Quilicura. Dicho nivel lo reprobó, en 2016, al fallar en tres asignaturas: Lenguaje, Tecnología y Artes Visuales. Fue expulsado.

Al año siguiente se matriculó en la Escuela Básica Municipal Mercedes Fontecilla, donde volvió a repetir al tener como promedios rojos en Lenguaje, Matemáticas y, nuevamente, Tecnología. Esta vez dejó la enseñanza básica.

Carrera delictual

Ya en 2018 empezó a frecuentar las malas amistades y tener sus primeros líos con la ley. Sin embargo, su primera detención ocurrió el 16 de julio de ese año, al participar junto a otros tres sujetos en el robo con violación de una mujer al interior del Parque de los Reyes.

En aquella oportunidad, el grupo del que era parte el presunto asesino de Tamara Moya amenazó con armas blancas a la pareja y obligaron al hombre a irse del lugar. Posteriormente, trasladaron a la mujer a un lugar oscuro donde tres de ellos participaron en la violación.

La pareja de la joven dio cuenta de los hechos y personal de la 3ª Comisaría de Santiago lo detuvo esa noche junto a otro sujeto de 16 años. Sin embargo, H.L.R.B. apenas tenía 13 años por lo que fue declarado inimputable y devuelto a su madre.

Su carrera delictual continuó ese mismo año y el 14 de diciembre participó en un robo con intimidación a un local de McDonalds, en Colina, donde fue detenido justo cuando salía por la ventanilla del autoservicio con parte de la caja y dinero en efectivo.

Por ese delito, el menor fue condenado a dos años de libertad asistida especial bajo supervisión del Servicio Nacional de Menores.

Sin embargo, el 9 de febrero de 2019, participó junto a otros sujetos de un robo con intimidación a un conductor de la empresa Beat. Dos días después fue sorprendido por carabineros de civil junto a otro sujeto y fueron detenidos.

El Tribunal lo condenó por el delito de robo con intimidación y receptación, por lo que fue trasladado hasta el Centro de Internación Provisoria San Joaquín.

Al ser internado, H.L.R.B. volvió a cursar el nivel básico 2 (5° y 6° año) en el Colegio Pestalozzi, donde aprobó con promedio 5,1.

Luego de seis meses recluido, el presunto asesino de Tamara Moya volvió a la calle y a los malos pasos. Sí, porque el 4 de noviembre de ese mismo año fue sorprendido junto a otros tres sujetos a bordo de un auto robado en Colina.

Por ello, tuvo que enfrentar a la justicia por el delito de receptación y condenado, otra vez, a libertad especial asistida bajo supervisión del Sename.

Sin embargo, un mes después nuevamente fue detenido por un robo con violencia y porte de arma de fuego en la comuna de Pudahuel. Por este delito recibió una sanción mixta de 18 meses de internación régimen semicerrado con programa de reinserción social en Calera de Tango, y 1 año de Libertad Asistida Especial.

Ya en 2020 estuvo en un centro de internación provisoria en San Bernardo, en el Centro Metropolitano Norte, en Til Til, donde ingresó al programa de reinserción escolar y cursó el 7° y 8° básico en el Colegio de Adultos Manquehue, donde aprobó con promedio 6,6.

No obstante, nunca se alejó de las malas amistades y el 5 de febrero de este año volvió a ser detenido en el centro de Santiago, a bordo de un vehículo sin placa patente junto a otros tres sujetos. En el auto mantenían pistolas y herramientas cortopunzantes.

Su prontuario no terminaría ahí, pues aún está pendiente por parte del Ministerio Público acreditar su participación en el crimen de Tamara.

Por ahora, lo único claro es que su carrera delictual terminó la noche del 25 de marzo, en Pudahuel, con un disparo en su rostro.

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